Creo que todos los libros de Bernstein son excelentes, visita en sus libros los temas más prácticos y relevantes para un inversor. Este libro a mi personalmente me encanta, si no fuera por que cuando llegué a él ya había leído bastantes fuentes dispersas, seguramente hubiera sido muy revelador. Comparte parte de su contenido con otro de los libros del autor “The Intelligent Asset Allocator” https://www.amazon.es/Intelligent-Asset-Allocator-Portfolio-Maximize/dp/1260026647/ y aunque considero que es el libro más “avanzado” de William Bernstein y no lo recomendaría para alguien que se está iniciando en la inversión, creo sigue estando al alcance de cualquiera con un mínimo de inquietud en el área de construcción de cartera. En resumen, muy recomendable.
Da gusto leer siempre las reflexiones pausadas y con pocas concesiones a la euforia de William Bernstein.
Como bien comenta @AlanTuring es un libro donde ya hay que tener cierto bagaje previo para entender por donde van algunos de los planteamientos que hace el autor. Probablemente sea preferible haber leído antes Los cuatro pilares de la inversión - William Bernstein e incluso The Intelligent Asset Allocator.
Se nota que es un libro post 2008. El autor plantea como escenario a tener muy presente el ocurrido en la bolsa americana en la gran depresión, algo que solía pasarse por alto ( y suele seguir pasándose por alto) en mucho libro de inversión, como si fuera una rareza histórica en lugar de lo que es, una posibilidad a recordar.
El autor, una vez más, muestra su habilidad para enfocar cuestiones que se suelen minimizar entre los inversores, como la comentada anteriormente.
Algunas han sido debates que ya hemos tenido otras veces en el foro. La verdad es que igual uno de los problemas del libro es su brevedad, a la hora de entrar en según que cuestiones. Como han libros que podrían explicar en 100 páginas lo que explican en 200 o más, este es de los que el efecto es a la inversa y, el autor podría haber dedicado bastantes más páginas en incidir en cuestiones que no suelen ser fáciles de asimilar a menos que uno le de varias veces. A veces para llegar a la conclusión que difícilmente va a encontrar una respuesta satisfactoria.
El tema de como las caídas bursátiles afectan de forma muy distinta a un inversor en fase de acumulación que a uno en fase de reparto, lo que los rebalanceos pueden realmente aportar a una cartera y que no debería esperar el inversor de ellos, entender los profundos efectos, psicológicos y reales, que tiene la dispersión de los resultados de los distintos activos así como la componente especulativa presente en ellos, entender lo que significa la descorrelación y sus posibles consecuencias para una cartera,etc, constituyen como comentaba, temas recurrentes en Bernstein y que los inversores solemos tener una comprensión excesivamente sesgada.
Sin duda un autor a tener presente para aquellos que aún no se han dado cuenta de la magnitud de lo que significa invertir y de la profundidad y complejidad de los riesgos que supone.
Tengo pendiente de leer otra obra de Bernstein con una perspectiva más histórica del desarrollo de la civilización y menos centrada en el mundo inversor:
Es un libro excelente del que se me quedaron fijadas cuatro ideas que plasma el autor, aunque deja tantos matices que lo mismo no es del todo correcta mi interpretación tan simple:
Su “miedo” a los fondos de bonos, particularmente los ETF con sus liquidaciones diarias, que pueden dar sustos en momento de estrés en los mercados.
Que el mercado de materias primas no es el mismo ahora que en los 70, o incluso 80 y 90, por el auge de los derivados.
Que en una sociedad envejecida la remuneracion al capital baja porque hay cada vez más ahorradores para menos jóvenes que lo demandan (no entro en si realmente hay ahorro o es influencia de los bancos centrales).
Y la que más me dio que pensar: distingue tres tipos de participantes en los mercados a) los que compran lo que sube siguiendo tendencias esperando vender más alto, b) los que se consideran a sí mismo “racionales” y esperan caídas para comprar barato con un margen de seguridad -en el fondo son la red de seguridad de los a)-, y los c), los realmente “jefes” del mercado, que apenas actúan pero que saben que cuando hay caídas muy muy gordas, la gran mayoría de los b) tirarán la toalla creando una bola de nieve bajista, y entonces saldrán a comprar a precios de derribo gracias a su gran liquidez disponible.
Es importante entender la función principal que suele querer dar Bernstein a la renta fija como activo de muy bajo riesgo y para tener la opción de rebalancear en situaciones complicadas de mercado o de disponer de ese capital.
En este caso hay que vigilar las opciones que pase lo que usted comenta pero también que a uno le cambien parte de sus bonos de renta fija de elevada calidad, por otros instrumentos de renta fija con mucha más sensibilidad al riesgo.
Aquí quizás uno tenga que recordar lo que pasó en 2008 y que Bernstein conoce bien. Que en mucho fondo incluso monetario, se utilizaban todo tipo de renta fija hipotecaria titularizada que también tenía cualificación máxima de calidad. La realidad terminó siendo otra.
Hay riesgos que se cuelan por la parte que uno menos espera. Al final las situaciones de mucho estrés precisamente ponen en tela de juicio supuestas equivalencias que se habían hecho previamente.
En cuanto al contango, hay parte que hay que entenderlo como intrínseco a la propia naturaleza de lo que se intenta hacer. El coste temporal de almacenar materias primas puede no ser bajo en según que situaciones. Basta recordar que pasó con el petróleo en el mayo de 2020 con el covid. Costaba más alamacenar el petróleo que el precio al que cotizaba. Dado que no tenemos espacio físico propio donde guardar nuestro petróleo, estamos expuestos a este tipo de circunstancias.
Pasa un poco lo mismo cuando uno decide, en renta variable, apalancarse o ponerse corto. Que las condiciones del juego son mucho más sensibles de lo que se cree, a circunstancias externas a la mera inversión en un empresa.
Precisamente Bernstein tiene gran habilidad en mostrar como los inversores tenemos tendencia a extrapolar ciertas condiciones que sin embargo lo son bastante menos desde un análisis histórico exhaustivo.
Aquí entra un poco también su análisis de la descorrelación. Que al final los inversores estamos excesivamente dispuestos a comrprar descorrelación sin hacer caso de que el precio de esas descorrelación esté inflado por la cantidad de inversores que la buscan, y terminemos lastrando la rentabilidad final. O que esa descorrelación precisamente aparezca en la dirección que no nos interesa justo en el peor momento para ello. Tipo el castigo que sufrieron las mineras de oro en según que fases de la caída de 2008.
Creo que con las consideraciones macro siempre termina pasando un poco que uno olvida enormemente hasta que punto, la mera extrapolación de según que rentabilidades pasadas, constituye un intento de predicción macro de algún tipo.
Incluso la cartera permanente que se atribuye la habilidad de poder combinar distintos escenarios, lo sufre, dado que el comportamiento de según que activos en según que circunstancias, precisamente depende de las condiciones macro.
Por otro lado es difícil predecir cual puede terminar siendo la dirección o la forma como se manifiesten. 2008 otra vez vuelve a ser un gran ejemplo. La sensación que habrían problemas a gran escala, para los iluminados que la tuvieran, podría llevar a pensar que era un buen momento para bajar sensiblemente exposición a renta variable. Pero el contagio enorme a mucho producto en teoría de menor riesgo, fue enorme.
Tal vez la lección más importante que uno puede sacar de ello es que al final no resulta tan fácil extrapolar rentabilidades futuras y que han que tener cuidado con bajo que consideraciones hace la valoración de según que alternativas.
Intentar gestionar el dinero de uno de forma sensata no es un sacrificio actual para poder tener en el futuro otro tipo de comportamiento totalmente desenfrenado, sino más bien un camino que uno toma ya para toda la vida. Por mucho que se crea, por ejemplo que acelerando el proceso, se va a llegar antes, la realidad, como decía es que uno, más allá de psicológicamente le ayude marcarse metas, emprende un camino sin retorno.
Los que ya saben que van a corto plazo, los que creen que van a largo pero difícilmente van a resistir un mercado bajista duro y los que sí que van a largo plazo.
Creo que ya hemos hablado precisamente a veces que uno no debe de hacerse exceso de ilusiones sobre sí según él, o él mismo, va a largo plazo o solamente lo cree. Por ejemplo el que se pone nervioso en exceso cuando pasa un tiempo que ya no empieza a ser corto, en negativo, o le cuesta ver como otras estrategias lo hacen mejor, son canditatos a sufrir.
Aquí también juega un papel muy importante el tema de los objetivos. El que tenga objetivos excesivamente ambiciosos y no los sepa adaptar en un mercado bajista, va a terminar con la sensación que la inversión no puede satisfacerlos.
Como he comentado otras veces, la inversión constituye una muy buena opción para buscar satisfacer objetivos razonables pero un campo de minas para los que buscan otro tipo de objetivos mucho más agresivos.
Objetivos que parecen incluso razonables en la medida que uno disfruta de un muy buen mercado, pero que es muy posible que dejen de serlo cuando aparezca la otra cara de los mercados. Aquella donde la componente especulativa presente en los resultados, en que tanto les gusta incidir a Bernstein o a Bogle, pase de ser muy favorable a ser muy desfavorable.