La respuesta es que uno no puede protegerse de cualquier circunstancia que pueda ocurrir.
Quizás es el problema de saber poco de historia en general y de historia financiera en particular. Aunque la probabilidad no sea muy alta, a veces ocurren sucesos que ponen en cuestión todo el esquema financiero previo establecido o cambian ciertos parámetros que uno consideraba ya invariables.
Mi recomendación es que relea el excepcional artículo Por el camino de la independencia financiera y se centre en disfrutar del proceso y del camino y no de creer que llegará a un estadio ya permanente e invariable de felicidad absoluta sin preocupaciones porque es no conocer la naturaleza humana.
A veces, en términos históricos, precisamente el error es querer creer que una actitud conservadora para mantener lo previo, es una actitud razonable cuando en realidad uno está excesivamente condicionado por el recuerdo de un estadio previo u objetivo previo que las nuevas circunstancias han cambiado.
Vamos que a veces es menos arriesgado tomar riesgos razonables que pretender no tomar ninguno, lo cual es imposible dependiendo de los objetivos que se tengan.
Hay otro problema que es mentalizarse para pasar de fase de acumulación a fase de retiro y es que en la primera fase uno ha adoptado ideas que son mucho más complicadas de tener en fase de reparto. Cuando uno acumula capital, las caídas son oportunidades de comprar, en la fase de reparto, en cambio esa idea no funciona para aguantar mejor la fase de reparto.
En fase de acumulación, mirar la evolución histórica de los índices con reinversión de dividendos tiene más sentido que hacerlo sin ella. En cambio en la fase de reparto igual es al revés. Vamos que destinar el dividendo o el 3-4% de la cartera a gastos personales en lugar de reinvertirlo, perjudicará las ideas que uno tenía sobre el comportamiento histórico del mercado.
Yo en este sentido le recomiendo leer y pensar lo que plantea William Bernstein al respecto en muchos de sus libros y en especial en Rational Expectations: Asset Allocation for Investing Adults - William Bernstein que está traducido en la colección Baelo.
También suele ser razonable tener flexibilidad para adaptarse a las circunstancias o adaptar ciertas ideas al caso propio.
Por ejemplo en términos de IF estricta hay quien plantea como negativo tener cualquier dependencia del estado, pero mucho me temo que esa independencia es imposible.
Al final la fiscalidad, tanto de las plusvalías, dividendos, beneficios empresariales como del propio discurrir de las empresas, depende de leyes que dependen de los estados o de ciertas ideas presentes en los mercados que pueden evolucionar en el tiempo.
Luego en nuestra impaciencia para lograr objetivos milagrosos que luego no son tales, se dan situaciones de posibles incoherencias a nivel personal, como considerar positivo trabajar más ahora para llegar antes al objetivo y negativa la posibilidad de mantener luego por ejemplo un trabajo a media jornada cuando uno ya ha llegado a cierto nivel.
Como de costumbre le diré que hay que interiorizar ciertas ideas y darles vueltas para ver hasta que punto o de la forma que uno quiere aplicarlas para tener la suficiente diversidad de opciones que a uno le pueden venir bien para su caso, sin tener la sensación que traiciona una idea previa o que otros menos flexibles ideológicamente le influyan en exceso desde sus posturas excesivamente polarizadas.