Algunas indicaciones de cómo analizar la rentabilidad de fondos (o de cómo no hacerlo) PARTE IV

Os recuerdo que lo manifestado en estos artículos no dejan de ser opiniones personales del autor.

No obstante no deberíamos olvidar que cuando vemos el análisis de cualquier fondo con frecuencia el simple hecho de dar más importancia (o de fijarse) a algunos elementos que a otros con frecuencia terminan definiendo en cierta forma igual o más a quien hace el análisis que al fondo analizado.

Ya hemos visto en los artículos pasados de esta serie como la sensación de “lo bien” o lo no tan bien que lo hacía un fondo dependía con frecuencia bastante de con que índice o en que plazo temporal se le comparaba.

Antes de seguir con este tema me gustaría tratar uno de los aspectos que tendemos más a olvidar pero que resultan cruciales para cualquiera que pretenda invertir a largo plazo: la inflación .

No creo que sea casualidad que ocupe el capítulo 2 de una obra como El Inversor Inteligente y me remito a él para quien quiera profundizar en algunos de los aspectos de la misma que voy a esbozar.

-La inflación: un elemento clave para poner en contexto la rentabilidad a largo plazo

Tenemos aquí el gráfico entre 2007 y 2016 (10 años) de un fondo considerado defensivo . Vemos que la rentabilidad final ha sido del 20% total aproximadamente para alguien que hubiese contratado este fondo hace 10 años y las caídas máximas no llegan al 5%.


Igual para alguien que se considere conservador esa rentabilidad parece razonable, más en un entorno actual donde los depósitos están a nivel 0.
Sin embargo no deberíamos olvidar que los depósitos no han estado ni mucho menos a ese nivel durante todos los 10 años.

Pero lo más importante es poner en relación a la inflación el supuesto 20% obtenido. Durante el periodo equivalente la inflación total ha sido casi del 17%. Vamos para alguien que metió sus ahorros para conservarlos apenas si lo habrá logrado. De hecho si retirara la inversión y tributara a hacienda las ganacias, se quedaría, en terminos de poder adquisitivo, por detrás de lo que tenía al empezar.

Y lejos de ser alta, como podemos observar en el gráfico siguiente, ha sido especialmente baja en términos históricos. Una inflación media del 3% durante 10 años supone una pérdida de alrededor del 25% en el poder adquisitivo del capital. Todas las rentabilidades que estuviesen por debajo de este umbral en este escenario supondrían a la práctica una pérdida real para el inversor.


Es importante recordar que el dinero tiene valor por su posibilidad de uso, no por tener ningún valor absoluto en si mismo.

-La quimera del inversor de perfil conservador.

Dicen que el inversor conservador es aquel que no está dispuesto a asumir pérdidas temporales de ningún tipo (o lo está de forma marginal) aunque eso pueda significar renunciar a mayores rentabilidades.

Sin embargo, a la que tenemos en cuenta el factor inflación en las rentabilidades, esta supuesta “protección” del capital que resulta de no asumir casi riesgo alguno de pérdida temporal, no es tal, y aunque el dinero pueda parecer el mismo, se ha deteriorado su valor.

Resumiendo el inversor conservador, en realidad termina siendo aquel que, con frecuencia, decide no asumir riesgos para terminar perdiendo casi seguro con el paso del tiempo, y, a medida que este paso del tiempo se incrementa, mayor se hace la pérdida.

Hay algunos factores que suelen hacer menos evidente a los ojos de dichas personas esta pérdida, por ejemplo la capacidad de ahorro continuo (o la falta casi total de ahorros en otros) o la compra de una vivienda propia, que suele comportarse mejor respecto a la inflación que el dinero en efectivo. Haré otro inciso sobre la vivienda y su precio algo más adelante.

Hay otro factor convierte en muy difícil la viabilidad de este tipo de perfil conservador, y es lo complicado que resulta establecer que es el riesgo. Mirando ejemplos históricos, el inversor conservador suele tener una profunda distorsión, como ya hemos visto con el tema inflación, de lo que es realmente el riesgo.

En la práctica el llamado inversor conservador suele tener una facilidad pasmosa para asumir determinados riesgos cuando son percibidos como poco arriesgados por una mayor rentabilidad reciente y cuando justo sería el momento de disminuirlos y no incrementarlos de forma temeraria como suele hacer.
No es casualidad que parte de nuestros conciudadanos “conservadores” se lanzaran en masa a comprar acciones tecnológicas en el año 1999 o casas en 2006.

Esto no significa que todos tengamos que ser de perfil agresivo. Mas bien significa que hay que intentar entender los riesgos asociados a los distintos tipos de posibilidades y no dejarse engatusar por posibles rentabilidades recientes. Se trata de ver que riesgos decidimos asumir y de que forma para intentar que sus aspectos positivos incidan a nuestro favor a largo plazo y los negativos no nos terminen penalizando más de la cuenta.

Incidiré algo más en el siempre delicado tema del riesgo en algún otro artículo de la serie o ,como suelo hacer, en algunos comentarios.

-La focalización en elementos de corto plazo dificulta identificar lo importante a largo plazo.

Hemos visto un ejemplo simple, cuando nos centramos en no perder a corto plazo e ignoramos el posible efecto a largo plazo que tiene la inflación.

Otro ejemplo ya esbozado anteriormente. Aquí tenemos un gráfico de la evolución del precio de la vivienda. Cuando alguien invierte en un activo con perspectiva de largo plazo debería fijarse en los posibles factores que inciden en el precio del mismo y en que medida son sostenibles o razonables para largo plazo. En su lugar suele ser habitual fijarse en la rentabilidad reciente, como hacemos con los fondos de inversión.

Si por ejemplo vamos a 2005 igual alguno podría pensar que por el hecho de no invertir en vivienda se ha perdido una rentabilidad del 10%, pero debería de haberse centrado más en como iba a funcionar este activo los próximos años no sólo éste o el siguiente.

Cuando tomamos decisiones de inversión con perspectiva de largo plazo en buena parte es el paso del tiempo el que dictaminará hasta que punto pueden haber sido correctas o incorrectas dichas decisiones y deberíamos intentar tomar aquellas que, independientemente de cual sea su evolución en los próximos meses, el próximo año, o incluso los próximos 3 años, el paso del tiempo juegue en su favor y no en su contra. En realidad es fácil caer justo en lo contrario, dejar que su comportamiento en los próximos meses nos dicten cual era la decisión correcta a tomar en primer lugar.

Si alguien hizo por ejemplo aportaciones a algún buen fondo de renta variable a mediados de 2008, pongamos Bestinver Internacional, cuando ya había caído un 25-30% desde máximos, es fácil que pensara, meses después con el fondo cayendo otro 25-30% más extra que se había equivocado. Sin embargo esa sensación parece casi ridícula viendo la rentabilidad de esa decisión casi 10 años después.

Históricamente y mirado con perspectiva de largo plazo, entrar en fondos bien gestionados después de caídas del 20-25% han supuesto rentabilidades muy buenas los siguientes 10 años. Sin embargo en esos momentos suele ser habitual escuchar más bien lo contrario, como no pocos se están planteando vender, por temor a que siga la caída.

¿Donde está la razón de tal diferencia? Donde se coloca el plazo para determinar si la decisión es razonable o no. El que vende lo hace preocupado básicamente por lo que pueda pasar los siguientes meses. El que compra debería tener claro que lo hace para lograr buenas rentabilidades a largo plazo.

Escuchamos recomendaciones de incrementar riesgo o cambiar algunas de nuestras inversiones para hacer frente a que la inflación está repuntando pero ésto en todo caso debería de hacerse con una perspectiva de largo plazo no buscando vencer a la inflación año a año.

-Sobre el mito que la vivienda nunca bajaba en España.

Si se miran gráficos de muchos años sobre la evolución del precio de la vivienda, las caídas antes de 2008 son insignificantes. De ello algunos sacaban la conclusión que la vivienda no caía nunca y se convirtió en uno de los argumentos “estrella” para intentar justificar que era una inversión de poco riesgo durante los años 2006-2007.

Una vez más olvidamos que estamos comparando el precio de algo con el valor de algo que no tiene valor propio más allá de su capacidad para comprar cosas. Si observamos en el gráfico que he puesto antes la evolución del precio de la vivienda entre finales del año 1990 y finales de 1996 apenas se produjo una revalorización del 10% en todo el periodo en términos monetarios. Si comparamos con el otro gráfico de la inflación y miramos la misma en periodo parecido vemos como en este mismo periodo se movió alrededor del 5% anual.
Lo que en realidad parece una revalorización del activo del 10% en el periodo en realidad fue una caída de casi el 20% en términos de poder adquisitivo.

Cabría preguntarse por la facilidad con la que asumimos que el precio de la vivienda tiende a subir a largo plazo y la dificultad que nos suele suponer incorporar el término inflación para darnos cuenta que el dinero tiende a perder valor a largo plazo.

Incluso podríamos mirar si existe alguna relación entre ambos fenómenos.
El siguiente gráfico de la evolución histórica del precio de la vivienda en USA así parece sugerirlo.

-Inflación y análisis de rentabilidades en renta variable.

Tal vez hayáis escuchado algunas veces como tal o cual fondo/producto de inversión/cartera personal/índice lleva una rentabilidad estratosférica a muchísimos años.

Sin ánimo de entrar en la fiabilidad de los datos, que daría para un amplio debate, especialmente si se tratan de datos no oficiales, volvemos a olvidarnos de al menos intentar encuadrar esas rentabilidades respecto a la revalorización del nivel de vida o sea la inflación y de entender que tal vez el beneficio real logrado no es tan “espectacular” como parece en primera instancia. Como se ve en un gráfico que he puesto anteriormente sobre la inflación en España, como esta anduvo por encima del 5% hasta casi mediados de los 90 y con épocas por encima del 10%.

El siguiente excelente artículo de Morningstar nos sayudará a ver la diferencia entre rentabilidad real versus rentabilidad ajustada a inflación:
http://www.morningstar.es/es/news/156511/¿por-qué-nos-olvidamos-siempre-de-la-inflación.aspx
Vamos de más del 10% anual a un 3,5% anual en el caso expuesto en el ejemplo.
Es fácil ver como una rentabilidad media del 5% anual durante 10 años con una inflación de casi 0 es, en términos de poder adquisitivo mucho más rentable que una del 10% anual con una inflación del 7,5%, aunque igual, para aquellos que se lo toman demasiado como una competición, menos espectacular.

-De la “disponibilidad” de las rentas.

Cuando alguien obtiene un rendimiento del x% tiende a pensar que dispone de ese dinero como ingresos extra que puede utilizar para otros menesteres sin que se resienta el capital ahorrado.

Muy típica es esta actitud en muchas personas que tienen depósitos. Según ellos este mantiene el dinero y además les da un dinero extra que pueden destinar a otros gastos o a caprichos. Desde este punto de vista la diferencia entre que un depósito de al 5% o al 0% parece abismal.

Lo mismo podríamos decir para alguien que ve invertir en renta variable como una forma de obtener dinero extra para vivir, recordando siempre que aquí si que habrá que considerar de forma adicional las oscilaciones en el capital principal.

No obstante volvemos a olvidar que esta supuesta conservación del capital principal no es tal ya que hay que considerar como le afecta la inflación con el paso del tiempo y esto se traducirá en una reducción de la cantidad de estas rentas que puede ser importante y significativa con el paso del tiempo.

En realidad para quien quiera un modelo de rentas sostenible en el tiempo debe pensar que posiblemente deberá dedicar parte de la rentabilidad a incrementar el capital principal para que al cabo de 10/20 años puedan seguir siendo igual como al principio.

Vamos con un cálculo sencillo (en realidad caso de tener renta variable habría que tener en cuenta los posibles periodos de bajo rendimiento de la misma). 500000 euros con un 5% de rentabilidad media anual significan 25000 euros de media cada año. Pongamos que el estado se queda 5000 en impuestos (otro factor que tiende a incrementarse con el tiempo pero esto ya sería otro debate), nos quedan 20000 euros.

Pasan 10 años y hemos ido gastando los 20000 euros de cada año y nos siguen quedando los 500000 euros principales con los que seguimos obteniendo el 5% anual. Tal vez alguien piense que estará igual. En realidad con una inflación anual del 3% pongamos de ejemplo, el equivalente a los 20000 euros que se necesitaban inicialmente serían casi 27000 euros con lo cual es evidente la pérdida de capacidad de generar rentas de los 500000 euros iniciales a pesar de haberse mantenido.

Pero aún nos queda hacer el cálculo con los mismos números 20 años después del inicio. Aquí ya necesitaríamos más de 36000 euros para tener el mismo efecto que con los 20000 iniciales. Efectivamente la inflación también juega al interés compuesto.

-Sobre como se corrige el precio de algo “caro”.

Más allá de lo difícil que puede terminar resultando “calcular” que algo está caro, y que algo caro, antes de volver a estar en precio o barato, puede (lo haga o no) pasar a estar muy caro, hay la sensación, acompañado por episodios como los de alrededor del año 1929, 2000 y 2008, que cuando la renta variable, o algún otro activo, está muy caro, no le queda otro remedio que corregir de forma ostensible su precio y caer abruptamente.

Sin embargo estamos desdeñando otro posible escenario que se ha dado otras veces y sobrevalorando a la “liquidez”.

El gráfico de los precios de la vivienda en España en la primera mitad de los años 90 o la comparación del rendimiento de la estrategia propuesta en el gráfico siguiente que aparece en el artículo que he enlazado en Morningstar ofrecen una muestra como el efecto de la inflación puede terminar haciendo que la corrección en términos de poder adquisitivo sea muy significativa mientras en términos absolutos lo parezca bastante menos o lo que es lo mismo, la pérdida de valor de la liquidez hace que no sea necesaria una caída tremenda del precio de algo para que en realidad esté bajando de precio (más allá del comportamiento más o menos volátil del activo a corto plazo).


No nos debería extrañar que en estas épocas descritas los rendimientos de estos activos terminen siendo bajos en relación con otras posibilidades de inversión (más allá de la liquidez), y suelen llevar aparejados, al final de los mismos, todo tipo de comentarios sobre que no resulta adecuado invertir en los mismos.
Un ejemplo lo tenemos con la renta variable en USA a principios de los 80 donde algunos llegaron a afirmar que no era necesario incluir renta variable en una cartera

Con la ayuda de la herramienta https://dqydj.com/sp-500-return-calculator/ podemos calcular los rendimientos del S&P500 con dividendos en distintas época y ajustados a la inflación o sin ajustar.

Con frecuencia se habla de la decada pasada como la década pérdida por los bajos rendimientos de la renta variable.
En la siguiente imagen tenemos la comparación de rendimientos de dos décadas distintas. Parece que hay una diferencia notable en favor de la década de los 70 de más del 6% una vez reinvertidos dividendos.


Vamos a ver ahora que pasa con la comparación una vez ajustada la inflación.

La diferencia ha quedado reducida a menos del 2% anual y también en negativo, con pérdidas de poder adquisitivo del dinero inicial respecto al final.
También hemos visto lo comentado anteriormente como una supuesta diferencia de rentabilidad notable podía no ser tal una vez ajustada la inflación.

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Fantástico artículo, como el resto de la serie.
En relación con la forma de desinflarse las burbujas mediante inflación, este artículo nos muestra que la forma habitual de finalizar una burbuja en renta fija no es explotando súbitamente, sino de forma lenta. Y nos recuerda que la burbuja puede extenderse mucho en el tiempo.
https://www.bloomberg.com/view/articles/2017-08-10/bond-bubbles-tend-to-slowly-deflate-not-burst

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Como diría Munger: Nada más que añadir.
Es usted un gigante. Gracias por su artículo.

Fenomenal articulo. Por mucho que se nos repita tendemos a olvidar que las ganancias nunca son netas. Quizás el ansia de ganar como sea nos empuja a obviar que descontando inflación, comisiones e impuestos las ganancias a veces pierden hasta su nombre.

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Se esta usted convirtiendo en el Pepito Grillo de los Fondos.
Encantado de que lo siga siendo.

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Gracias a todos por contar con tan estupendos compañeros de viaje con quienes debatir, ampliar puntos de vista y aclarar las propias ideas.

En primer lugar, gracias y enhorabuena por su trabajo. Los pequeños inversores que estamos empeñados en gestionar nuestro patrimonio de manera independiente (en realidad puede que esto sea perseguir un utopía, pero seguro que en el intento estará la ganancia) podemos encontrar en sus estudios y reflexiones un punto de apoyo importante y sobre todo independiente, máxime cuando al no invertir en acciones directas delegamos el análisis de empresas en los gestores de los fondos en los que invertimos por lo que todo análisis y reflexión que se haga es de gran ayuda. Dicho esto, no le quepa duda que cuando lea/estudie/analice el segundo capítulo de El Inversor Inteligente (segunda obra de mi plan de lectura) volverá a leer este artículo para mí tan importante sobre la inflación, concepto clave en la inversión y por qué no decirlo en toda la actividad humana, al igual que el concepto de largo plazo. Pienso que el ser humano siempre se ha debatido entre un planteamiento cortoplacista o de largo plazo en todas sus actividades y creo que así nos definimos no sólo como inversores, sino también como personas y que el valor que tiene todo, en general, no sólo el dinero, como dice, depende de la posibilidad del uso y no del valor absoluto en sí mismo.

En el capítulo de Alicia en Wall Street, sobre el Interés Compuesto, se exponen los enemigos del interés compuesto, a saber:
1-La devaluación que produce la inflación real (no la que dicen el Gobierno o los medios de comunicación), vamos la que notamos al comprar el pan, el aceite, las patatas, la casa, el coche, etc., etc., etc., inflación real que también se sube a las tablas de interés compuesto.
2-Ha que compensar el aumento continuado del PIB del país. Mi padre lo ha resumido muy bien: “Antes vivir costaba menos.”
3-Si se vende, habrá que descontar el pago de los impuestos.

Por eso las plusvalías adquiridas en los años de inversión no son extrapolables al aumento de nuestra riqueza (está visto que en esta vida no hay alegría sin pena), ya que el poder adquisitivo se verá considerablemente mermado.

Por otra parte, la inflación puede pasar desapercibida durante toda la vida en personas que por su gran capacidad de ahorro no la “sufren”, aparentemente. Por mucho valor que pierdan sus ahorros, no lo percibirán, ya que posiblemente incluso serán personas austeras. Esto es un gran peligro para personas que nunca han invertido y que cuando lo hacen, descubren cómo parte de su patrimonio invertido merma rápidamente en base a las fluctuaciones de la bolsa. Descubren que du dinero amasado lenta y progresivamente, de repente, lo “pierden”, se asustan, deshaciendo sus inversiones y perdiéndolo de verdad. Y aquí es donde entra en juego la preparación psicológica. El que no tiene capacidad de ahorro ni pierde valor ni puede invertir, luego el impacto de la inflación ni lo siente ni lo padece, aparentemente, porque el pan lo tiene que comprar todos los días.

En cuanto al concepto de riesgo que tiene el inversor de perfil “conservador”, lo explica usted muy claro, sólo quiero recordar algunas líneas que he leído en Alicia en Wall Street: “En nuestra faceta de inversor, debemos vivir el presente pero no renunciando a preparar nuestro futuro, como dice Peter Drucker: “La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futura, sino en el futuro de las decisiones presentes.”

Sobre los planteamientos cortoplacistas a la hora de invertir, sobre todo cuando se invierte en fondos de renta variable, traigo otra vez aquí unas palabras suyas: “El plazo de inversión en un fondo puede ser algo tremendamente relativo, pero cuando uno tiene claro que el subyacente donde quiere invertir son empresas, los plazos de muchas decisiones no son a meses vista o a un año visa si no normalmente a varios años vista.”

Pero sobre todo, quería plantearle un tema y es el del impacto de la inflación sobre todo el patrimonio, no sólo sobre la cartera de fondos de inversión que tenemos. Si consideramos como patrimonio TODO: la vivienda habitual, la segunda vivienda, la viña heredada del abuelo (yo no tengo ni segunda vivienda, ni viña del abuelo ;-))), el dinero de la cuenta corriente no invertido, el IPF, el plan de pensiones y hasta el dinero “negro” de la hucha del cuto ;-))), mi pregunta es: ¿cuánto habría que invertir para que el impacto de la inflación no se me llevara por delante el valor del patrimonio a largo plazo? En una conferencia reciente, los gestores de Bestinver decían que salvo el dinero necesario para “vivir”, lo mejor era invertir casi todo el dinero en metálico que tuviéramos en renta variable. Una vez pregunté en Finect ¿qué tanto por ciento suponía el dinero invertido respecto al total del dinero que se tenía? No me contestaron más que cuatro personas, algunas me dijeron que eso era muy difícil de calcular (incomprensible para mí, yo sé al céntimo cuánto tengo en metálico en este momento), la gente era muy reacia a decir cuánto invertía. Yo no tengo ningún problema en decirlo: en este momento, entre la cartera de fondos de inversión (el 28%, el 21 en renta variable) y el plan de pensiones (el 9%), tengo el 37% del dinero en metálico invertido. Seguro que hay muchos inversores que no tienen todo su dinero en metálico invertido (cada uno en el porcentaje que prefiera) y esta es la cuestión, si con la rentabilidad que obtenemos de nuestras inversiones podemos frenar el impacto de la inflación a largo plazo. Por eso hace tiempo que tiendo a relativizar la rentabilidad que presenta mi cartera cada semestre (ahora hago los balances semestralmente). ¿Cómo calculamos el dinero que tenemos que invertir a largo plazo para frenar la inflación? Y sólo me refiero al dinero contante y sonante, dejo a un lado el valor de la vivienda habitual, la segunda vivienda y la viña del abuelo, aquí si que me pierdo en los cálculos. A veces me da por pensar que no hacemos si no jugar a la inversión, que tenemos perdida la batalla contra la inflación, que nos engañamos a nosotros mismos cuando el balance de nuestras rentabilidades es bueno o muy bueno, sí será bueno, pero del dinero que tenemos invertido todo lo demás es pasto para la inflación (no es que esté pasando una crisis inversora, es que como estoy de vacaciones tengo muuuuucho tiempo para pensar, pero supongo que inversores con más experiencia habrán pasado sus “crisis” y las habrán superado ;-))))

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Muy interesante y oportuna reflexión con muchos temas conectados, como el dilema sobre la vivienda en el sentido si interesa vender o alquilar, así como muchos conceptos que agenjordi ha desarrollado con gran capacidad. Sobre el tema de la inflación y la rentabilidad, para mi siempre ha sido clarificadora la idea que si quiero mantener mi poder adquisitivo no puedo retirar totalmente las rentas que percibo de las inversiones. El mantenimiento del poder adquisitivo exige que el monto de la inflación se reinvierta. De lo contrario siempre habrán pérdidas en términos reales. Más aún si la rentabilidad es inferior a la inflación. Muchas gracias por una artículo tan sólido y claro.

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¿Y qué piensa sobre cómo calcular el % de todo tu dinero en metálico que haría falta invertir para compensar la inflación a largo plazo? En mi opinión, es un cálculo imposible de realizar, ya que nadie puede predecir la inflación a largo plazo. Luego, igual te pasas toda la vida como inversor y nunca consigues vencer a la inflación al no invertir un % elevado de todo tu dinero en metálico. ¿No ha pensado nunca en este punto?

No se si la pregunta me la realiza a mí pues soy nuevo en este foro y no se muy bien como va. Al verlo en un email supongo que es así y le contesto. No creo que el planteamiento sea un porcentaje del patrimonio sino de las rentas. Es decir, si usted percibe rentas por importe de 15 y la inflación ha representado 5, son esas 5 las que tiene que reinvertir. Las 10 restantes las podría disfrutar como quisiera, pero para no perder poder adquisitivo estaría obligado a recolocar esa parte de la renta. No es una decisión a priori sino tras conocer el efecto de la inflación.

Exacto, así pienso yo, pero sobre las rentas originadas del dinero invertido. Yo me refiero a otro planteamiento. Veamos si me explico con un ejemplo. Supongamos que una persona tiene 100.000 euros de dinero en metálico entre cuentas corrientes, IPFs, plan de pensiones y fondos de inversión, por ejemplo. Dejo aparte el valor de su vivienda y otros bienes. Bien, si invierte 20.000 euros y obtiene, como dice usted, 15 de rentas con una inflación de 5, como dice usted, 10 se las puede gastar y 5 reinvertir para paliar la inflación. Claro, esa persona ha dejado sin invertir 80.000 euros a “merced” de la inflación. Y esta es mi pregunta (que hoy por hoy nadie me ha dado una respuesta razonada), ¿cuánto tendría que invertir de esos 100.000 euros para intentar conseguir unas rentas que le compensaran el efecto de la inflación sobre el dinero sin invertir? ¿Se podría hacer ese cálculo a priori? Usted dice que no y yo opino igual. Por lo tanto, y no quiero ser negativo, siempre estaremos a merced de la inflación a no ser que invirtamos una gran parte del dinero que tengamos en metálico para que a largo plazo intentar paliar los efectos de la inflación.

Nota: Debajo del post hay un rótulo RESPONDER con una flecha hacia la izquierda. Esta es la manera de responder directamente a un post en concreto. El rótulo RESPONDER en azul, de más abajo, es para publicar un comentario al artículo general.

Bueno, en ese planteamiento es un problema matemático que tiene que partir de unas expectativas de inflación y rentabilidad. Sobre la inflación existen suficientes previsiones y sobre la rentabilidad hay mayor incertidumbe, dado que pide que se realice a priori. No creo que llegue a la exactitud pero puede aproximar calculando la renta de esa inversión que destina a tal fin y que iguale el efecto de la inflación. Tendrá que ir haciendo las correcciones oportunas en función de las variaciones que se producen en inflación y rentabilidad. Es decir, será un sistema de ecuaciones con varias incógnitas según el número de variables que quiera tomar. Sin embargo, jamás me ha interesado esa problemática pues mi interés está más en “no perder” en el dinero sobrante que destino a invertir. Y eso es más fácil de calcular y no tanto de gestionar.

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Cuando dice dinero en metálico, por como lo describe (cuentas corrientes, IPFs, plan de pensiones y fondos de inversión) entiendo que se refiere al patrimonio personal, inmuebles aparte.
Sobre el efecto de la inflación sobre el dinero invertido y sin invertir, yo lo veo de la sigueinte manera. Haciendo unos números a modo de ejemplo:

Supongamos que la inflación de los próximos 30 años será igual a los pasados 30 años (bastante suponer… y aun así habría que ver la inflación oficial vs inflación que afecta a cada uno…como bien dice su padre, que antes vivir costaba menos) así que para no perder tiempo en esta parte y hacer hacer números fáciles tomemos 5%.
Es decir su poder adquisitivo será al año siguiente un 95% del anterior.
Año 1 – 100,000 €
Año 2 – 95,000 €
Año 3 – 90,250 €
Año 4 – 85,737 €
Año 5 – 81,450 €
etc. (es más fácil “arrastrando” en el Excel)
Evidentemente no será lineal, habrá años donde sea mayor y años donde sea menor.
Vaya, como explicaba @agenjordi sí que afecta la inflación.

Bien, significa que para mantener el poder adquisitivo debe conseguir el primer año 5,000€ para volver al estado inicial, si lo consigue el segundo año tendrá que conseguir otros 5,000 €, etc. Es decir conseguir un 5% de rentabilidad sobre el total de su patrimonio. ¡Porque la inflación afecta a todo el patrimonio!

¿Y si solo quiere invertir 20,000 € y dejar 80,000 € en la cuenta? Haga números, usted necesita conseguir 5,000 € para mantener el poder adquisitivo, si invierte 100,000 € con un 5% lo consigue, pero si invierte únicamente 20,000 € necesitará hacer un retorno del 25% (si el dinero en la cuenta no le da ningún interés) para generar 5,000 €. Si usted es capaz de generar un 25% puede tomar esta opción, pero solo unos pocos pueden de forma sostenible. Si invierte 20,000 € y acaba generando un 10% son 2,000 €, la inflación ya le ha dado un mordisco. Pero si ve que es capaz de generar un 10% podría invertir 50,000 € y dejar los otros 50,000 € en la cuenta. Aquí entra la planificación patrimonial de cada uno.

Luego verá que en los foros hay gente que se jacta de estar invertida al 90% en renta variable. Pero de su cuenta de inversión que representa un 10% del patrimonio…¿? Para mi eso es hacerse trampas al solitario, es más sensato considerar que se está invertido un 9% en renta variable en ese caso, no tiene que darle ninguna vergüenza a nadie.

Volviendo al ejemplo anterior, si invierte 20,000 € generando un 10%
Año 1 – 20,000 €
Año 2 – 22,000 €
Año 3 – 24,200 €
Año 4 – 26,620 €
Año 5 – 29,282 €
etc.
que sumando los 80,000 que no rentan
Año 1 – 100,000 €
Año 2 – 102,000 €
Año 3 – 104,200 €
Año 4 – 106,620 €
Año 5 – 109,282 €
Lo que es una rentabilidad del 10% sobre el capital invertido supone un 2% sobre el capital total.

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En primer lugar, agradecerle su respuesta y la amabilidad que ha tenido en extenderse en la explicación, seguro que se lo agradecerá más de uno y de dos. Y decirle que ha dado en el clavo y puesto el dedo en la llaga. De tal forma, que como explica al final de su respuesta, a fin de año, cuando hagamos el balance final de nuestra cartera, habrá que sumar al capital invertido y a las ganancias/pérdidas el capital no invertido y comprobar si hemos conseguido vencer o no a la inflación, para mí, el Lado Oscuro de la Fuerza :wink: esto último lo entienden muy bien mis niños (por lo de la Guerra de las Galaxias). Y así, igual nos sale, como dice, que el 10% de rentabilidad sobre el capital invertido supone el 2% del capital total. Este es un “detallico” a tener en cuenta, además de todos los que ha expuesto @agenjordi en su magnífico artículo. Me consta que son muchos los inversores que en la planificación de su patrimonio dejan sin invertir una parte mayor o menor, según la circunstancia personal.

Y ha puesto el dedo en la llaga cuando dice: Luego verá que en los foros hay gente que se jacta de estar invertida al 90% en renta variable. Pero de su cuenta de inversión que representa un 10% del patrimonio…¿? Para mi eso es hacerse trampas al solitario, es más sensato considerar que se está invertido un 9% en renta variable en ese caso, no tiene que darle ninguna vergüenza a nadie.

A mí no me importa decir la parte de mi capital total que tengo invertida (por supuesto el porcentaje, no la cantidad real, estos son datos personales) y lo he comentado en un post anterior, y ya sé que la cuenta que tengo que hacer a fin de año es con el total del capital, el invertido y el no invertido. Una vez pregunté en un foro de Finect cuánto suponía el capital invertido respecto del capital total de cada uno, por hacerme una idea y comparar el nivel de inversión. No me contestaron nada más que cuatro personas. No entendí en su momento el porqué de ese recelo a decir cuánto se tiene invertido. Mi padre, que fue un “niño de la guerra” y ha pasado en la vida de todo me dijo que cuando la gente se casa tiran cohetes, pero que cuando se “descasan” no los tira nadie, aunque más de uno/una lo haría, pero por no llamar la atención se reprime. Nos entendemos ¿no? :wink: Gracias otra vez.

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Subo la parte IV hasta llegar a todas las publicadas

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