El autor, no confundirle con William Bernstein (el de Los cuatro Pilares), hace un recorrido histórico alrededor de ciertos conceptos relacionados con el riesgo.
Como de costumbre en este tipo de historias sorprende la evolución en el tiempo de unos conceptos que uno creería muy arraigados en la concepción humana de los mismos. Un arraigo que sin embargo no parece tan profundo si uno se va al conjunto general de la población o se va a según que situaciones.
El autor muestra hábilmente el contraste entre los intentos de medición del mismo, que suponen notables avances, con la posterior percepción de las limitaciones de esos mismos intentos de medición del mismo.
Incluso hasta que punto en algunas ocasiones esa sensación de control de riesgos nos llega a una falsa impresión que se puede incrementar el mismo con poco riesgo adicional cuando en realidad se está sobrevalorando la capacidad de las herramientas utilizadas para controlar el mismo.
El libro, que me recomendó @arturop, señala la complejidad de un concepto como el riesgo, nuestras propias limitaciones para entenderlo y abordarlo, pero, a la vez, los progresos que se han hecho en su comprensión. En el habitual debate entre lo cualitativo y lo cuantitativo, muestra los beneficios de intentar medirlo pero también sus limitaciones. Algo que vemos contínuamente en el mundo inversor.
Recuerden que cuando utilicen conceptos como diversificación, reversión a la media, probabilidades de todo tipo para diferenciar ciertos escenarios, parte del riesgo está en la comprensión limitada que tenemos de estos conceptos, que nos pueden ayudar pero no pueden eliminar según que tipo de riesgos inherentes a la naturaleza de los problemas abordados.