Libro del mismo autor que Contra los Dioses (Contra los Dioses: La extraordinaria historia del riesgo - Peter L. Bernstein).
Recorrido crítico por la historia de este metal y de las motivaciones que han llevado al hombre a su búsqueda y a su posesión.
De como se ha estado predispuesto a hacer exceso de sacrificios para conseguir algo que debería ser un medio y no un fin en sí mismo, llegando en ocasiones a ir en contra de los posibles objetivos finales mucho más claros y evidentes.
La esperanza de conseguir evitar riesgos que suelen ser, en último término, difíciles de evitar, ha llevado a correr todo tipo de otros riesgos.
El confundir crear riqueza con poseer riqueza también ha sido fuente de toda clase de errores, incluso por parte de personajes de enorme talla intelectual.
El libro se lee bien, con un mínimo de conocimientos de los temas tratados, aunque el autor centra su historia en según que visiones, dejando de lado otras posibles opciones. Tuve el placer de leer en Historia financiera de Europa , algunos de los episodios relatados y el enfoque de Kindleberger se centra muchísimo menos en el papel del oro y mucho más en otros posibles aspectos y formas alternativas de abordarlos, complicando sin embargo muchísimo más la lectura. Aunque este suele ser el estilo de Kindleberger al que hay que adaptarse: montones de datos, interpretaciones diversas por parte de otros autores (algunas incluso contradictorias) y conclusiones finales bastante abiertas. Peter Bernstein en cambio suele centrarse más en según que aspectos o interpretaciones, haciendo más ligera la lectura aunque simplificando la posible complejidad.
Supongo que las cuestiones señaladas en el libro han sido, son y serán fuente de toda clase de debates ya que suelen ser aspectos con capacidad de no dejar indifirente a nadie, en temas económicos.
En especial significativo es el papel que otorga a Keynes, quien desarrolló una labor práctica importante, más allá de lo que suele ser habitual por parte en economistas, más centrada en consideraciones más teóricas.
A veces centrarse en exceso en lo que representa ahora mismo una determinada figura o lo que se atribuye a su pensamiento, nos ciega sobre su talla intelectual o sobre la talla intelectual del pensamiento que se atribuye a dicha persona, ya sea en negativo o en positivo.
Es como si nos vamos a una figura como Aristóteles. El ver las limitaciones de mucho de lo que propuso no debería menoscabar su relevancia y su contribución al estado actual del conocimiento.
Pero tampoco debería, como pasó durante mucho tiempo, constituir un criterio de autoridad en base a la visión de un personaje con los datos que disponía en su época o con una necesidad de afrontar un tipo de problemas distinto. Quien sabe si con otros datos habría dado unas respuestas distintas a determinadas situaciones. Algo que según cuales de sus seguidores, de mucha menor talla intelectual, se negaban a plantearse.