A menudo lo que te mata, es lo que no ves.
Muchos han sido los ensayos, libros y estudios, enfocados en una perspectiva talebiana sobre el impacto de sucesos altamente improbables. Desde los conceptos de cisnes negros, a la antifragilidad, y a un sinfín de derivaciones, combinaciones e imaginaciones varias.
El caso es que últimamente me ha dado por pensar bastante en la inutilidad de las valoraciones, y en gran parte de las narrativas que se generan en torno a las mismas. No me malinterpreten, creo firmemente que si es posible tener una aproximación más o menos lúcida al precio pasado de un activo, pero en cuanto nos movemos a las verdes llanuras del porvenir, todo este tipo de cosas pueden servir…o no.
Enfocando un poco más la lente, diría que lo más importante a la hora de invertir en un negocio, es conocer el negocio. Y esto, que suena bastante bien, leído sobre el papel, es bastante más difícil de lo que pensamos.
¿Cuantas horas de vuelo se necesitan para conocer un negocio? ¿300 horas? ¿3.000? ¿30.000?..
¿Se puede conocer un negocio leyendo? ¿ es mejor hablar con los stakeholders? ¿quizá trabajar en él algún tiempo? ¿tener relación con algún CEO?..
A cualquiera que le hayan salido los dientes en puestos directivos, sabrá de buena tinta, que conocer un segmento de un negocio, es una labor que lleva años, y ni siquiera tras muchos años, todo el mundo llega a entenderlo. Digamos que habría una especie de sensibilidad especial de algunos sujetos, que son capaces de entender la música y tocarla, antes de llegar al final de la partitura. Pero estos, como todos sabemos son bien pocos. Lotería genética, o determinista, o como le quieran llamar. Un tema complejo sin duda.
Demos un poco más de foco a la lente.
Leo últimamente enconadas posiciones respecto a Facebook, algunas muy bien argumentadas como la de @JoBe, otras de opcionalidades asimétricas como la de Emérito, y otras que más o menos compran por un gran desplome o venden por un gran desplome. No quito mérito a ninguna, pues todas son respetables, y todas tendrán su parte de razón o no, en función de la veracidad de su argumento o a las bondades del azar.
De Facebook diré poco. Que sólo uso Whatsapp. Que no me gusta la red en si, ni me gusta Zuckerberg. Que hace diez años me comunicaba por Mesenger y que hace unos meses me instalé Telegram.
Diré también que hace diez años creo que usaba ya el buscador de Google, y que dentro de diez años creo que seguiré usando el buscador de Google. Que uso Gmail y Google maps, y Google Drive. Y que la única FAANG que tengo es Alphabet.
A partir de aquí uno puede explotar más o menos esa narrativa, adornarla, vestirla, justificarla o ponerse a bailar la conga, pero no cambia que mi persona, en su momento decidió invertir en Alphabet y no en Facebook (acertada o erradamente, pues esto no es una recomendación de compra, ni de venta).
Sigamos.
Dentro de los negocios hay básicamente dos tipos. Asset light y asset heavy. Hay barreras de entrada. Hay costes de cambio. Hay ventajas competitivas. Hay sectores decadentes (que no atraen competencia) y sectores florecientes.
Hay razonamientos parecidos. Hay personas que saben y que la gente les sigue. Hay que personas que venden bien. Hay sabios que no saben explicarse. Hay negocios en torno al negocio de invertir y hay verdes las han segado, cuando el viento viene de frente.
Y en el medio de todo eso, estamos nosotros. Explorando, conociendo, formándonos. Diseccionando cuentas anuales que entendemos un 10%. Comiéndonos bolas que el CFO ha maquillado para que la foto salga mejor. Ajustando inventarios al alza o a la baja a la sazón. Cazando alguna nota de los auditores sospechosa. Analizando ratios que sirven y ratios que no tienen utilidad alguna.
Y de vez en cuando compramos. Y esporádicamente vendemos.
Finalizando.
La única certeza posible, es que no hay certeza. Para mi , lo único válido es pensar. Y prefiero cien veces acertar en si el modelo de negocio es bueno, que marearme con cifras, ratios y tesis de inversión de otros, que suenan bien , pero que para mi no tienen sentido.
A mi Facebook no me gusta. Salga bien o salga mal. Mejor que salga bien, pues mucha gente a la que aprecio está invertida. Pero eso ya se lo he dicho. Y es ventajista por mi parte decirlo después de una caída del 20%. Sólo digo, que igual vale la pena pensar, en si vemos que ese bicho va a seguir creciendo como si no hubiera un mañana los siguientes diez años, o si fue bonito mientras duró. Y digan lo que digan gestores, tuiteros, “expertos” de la industria 4.0 y opinadores profesionales, piense sólo en ese tipo de preguntas durante una tarde. Y saque sus conclusiones. Y con ellas, decida.
Hágalo simple. La vida ya es lo suficientemente complicada. Y no se camufle en una nube de datos y opiniones.
Por poner un poco de skin in the game, yo les añado,
Dentro de diez años sigo viendo fondos buitre, tabaco, comida basura, google y sus productos, textiles gallegos, coca colas, windows, conglomerados de infraestructuras y torres eléctricas, por poner algunos ejemplos.
Pero ese es mi mundo. Y el que importa, es el suyo.