Lo mejor del verano es que le permite a uno cambiar el ritmo. Y el foco.
Los seres humanos, somos unos divertidísimos animales de costumbres. Nuestras rutinas, son las que nos permiten llevar una incierta vida normal, como decía aquel título del libro. Día tras día, semana tras semana, arrastramos nuestros buenos y malos hábitos, que nos crean una especie de inercia, la mayor de las veces positiva, que nos impulsa a seguir en esta calle de sentido único.
Dado que mi proceso mental es a buen seguro más lento que el de la mayoría de ustedes, tengo la necesidad en multitud de ocasiones, de bajar al mundanal ruido mis ideas, para poder cerrar el círculo. Digamos que si no lo escribo, siguen rodando sin un fin determinado, así que espero disculpen este rollo, o en su defecto lo marquen como leído y pasen a otro tema más productivo.
Empecemos por el principio. Vivimos en un Oasis.
A la mayoría de los que estamos escribiendo e interactuando por aquí, nos sobra el dinero. Esto no quiere decir que seamos los ricos herederos un linaje nobiliario, si no que después de comer, beber, lavarnos las manos con agua caliente con sólo abrir un grifo y desplazarnos a donde queremos, aún nos sobran algunos euros, para poder invertirlos.
No hay guerras, la mayoría tenemos trabajos y se podría decir, que vivimos con una cierta seguridad.
Aunque parezcan obviedades, unos cuantos grados más al sur, la cosa se vive de otra manera. Y todos queremos una vida mejor. Lógico.
Este punto lo dejamos ya aquí, pues ni yo mismo me aclaro y tampoco quiero que pueda parecer un discurso racista, entre otras cosas, porque no lo soy. Por una parte se lo que yo haría por dar a mis hijos un futuro, y por otra, que la historia no se repite pero rima, y ya saben ustedes como acabaron las grandes migraciones en Roma.
Lo que está claro es que en el negocio de la inversión, este es un actor a tener en cuenta. Tanto para saber donde invertir (seguridad jurídica etc…), como en el qué.
Segundo punto. La asignación de probabilidades.
Como inversores, lo queramos o no, vivimos en una continua asignación de probabilidades. Esta empresa durará más de cincuenta años. Esta otra seguirá creciendo por que se prevee escasez de equis y zetas… y así siempre. Y de manera continua, seamos conscientes o no.
Como comenté en este post A menudo lo que te mata es lo que no ves , hay que ir con bastante cuidado con la asignación que hacemos, y sobretodo, no torturarse en exceso por querer acertar, porque somos falibles.
Ya saben que me gustan los ejemplos que todos entendemos, y ahí va el de este verano.
Al tener dos niños pequeños, decidimos movernos esta vez con un ferry (sillitas, maletas …), para un agradable trayecto de no menos de 22 horas. Yo que he sido mochilero, que he dormido en aldeas en la frontera con China, y otras aventuras interesantes, cuando me cambió el chip paterno, creo que se me debió estropear algún circuito interno, y la vena protectora se me fue de madre. Gracias a internet, decidí leer la opinión de los foros, y la combinación de probabilidades malignas que mi cortex inversor empezó a presentarme en Powerpoint, hizo que embarcara más tenso que un cable de titanio.
No voy a entrar en detalles, para no perder el poco respeto que me debe quedar a estas alturas, pero creo que imaginé todo tipo de escenarios, que sólo lograron ensuciarme un poco (tampoco se piensen que soy una nenaza), el viaje.
Al grano. La cuestión es que me dije a mi mismo. Si no nos gusta a la ida, nos volvemos por tierra y punto. Asignando más seguridad a volver por tierra.
Creo que todos ustedes conocen la triste noticia del puente que se vino abajo.
La vuelta, pese a ser con un estado de la mar malo, seguir vibrando ese cacharro de manera bastante molesta para dormir etc… tomándonos media tonelada de biodramina infantil, transcurrió con relativa normalidad, flotando en un mundo semi-onírico.
Una vez más, eventos no predecibles te hacen calibrar tus supuestos, para darte cuenta de nuestra extraordinaria falibilidad. Si te tiene que pasar te pasa. Y punto.
En la inversión, en la vida, y en general en cualquier cosa.
Tercer punto. Olvidando las cotizaciones…y en general los estímulos.
Las vacaciones, como ya hemos dicho al principio, son para desconectar. Así que mande a pastar el Twitter, el Google Drive para el seguimiento de mi cartera y hasta mis agradables charlas con el Consejo +D.
Sólo un invitado se coló en mi fiesta. Interactive Brokers. Y francamente me dio igual.
Debido a mi profesión, suelo decirle a mi equipo que me llamen si sucede algo importante y consulto una o dos veces a lo sumo el correo. Sin embargo, al tener instalada la app de IB en el móvil, le encanta enviarme mensajes del estilo de…
“Your account is down X.X K $” o up…según se tercie. Así que los desactivé también.
La realidad es que me dio exactamente igual, tanto unos como otros. La primera semana intuyo que bajo bastante, y la segunda subió, dando como resultado que mas o menos estaba un poco por encima de mi marcha.
Total…si vas a veinte años, ¿que incidencia tiene?..ninguna. Ergo. Alejar los estímulos, es positivo. Básicamente porque no te aportan nada.
Cuarto punto. El asunto de la vivienda en propiedad. Y sobre todo como inversión
Este punto es algo polémico, pero vamos que no voy a entrar en si es mejor comprar o alquilar, fundamentalmente, porque la respuesta siempre es depende.
Referente a la vivienda como inversión, pues tres cuartos de lo mismo. Pero aquí, lo que cada vez veo más claro, es que gran parte del futuro parque de viviendas estará gestionado por compañías. Y en esto, la economía de escala también juega su papel.
Presten atención al siguiente año y medio en España, pues creo que alguno de nuestros viejos conocidos private equities, se irán empezando a intuir en lenta letanía. Estos fondos tienen hambre. Y ya han comido. Ahora toca digerir y sacar los nutrientes.
Quinto y último punto. Piensa.
Más importante incluso que leer, es asimilar y deglutir la información. Tomarse un tiempo para simplemente observar y sacar conclusiones es realmente útil.
¿Fumaba la gente en el otro país? ¿Quién le está prestando el dinero a la naviera que te transporta? ¿Bebe la gente cerveza? ¿Qué marcas veo en estos supermercados?.. ¿estas carreteras, propiedad de Atlantia, son mejor o mucho peor que las que tenía Abertis? ¿Se ha invertido mucho en infraestructuras? ¿Diría que queda mucha pasta por meter en ellas? ¿Cómo son las torres eléctricas? ¿Qué precios tienen las casas?..
Cada uno que adapte sus preguntas a sus intereses, pero aprovechen ese tiempo con menores estímulos para hacerlo. Créame, aparte de descansar de todo el ruido, le vendrá bastante bien a sus inversiones…o eso creo yo, al menos.
Y ya para terminar, agradecer a @Fabala su recomendación de visitar “la pequeña Jerusalem” . Sin duda, tanto el Vermentino, como en si el encanto del pueblo y la ubicación, valieron (mucho) la pena.
Nota final: He retorcido un poco el título con el sistema GIGO usado en informática. Creo que cualquiera familiarizado con el término observará la broma, y sobretodo la apreciación de que dependiendo de lo que “entre”, obtendremos lo que “sale”.