La volatilidad puede ser una oportunidad en algunas ocasiones, por ejemplo para un inversor con buen aguante en fase de construcción de una cartera, pero si la relacionamos a los resultados de una cartera en su conjunto puede ser contraproducente.
A paridad de condiciones, una cartera menos volátil conseguirá mejor resultados que una volátil.
Pensamos a tres carteras que consiguen una rentabilidad, calculada de forma aritmética, del 80% en diez años, es decir un 8% medio anual.
Cartera 1 | Cartera 2 | Cartera 3 | |
---|---|---|---|
AÑO | |||
1 | 8% | 15% | 25% |
2 | 8% | -5% | -20% |
3 | 8% | 15% | 25% |
4 | 8% | -5% | -20% |
5 | 8% | 15% | 25% |
6 | 8% | -5% | -20% |
7 | 8% | 15% | 25% |
8 | 8% | -5% | -20% |
9 | 8% | 15% | 30% |
10 | 8% | 25% | 30% |
tot | 80% | 80% | 80% |
rent media | 8,0% | 8,0% | 8,0% |
Capital Inic. | 10.000 | 10.000 | 10.000 |
Capital Final | 21.589 | 20.478 | 16.900 |
Empezando con un capital de 10.000 € veremos que cuanto más una cartera tenga resultados volátiles, tanto menor será el capital final de la inversión, aunque de forma aritmética (suma de rentabilidades) hayan conseguidos los mismos resultados (8% medio anual).
Un rendimiento del +50% y unos del -50% generan un rendimiento medio del 0%, pero el impacto real en la cartera es una minusvalía del -25% y no importa el orden de los rendimientos: una minusvalía del – 50% y una ganancia del +50% también generan un resultado final del -25%.
Cuando se genera una caída de rentabilidad importante, la cartera tiene menor capacidad de componer en el posterior ciclo positivo, es decir hay menos capital sobre el cual se genera rentabilidad positiva, por lo cual cada ciclo de alta volatilidad de una cartera genera una pérdida de dinero.
Personalmente no me asusta mucho la volatilidad, pero siempre me he sentido atraído para los modelos de reducción de volatilidad de la cartera, aunque sea como desafío intelectual y ayuda psicológica.
El tipo de estrategias que estoy utilizando ahora es bastante diferente de las que usaba antes, que solían empezar a hacer cobertura cuando el mercado entraba en fase de corrección.
La estrategia actual empieza la cobertura cuando el mercado lleva algo de tiempo subiendo y lo hace en 3 tramos (25% de cobertura de la cartera, 50% y 75%).
Nunca llego al 100% de cobertura y este es un aspecto importante ligada la sensación del Win – Win:
si el mercado sube la cartera va ganando y si empiezo la cobertura irá ganando un poco menos, pero si el mercado empieza una corrección, es posible que vaya recuperando algo de lo que la cartera se deja por el camino.
La clave es tener reglas sistemáticas que me digan cuando abrir cobertura, cuando incrementarla y cuando cerrarla, para que las emociones y sensaciones que producen los eventos del mercado no influyan en el proceso.
Estoy casi seguro que no tendré más rentabilidad respecto al caso de no usar cobertura y de hecho he comprobado que históricamente (últimos 60 años) la estrategia que uso se queda ligeramente por debajo del B&H (6,4% anualizado de la cobertura vs 6,5% Buy & Hold), obviamente con menor volatilidad.
Pero detrás de esta aparente similitud se esconde la incertidumbre de saber que el futuro no será como el pasado y que puede haber periodos muy largos, de más de 10 años, en los cuales el Buy & Hold puede ser bastante superior a la cobertura y viceversa y no se puede saber lo que ocurrirá en los próximos 10 años.
Lo que me guía en este caso, no es tener un posible objetivo de rentabilidad o volatilidad, que son imposible de establecer, sino simplemente el recorrer un camino con la agradable sensación en cada momento, que a corto plazo, cualquier cosa ocurra hay un efecto positivo, o menos negativo, sobre mi cartera.
La misma lógica la aplico a la cobertura de divisa, aunque con reglas y modalidad de cobertura diferente.
Conclusión: