True Value y la paradoja del barco de Teseo

Fíjense en lo que dice Alejandro Estebaranz hacia el minuto 28:10 del vídeo de que las empresas de crecimiento “…a nosotros personalmente son las que nos gustan más”. A ratos a lo largo del vídeo vuelve a abundar en esta misma idea.

Como ya traté de explicar aquí Googlesheets seguimiento continuo de fondos +D - nº 278 por Amat, creo que con menos éxito del que quisiera, las categorizaciones implican por definición arbitrariedad ¿Practica Paramés el mismo estilo de inversión que Iván Martín? Pues sí. Y no. Ambas respuestas son correctas (e incorrectas). Si creamos categorías de inversión cuyo rango de abarcamiento sea lo suficientemente amplio como para que los fondos de ambos gestores caigan dentro de la misma categoría, podremos entonces concluir que practican el mismo estilo. Si somos más puntillosos o minuciosos en nuestra categorización, puede que nos salga que estos gestores no practican el mismo estilo. Todo depende de cómo configuremos las cestas en las que pretendemos categorizar a los gestores.

Es por ello que puedo ver el punto de @arturop de que

entendiendo por ello que cada gestor es único en su gestión y categorizando cosas se puede perder exactitud, minuciosidad y, si se quiere, hasta dejar de captar la esencia del estilo personal de un gestor.

No obstante, la categorización, si bien más inexacta o imprecisa que la ausencia de esta, permite también hacerse una composición de lugar que en ocasiones resulta útil para quien, por ejemplo, quiere tener una idea a vista de pájaro sobre sus inversiones. Algo así como ver el bosque y no sólo los árboles, sin querer con ello menoscabar la unicidad y distinción de cada árbol tomado individualmente.

Yo soy de quienes piensa que la virtud, en la mayoría de cosas en esta vida, se encuentra en un punto medio. O, casi mejor dicho, en saber ver que cada afirmación/conclusión contiene un poso de verdad si se conoce la perspectiva exacta desde la que se formula. Para no pecar de teórico, y en el caso que nos atañe: Alex Estebaranz es un inversor value, me decían vds hace un tiempo. De acuerdo. Pero también es un inversor growth. Al menos él se considera tal, remitiéndome a sus afirmaciones en el vídeo. De nuevo, y volvemos a empezar la rueda, cabe definir previamente qué entendemos exactamente por value y qué entendemos por growth para decir que tal gestor es una cosa u otra. Por no hablar ya de si esta distinción es siquiera conveniente o útil en el gran esquema de las cosas. Nótese que, intentando practicar lo que predico, me muevo aquí entre lo ambiguo y relativo, y lo concreto y definido. Creo que hay valor en ambos enfoques si uno sabe considerar distintas perspectivas. Entiendo su punto, y lo encuentro válido. Ahora me gustaría que vds entendieran el punto que yo esgrimo y que supieran también verlo también como válido. La comprensión de las distintas perspectivas que he comentado.

Lo cual me lleva a aquello que decía @estructurero de que:

Pues bien, escuchado he a Estebaranz y ha dicho que prefieren las empresas de crecimiento. Desconozco si se trata de un lapsus linguae. No lo parece. Pero eso es tomar sólo una parte de su comentario. Hay una segunda parte: “contrastar con los hechos”. Los hechos son, entre otros, que las categorías de Morningstar indican que los fondos de Estebaranz serían más bien core. Lo que yo prefiero llamar blend. Y sí, aunque Estebaranz se declara growth en el vídeo yo pienso que a día de hoy su fondo se encuadra más bien dentro de la categoría blend o core. A lo que se puede replicar que bueno, que eso son las categorías de Morningstar, que son arbitrarias, que son poco representativas de la realidad, etc. Cada cual es libre de crear sus propias categorías en función de los parámetros que considere oportunos para determinar que un fondo es de uno u otro estilo. Pero si queremos intentar ser rigurosos y aparcar relativismos por un momento, creo debemos convenir todos que de acuerdo con las categorías que establece Morningstar, los fondos de Alex Estebaranz pertenecen al estilo de inversión core. Otra cosa, y es también muy legítima, es que esas categorías de Morningstar nos parezcan poco representativas del verdadero estilo de un fondo. Pero en puridad y en rigor, de acuerdo con las categorías que establece Morningstar, el hecho es el que son “core”.

Por seguir con el contraste de los hechos al que aducía @estructurero, tal contraste me lleva también a ver que, a diferencia de otros fondos que sí se encuadran dentro de la categoría value de Morningstar, los fondos de Estebaranz han sufrido un duro varapalo este año. Desde el True Value, hasta el TVSC y el Compounders. (la excepción quizá sería el True Capital, por motivos evidentes y fuera del objeto de este post). Si tengo un animal en cada mano, y al soltarlos uno se echa a nadar mientras que el otro echa a volar, quizá sí estemos hablando de animales distintos, sin perjuicio de que en ocasiones puedan comportarse parecido. Quizá se me pueda argumentar que la diferencia de comportamiento no es tanto una cuestión de estilo (value o growth) cuanto de tamaño de las empresas. Las small caps siguen sufriendo duramente y los fondos de Estebaranz están llenos de ellas (hete aquí otra categorización: pequeña, mediana, grande… por aquello de huir del “encasillamiento” e “identitarismo”). Este punto, el de que el varapalo es una cuestión de que es que son small caps, y no que sean empresas growth porque Estebaranz es en realidad value, me parece válido también. Lo dicho. Entiendo las perspectivas y que al final la cuestión nominalista, identitaria -¡yo soy value!¡tú eres growth! enemigos irreconciliables- parece que domine el debate y perdamos noción de la utilidad del mismo.

Graciosamente no me parecen tan irreconciliables ¿Tiene sentido, utilidad, la distinción entre value y growth? Es una cuestión en la que no deseo entrar a fondo. De nuevo aquí, creo logro ver ambos -si no más- puntos de vista. Tiene sentido. Y no lo tiene. Depende del uso que se quiera hacer de estas categorizaciones y las conclusiones que de tal uso se deriven. Conclusiones que estarán sujetas siempre a unos supuestos de partida. Las verdades inmutables son algo ilusorio, diría alguno. Cualquier afirmación está sujeta a unas condiciones y supuestos. A menudo encuentro que esgrimimos puntos de vista a priori opuestos, cuando en realidad cada contraparte asume supuestos de partida diferentes. En definitiva, todo es relativo. Y a la vez no lo es, si los supuestos de partida están claros. Disculpen el trabalenguas perogrullesco. Sí quiero no obstante llamar la atención de quienes piensan que son inversores en valor y para nada lo son en crecimiento. Mi tesis -poniéndome aquí el traje de la relatividad y la ausencia de identitarismo- sería que todo inversor en valor es un inversor en crecimiento. Se dé cuenta o no. El crecimiento está implícito, si no explícito, en la valoración de empresas que realiza un inversor en valor. Un inversor en valor que invierte en una empresa a PER 7 a la que le asume un crecimiento de, pongamos, el 0% está también estimando el crecimiento futuro de la empresa en su valoración. En este caso la ausencia de este.

A menudo nos pasará que vemos temeridad en Cathie Wood u otros gestores considerados growth por asumir crecimientos hasta el infinito y más allá, pero no lo vemos en el value investor modesto que le aplica un crecimiento del 0% a su modesta empresa a PER 7. Puede suceder, no obstante, que la empresa de crecimiento cumpla con las estimaciones que se le suponen, y que la empresa value no lo haga con ese 0%, sino que decrezca y decrezca hasta perder dinero o incluso su quiebra y desaparición. Con esto no quiero negar la existencia de exuberancia irracional en muchos gestores, también y sobretodo en los growth, sino argumentar que todo inversor value también hace estimaciones sobre crecimiento (o ausencia de este) que pueden resultar excesivamente optimistas. Creo tenemos algunos casos conocidos en el panorama nacional.

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