Con los riesgos pasa que hay una cantidad enorme de ellos de efectos muy negativos pero de probabilidad relativamente baja o, que al menos, o no han pasado los últimos 100 años o, si han pasado lo han hecho en pocos casos y en una versión no muy extrema.
Si uno tuviera que prepararse para hacer frente a todos ellos no podría, sin volverse loco antes. Por otro lado, si al final no se cumplen este tipo de riesgos tan extremos, lo habitual es que uno haya malgastado un montón de recursos para nada. No digo que no haya de ser cauto con los riesgos, digo que prevenir riesgos muy extremos suele implicar sacrificar un montón de cosas que en circunstancias normales tendrían un uso mucho más racional.
Luego hay otro problema. En las circunstancias extremas nunca uno sabe que reglas se van a sostener y cuales van a implosionar víctimas del entorno. Uno intenta aplicar lógicas que ni son únicas ni son las que se van a aplicar en dichas circunstancias.
Yo aquí recomiendo leer sobre crisis pasadas pero, en la medida de lo posible, a personas no demasiado posicionadas ideológicamente. Vamos leer a aquellos que intentan narrar los sucesos, incluso desde varias ópticas y no pretenden en exceso, derivar de ellos una historia evolutiva o similar.
Como ya he comentado otras veces, verán que ni es fácil anticipar cuales serán los riesgos que van a terminar implosionando, ni la forma en la que lo harán.
Es tan fácil imaginarse que España se vuelve una Rusia (o URSS) de 1917 como que a los españoles (incluyendo los que se han escapado) les confiscan todos sus bienes en el extranjero. El estado efectivamente puede ser brutal pero cuidado con la afinidad que van a despertar en un país extranjero, la propiedad privada del ciudadano de un país que sigue según que camino.
En la segunda guerra mundial pueden buscar historias de como se trataron a los japoneses residentes en USA, aunque no simpatizaran con su país. En ocasiones en beneficio de la duda no se aplica. Que alguien huya de su país por motivos ideológicos, no le garantiza que en el país de recepción, dependiendo de la situación general, no le consideren próximo a su país de origen.
Otorgar probabilidades a los distintos sucesos y riesgos no suele ser fácil. A veces uno se equivoca por otorgar excesiva probabilidad a sucesos demasiado extremos y en otras, casi todas las probabilidades, a que no pueden haber cambios sustanciales en lo que está viviendo. Si nos fuéramos 15 años atrás en el tiempo igual la situación era un poco al revés de la actual y, se consideraba por parte de muchos ciudadanos, una tontería tener inversiones fuera de España.
En estos casos creo que es interesante intentar mantener la cabeza fría y no dejarse llevar en exceso por posturas excesivamente ideologizadas, que nos llevan a verlo todo en forma de todo o nada. Aquí variar las lecturas, contrastar fuentes, explorar el pasado y ser capaz de ser crítico con las propias ideas, suele aportar más, que polarizarse o dejarse nublar en exceso por personas con determinados intereses.
Al final da igual que uno se polarice hacia un extremo o hacia el otro, que su destino suele ser parecido. Ver los errores de los del otro extremo no nos lleva precisamente a ser mejores que ellos. Si para sostener posiciones ideológicas o inversiones, necesitan ver como el demonio a cualquier cosa que no sean estas, tienen un problema de base, que al final es muy probable que termine teniendo un coste importante negativo para su vida.
Errores todos cometemos, pero asegúrense de cometer los errores por decisiones que han tomado con su propio análisis y no por hacer excesivo caso de otros, que igual les interesa promover esas decisiones por lo que sea pero que ellos tampoco toman realmente de la misma forma.