Sobre batir al mercado

Mi objetivo en este artículo no es ni mucho menos desprestigiar ese motor que impulsa la mejora humana como es la competitividad. Ni tampoco los intentos de análisis de ciertos datos.

Mi objetivo es más bien reflexionar sobre si el hecho de marcarse según que tipo de objetivos en realidad no es una muestra de que uno se está dejando perturbar más de la cuenta por según que tipo de cantos de sirena.

Para un piloto de carreras, competir sobre quien es capaz de completar una carrera en el menor tiempo, es algo crucial. Sin embargo para el que conduce para llegar a su destino, eso no constituye su principal prioridad aunque, obviamente, no todos tenemos la misma capacidad para conducir rápido o para conducir bien, que no necesariamente son lo mismo. También puede ser de lo más interesante ver que hacen otros para mejorar nuestras capacidades de conducción.

Iba a comentar lo que dice Graham de las peculiaridades del mundo de la inversión que hacen que sea una actividad distinta de otras. Sin embargo, hoy en día, con la existencia de las redes sociales, uno puede comprobar que en realidad no es tan distinta. Las personas que nos aficionamos a algo tenemos tendencia a confundir como se incrementan nuestros conocimientos sobre el tema con que nos falte todavía mucho, ya sea a nivel teórico o a nivel práctico, para llegar a un conocimiento superior del tema.

Y hay cierto tipo de conocimiento fruto de la experiencia que raramente se puede lograr si no es con años de práctica. Como por ejemplo ser consciente del tipo de limitaciones de lo que uno intenta hacer. Se centra uno en lo que ya va conociendo pero no intuye el tipo de limitaciones que suele implicar.

El inversor minorista y sus objetivos.

Las personas tenemos tendencia a dar más importancia relativa de la que tienen al tipo de actividades que nos dedicamos. No tanto porque no la tengan, sino porque olvidamos en la ecuación muchas otras cosas importantes.

Precisamente la definición de inversor minorista es la de aquella persona que tiene otro tipo de formación y actividad profesional distinta de la del mundo de la inversión. Es normal que cuando se va dando cuenta de la importancia de la gestión de su capital, y de las posibilidades que le ofrece, le vaya dando mucho más valor

Pero eso no significa que deba de olvidar la importancia de otras cosas. Ni tampoco tener la misma escala de prioridades que una persona que se dedica a ello de forma profesional.

Especialmente delicado me parece la importancia que se da al hecho de batir al mercado.

Quizás la actividad profesional de alguien pueda estar relacionada con ese concepto. Pero como inversores minoristas lo que nos interesa es el papel que va a jugar la rentabilidad que obtengamos para nuestros otros objetivos. No el simple hecho de que sea superior o inferior a una supuesta referencia. Que, no lo olvidemos, tiene parte de construcción artifical dado que muchas veces habría bastante a debatir si ese índice de referencia constituye la mejor forma de calibrar si se está batiendo o no al mercado

El esfuerzo habitual entre muchos profesionales de la inversión para querer mostrar como, “supuestamente”, baten al mercado, en realidad no debería llevar al inversor minorista a confundir el debate sobre si podría mejorar sus resultados sin incurrir en riesgos significativamente superiores o de si podría bajar ciertos riesgos obteniendo resultados parecidos, con si está batiendo, o no, a una supuesta referencia.

Batir al mercado y su capacidad de perturbar los objetivos

El problema termina siendo que, en demasiadas ocasiones, el inversor minorista asume como propio el objetivo de batir al mercado y está dispuesto a asumir mayor cantidad de riesgo del que sus objetivos reales implican.

Algo que tiene capacidad de beneficiar notablemente a algunos que se dedican profesionalmente a esa actividad, pero que, las posibles consecuencias para la persona que emprende ese camino parecen mucho menos razonables.

Aunque la supuesta rentabilidad adicional entre quedarse un 0,5% por debajo o un 0,5% por encima de un supuesto índice de referencia, si uno la extrapola a muchos años, puede parecer considerable, en realidad es bastante discutible que pueda suponer un salto cualitativo importante en los objetivos reales de un inversor minorista.

Al final el inversor estará dispuesto a asumir mayores posibilidades de lograr un resultado peor por la posibilidad de lograr uno mejor que, en realidad, tampoco terminaría suponiendo un cambio práctico, más allá de contentar a un supuesto ego.

Batir al mercado y expectativas racionales

Aunque las posibilidades de logar un resultado mejor existen, cuando un inversor minorista se plantea emprender algún tipo de inversión, debería de hacerlo bajo unas expectativas de rentabilidad y de riesgo razonables dentro de la jerarquía de los distintos tipos de activos.

Pensar que uno obtendrá unos resultados mucho mejor que esos, suele ser un camino para que termine corriendo riesgos que no tendrán su recompensa, más bien lo contrario. O pensar que, dada su capacidad de batir al mercado, terminará obteniendo la rentabilidad histórica de ese tipo de inversión con muchísimo menor riesgo, suele implicar que va a tener problemas para gestionar unos riesgos que no creía que fueran a aparecer.

Cuando mucho inversor minorista se lanza hacia un tipo de inversión que ha dado grandes resultados los últimos tiempos, muy superiores a las históricas, es difícil que eso sea sostenible en el tiempo.
De la misma forma, cuando mucho inversor minorista cree que ha encontrado un sistema para lograr las rentabilidades de un activo pero con mucho menor riesgo, suele ser también indicativo que ahí aparecen casualidades estadísticas que no va a ser extrapolables en el tiempo.

No pretendo decir que no tenga sentido buscar este tipo de oportunidades, más bien que se debería ser cauto a la hora de planificar los objetivos de uno en base a consideraciones que, aunque hay opción que funcionen, la sensatez induce a considerar unos objetivos mucho más cautos.

Pensar que algo va a funcionar tremendamente bien hace que uno termine cambiando unos objetivos razonables y en harmonía con el resto de sus objetivos vitales, por perseguir cosas que la gran mayoría de ocasiones son quimeras. Especialmente a medida que más inversores minoristas se van apuntando a ello.

Si algo se puede consiguir a base de experiencia invirtiendo, aunque no por ello una parte significativa de los que dicen invertir lo consiguen, es a no creerse según que tipo de historias que parecen violar los principios racionales por los que históricamente se ha regido la inversión.

Batir al mercado en base a creerse algunas de estas historias, aunque podría llevar a una rentabilidad extraordinaria, las probabilidades terminan jugando muy en contra de uno. Uno debería ser consciente de sus limitaciones e intentar dar menos importancia a si bate o no al mercado, para mantener bajo control el tipo de riesgos que está dispuesto a asumir.

Las excusas sobre que son conscientes del riesgo que suponen ese tipo de decisiones son intentos de racionalización de sus ganas de hacer caso de sus instintos. Luego basta mirar cuando acaban mal para ver que lo que antes se llamaba ser consciente del riesgo luego se llama error.

Marcarse como objetivo muy importante querer batir al mercado no deja de ser otro tipo de excusa parecida. Buscar racionalizar querer seguir tomando según que riesgos que suponen alterar los supuestos objetivos personales que uno se había marcado inicialmente.

Batir al mercado y largo plazo

Cuidado con creer que querer batir al mercado va ligado a un objetivo de largo plazo. Quizás en una gestión razonable de este tipo de objetivo así es. Pero como pasa con otros objetivos que pueden ser razonables, no necesariamente es esa la versión que acabamos viendo.

Una vez se cambia el intento de querer batir al mercado, por el comentario de estar batiendo al mercado, ya tenemos como un objetivo que en teoría es de largo plazo, termina siendo una excusa para seguir consideraciones de muy corto plazo.

En estrategias de riesgo y/o volatilidad considerable, los resultados suelen y pueden tener la suficiente dispersión para que no sea complicado que el hecho de estar batiendo de forma notable al mercado se pueda invertir en poco espacio de tiempo y, al revés.

También es importante discernir que uno esté invirtiendo en estrategias o personas que baten o han batido al mercado, de que sea fácil reproducir esos resultados.

Gestores con notables resultados en su carrera inversora, han tenido épocas y/o productos que no han generado esos mismos resultados para los inversores que estaban en ellos. De forma parecida a que comprar acciones que han hecho lo que sea los últimos 50 años no es igual que lo hagan los 50 próximos.

Extrapolar datos por arte de magia no suele ser nada fácil en disciplinas como la economía o la inversión. El inversor minorista tiene facilidad para dejarse convencer que tener una cartera muy buena a pasado es lo mismo que tenerla muy buena a futuro.

Como explicaba tremendamente bien Bogle, una cosa es que algo termine dando grandes resultados y otra distinta que uno esté dispuesto luego a aguantar épocas largas donde eso lo pueda hacer sensiblemente peor. Pretender conjugar objetivos como batir al mercado con luego tener otros objetivos que van en línea contraria de sus implicaciones suele ser camino para problemas futuros.

El inversor minorista y su rentabilidad

Al comparar lo que sea, suele ser delicado, comparar simplemente rentabilidad. Debería uno intentar comparar otros parámetros aunque no sea nada fácil. Por ejemplo las circunstancias.

Un inversor minorista acaba teniendo circunstancias a considerar que un índice no va a tener. Como también termina siendo fácil que un inversor minorista acabe teniendo circunstancias que un gestor de un fondo no va a tener. O al revés.

Aunque sea un algo difícil de valorar, el intento de análisis del riesgo tampoco debería quedar al margen del análisis de la rentabilidad. Ni tampoco el análisis del conjunto del patrimonio de ese inversor.

Que un inversor minorista esté batiendo al mercado con el 10% de su patrimonio, no es un resultado necesariamente mejor que otro inversor parecido esté logrando un resultado ligeramente inferior al mercado con el 90% de su patrimonio.

Aquí tenemos las habituales trampas que nos juega la contabilidad mental que tanto gusta analizar a la economía conductual y que tanto suelen intentar aprovechar muchos fondos de inversión comparándose con índices que no suelen ser demasiado parecidos a la forma de invertir del fondo.

El riesgo, la eficiencia y la alineación de objetivos

Supongo que a estas alturas ya verán por donde va mi artículo. Batir al mercado es un objetivo mucho más apetecible para alguien que se dedica a la inversión de forma profesional, o que se quiere dedicar a ella, que para un inversor minorista. Que posiblemente tendrá otros objetivos mucho más importantes que ese.

Aunque se diga que el objetivo del mundo de la inversión es un medio para satisfacer otros objetivos, la realidad más bien es que en muchas ocasiones se terminan vendiendo otros objetivos distintos que los que uno tenía cuando se decidió a entrar en ella, precisamente para ir moldeando a esa persona a lo que les conviene.

Cuando se habla de alineación de intereses, incentivos o eficiencia, no olviden de añadir la distinta visión del riesgo o de las recompensas, para analizar del comportamiento de otros.
Batir al mercado puede terminar derivando en riesgos que son mucho más apetecibles para alguien que se dedica o se quiere dedicar a ella de forma profesional que para un inversor minorista.

Fíjense en otro tema que suele aparecer, a veces relacionado con este aunque no necesariamente. Con el apalancamiento suele terminar pasando algo parecido. Mucho más interesante para un inversor profesional o para alguien que quiere serlo que para un inversor minorista.

La mayoría de los inversores minoristas, a menos que ya estén tremendamente curtidos, trabajo van a tener para resistir cuando el mercado se ponga realmente feo, para plantearse encima tener que estar apalancado en esas circunstancias. Con el efecto adicional, que raramente se suele explicar desde la industria de la gestión de activos, que cuando el mercado cae, el nivel de apalancamiento sube sin necesidad de meter más dinero ahí. Y también la penalización de ese tipo de riesgo.

No es que apalancarse ligeramente suponga una gran cantidad de riesgo adicional. Pero es que, si se hace ligeramente, tampoco va a suponer una gran cantidad posible de rentabilidad adicional. Con lo cual hay que volver a valorar si ese apetito de una rentabilidad adicional merece la pena realmente en el esquema del inversor minorista.

Alterar causas y consecuencias

En economía e inversión, definir lo que es causa o consecuencia, no suele ser nada sencillo. Una vez definido que es causa y que es consecuencia, puede parecer simple y lógico establecer una relación causal de unas a otras.

No obstante, eso esconde parte de la complejidad del problema que es meramente definir lo que es uno y lo que es otro.

Creo que batir al mercado debería ser consecuencia de buscar un proceso de inversión sólido e ir intentándolo mejorar a consciencia durante el paso del tiempo. Sin embargo parece que para algunos debe de ser un punto de partida que, mucho me temo, hay bastantes números que se termine convirtiendo en una excusa para asumir riesgos que ni se quieren asumir, que difícilmente se van a saber gestionar y que van a entrar en contradicción con los objetivos reales de esa persona.

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Magnífico Jordi.

El mundo de la inversión, por su naturaleza, es un caldo de cultivo perfecto para el trillado efecto Dunning-Kruger. Efecto que se da principalmente en áreas relacionadas con el intelecto.

Un particular que viese a Kelvin Kiptum batiendo el récord en la Maratón de Chicago, normalmente se plantearía que eso es dificilísimo de lograr. Por mucho que las herramientas aparentes sean solo unas zapatillas y mucho espacio donde correr. Pero cuando afecta a áreas de destreza mental, muchos piensan que Buffett no es tan extraordinario. “Lo único” que nos diferencia es, aparentemente, haber tomado una decisión acertada en el pasado. Los años de análisis, estudio y experiencia, por lo que sea, se ignoran más que en el caso del corredor.

Además da la casualidad, de que correr una maratón es por sí ya muy difícil de lograr, incluso sin fijarse en el tiempo. Pero ganar dinero en la bolsa ha sido históricamente muy fácil.

Yo lo comparo con el arroz (perdónenme los valencianos del foro). Y es que una paella tiene el suelo muy alto. Es fácil encontrar arroces riquísimos por 20 euros por persona. Igual de fácil que invertir en el mercado, al alcance de todos y realmente gratificante. Pero intentar mejorar una buena paella me parece muy difícil, uno ve por ahí conatos con papada ibérica, rabo de toro, carne de Wagyu y otras delicatessen, que muchas veces solo hacen subir la cuenta y no mejoran la experiencia en demasía. Y es que el arroz tiene un suelo muy alto, pero también un techo muy bajo, como batir al mercado. Porque como bien dice usted ¿merece la pena el esfuerzo por un diferencial de 0.5%?

Y ahí da usted la clave bajo mi punto de vista: zapatero a tus zapatos. El coste de oportunidad (tanto temporal como a nivel de riesgos) puede no merecer la pena si uno dedica ese tiempo extra a ser mejor profesional y simplemente un inversor minorista indexado.

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Aunque es una postura totalmente válida, mi reflexión iba más bien en el sentido no tanto de si merece o no la pena, sino más bien en ser consecuente con las propias limitaciones.

Si uno es incapaz de dedicarle cierto tipo de recursos, tendrá que ser consecuente con ello y no pretender luego lograr unos resultados superiores o creer que tiene cierto tipo de conocimientos. En inversión o en lo que sea.

Aunque aquí también aplica de que cuando se habla de alguien profesional del tema, habría que ver a que dedica “sus recursos”. Porque hay quien confude ser comercial con estudiar más a fondo según que tipo de cuestiones.

No he sacado el tema de si indexado, activo parcialmente a través de fondos o activo a través de acciones, porque en realidad me temo que termina siendo una excusa para caer otra vez en creer que uno tiene más cualidades de las que cree. Aunque la inversión indexada es menos proclive a ello, también uno termina viendo gran cantidad de exageraciones al respecto.

Inversores creyéndose que con bonos indexados al 0% iban a lograr la rentabilidad histórica del mercado de bonos o creer que el comportamiento de una cartera 60/40 en 2022 fue una anomalía histórica. Al final la postura de uno tiene limitaciones y debería de andarse con cuidado de no pretender “comprar” según que resultados sin querer asumir los riesgos que pueden implicar.

También aquí el “jugar” con las supuestas propiedades de según que activos para forzar las propiedades conjuntas hasta niveles donde es posible que dejen de tener sentido, tiene sus consecuencias.

Si uno no entra a fondo en el conocimiento de las peculiaridades de ellos, porque cree que ya le sirve un conocimiento aproximado, es el que tiene sino le va a dedicar notable tiempo en mirar cosas que igual tampoco le apetece terminar mirando. Luego eso suele terminar implicando que esté subestimando ciertos riesgos.

Al que invierte en renta variable le va a tocar sufrir, de una forma u otra, las implicaciones que tiene tener partes de negocios. Lo cual suele presentar cierto tipo de atractivo pero también tiene sus contraprestaciones. Hay riesgos que están allí si uno invierte en un tipo de activo.

Cuando se busca batir al mercado a toda costa, se tiene tendencia a creer que esos riesgos son menos importantes, o le afectan a uno, mucho menos de lo que pueden ser realmente. Pero este tipo de ceguera aplica a otras consideraciones a parte de al que quiere batir al mercado. Querer batir al mercado suele derivar en una excusa para creer que no van a afectar pero hay otros argumentos que derivan en excusas parecidas.

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Que maravilla de artículo.

Suele comentarlo usted a menudo, y es una idea que cuesta mucho ver interiorizada en los inversores: ya no tanto los riesgos que se sabe que se están asumiendo como los que no se sabe que se están asumiendo.

Yo creo que batir al mercado, para el inversor minorista interesado en esta materia, en muchos casos es la forma de dar rienda suelta a sus conocimientos y gestionar su patrimonio de forma más activa. ¿Merece la pena? Ahí su artículo responde de forma bastante clara, y concuerdo con ella.

@Dudweiser el ejemplo de la paella es top, me lo voy a guardar para sacarlo a relucir en más de una ocasión :wink:

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Tiene razón. De mi respuesta hay que matizar muchos asuntos, el más apremiante es la asunción de que hablamos de inversores que en un primer lugar tienen prioridad por maximizar la rentabilidad anualizada. Por ello buscan superar al mercado, representado en este caso como índice de algún tipo.

Hay muchos otros tipos de inversores y procesos, con otras prioridades y características, pero al hablar de batir al mercado, asumo esa tesitura.

Muy feliz de que le sea útil.

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Muy top el artículo y la discusión. Mis dieses!

Mi percepción sobre la indexación es que, si bien es cierto que resulta mucho más sencilla de implementar que otras estrategias, eso no significa que sea fácil obtener pasta con ella. Muchas personas, ante la primera caída, suelen asustarse y vender en el peor momento, igual que con otras estrategias. Una vez superada esa barrera, ya sí entra en juego todo lo que ustedes están comentando tan acertadamente.

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Totalmente de acuerdo, de hecho creo que de las peores cosas que le pueden ocurrir a un inversor novel es lograr batir al mercado (generalmente por azar puro y duro) en una de sus primeras incursiones en el mundo de la inversión.

Suele ser caldo de cultivo para creer que todo el monte es orégano y asumir a futuro mayores riesgos de los razonables para acabar como ustedes se imaginan…

En el mundo de la inversión la humildad siempre es una cualidad que da réditos a largo plazo y que hace que se sea consciente de la necesidad de leer y formarse, algo que siempre compone.

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Vayamos al dato

¿ Conocen fondos de RV de gestion activa que hayan batido a su indice analogo, manteniendo al mismo grupo de gestores, en los ultimos 15 o 20 años ( preferible incluir la crisis de 2008, 2020, 2022) ?

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Plenamente de acuerdo.

Creo firmemente que nos iría mejor si dejáramos de compáranos con el mercado o con el vecino pongo por caso.

Si desmenuzamos la frase que usted a escrito, tenemos una formula ganadora, saludos.

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De todas formas, abriendo un poco el debate, incluso el tema de que los fondos de gestión activa se espere de ellos que batan al mercado creo que ha sido más culpa de ellos que de los inversores.

Han vendido la idea de que las comisiones están justificadas porque van a conseguir el doble dígito (no todos los gestores, por supuesto, pero sí muchos de ellos). Cuando es probable que muchos inversores estariamos dispuestos a pagar una jugosa comisión simplemente con que nos pudieran garantizar que el fondo va a ser muchísimo menos volatil que el mercado, o que va con tantísimo margen en su forma de gestionar que no hay hueco para un año negativo o que van a descorrelacionar de los índices con total seguridad. El problema es que venden superar al mercado y además que van a sufrir menos cuando haya bajadas de mercado, y luego, rara vez una cosa, rarisima vez la otra y unicornio con alas ambas cosas a la vez.

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Estoy de acuerdo con esto, como se suele decir el saber no ocupa lugar. Pero realmente para un inversor minorista, para el que su actividad principal no es la inversión, creo que se alcanza rápidamente un punto en el que más leer puede ser contraprudecente y hacerle creer que sabe más de lo que sabe, y precisamente llevarle a tratar de “batir al mercado”. Yo estoy en un punto en el que sé que por mucho más que lea y me forme no me va ayudar a ser mejor inversor. No porque sepa ya todo lo que hay que saber, ni mucho menos, sino precisamente por mi condición de inversor minorista que lo único que quiere es darle un uso a parte del dinero que gano con mi actividad profesional. Para ello basta con saber tres o cuatro cosas básicas, y para mi una de las principales es que nadie sabe lo que va pasar con ninguna acción o activo, por muy experto que sea o por mucha narrativa que nos venda. Esto no es una ciencia o tecnología en la que, en principio sí me puedo fiar del físico, del cirujano que me va a operar o del ingeniero que diseña los aviones en los que viajamos.

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Creo que es algo más complicada esa relación.

Parece combinarse por un lado creer que ya se sabe mucho con, por otro lado, no estar dispuesto a hacer un esfuerzo superior para tener que mirar aquello que no apetece mirar.

Vamos que muchas veces se está dispuesto a mirar vídeos que buscan sistemas fáciles para hacerse rico pero por otra poco dispuesto se está a mirarse en profundidad los números de una empresa o a mirar técnicas estadísticas para intentar contrastar si los datos que aportan esos vídeos tienen mucha fiabilidad que digamos.

A eso precisamente iba. Que dada nuestra condición, el cuidado del riesgo es un objetivo bastante más importante que batir o no batir al mercado. Y por control del riesgo no me refiero tampoco a creerse que es fácil lograr la misma rentabilidad con mucho menos riesgo.

Me acuerdo aún cuando salió la Smart Social Sicav como se vendía como control de riesgo tomar decisiones que difícilmente pueden serlo. Como por ejemplo ponerse corto cuando uno cree que el mercado va a ser bajista.

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Me gustó mucho el comentario que hizo en su hilo hace poco: Reflexiones de un inversor gallego - nº 10 por Jules_winnfield

Precisamente a eso me refería, que es fácil saber que probablemente, cuando antes se empiece a invertir mejor resultado se logrará si se hace de forma racional, pero luego más difícil es conjugar este tipo de decisiones con otras que vamos a tener que tomar como personas normales y que forman parte igual o más importante de nuestra vida que el hecho de invertir.

Establecer unas condiciones ideales en base a las cuales tomar decisiones, es una de las gracias de la economía. Pero luego cuando bajamos a la realidad, hay que intentar encuadrarlas en nuestra vida que no se corresponde exactamente con esas condiciones ideales.

En mi experiencia, la prisa para empezar a invertir suele ser un mal consejo. Y pretender arreglar un supuesto error pasado haciendo ahora lo que uno sabe que tendría que haber hecho hace tiempo, puede convertirse en ampliar el error en lugar de remediarlo.

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Totalmente de acuerdo. Lo que ocurre también es que mirar números de una empresa o técnicas estadísticas no garantiza nada en terminos de retorno de inversión. Vamos, que las 3 o 4 cosas básicas como no fiarse de lo que nos venden, empezar cuanto antes, darle tiempo al tiempo y en general no tocar lo que ya tienes invertido tienen mucho mejor retrono y no requieren tanto esfuerzo.

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No lo garantiza pero no estar dispuesto a hacer el esfuerzo, normalmente, implica estar en algún tipo de desventaja respecto a quien sí está dispuesto a hacerlo.

Igual se asume y no pasa nada tampoco. Pero la cantidad de personas que he visto diciendo que eso no garantiza el resultado porque no les apetece o no saben hacerlo, y luego creerse que sí que garantiza un resultado creerse que tienen gran capacidad para calar a otras personas o para interpretar otros hechos que todavía son más complicados de interpretar.

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La capacidad que tenemos todos de autoengañarnos y/o autoconvencernos es infinita :joy:

Que no se me malinterprete, por supuesto simpre estaré de acuerdo en que tener más conocimiento es mejor que no tenerlo. Y si se tiene de muchos campos diferentes mejor que mejor.

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Excelente artículo.

Por intentar aportar algo: más que intentar batir al mercado, creo que el minorista promedio lo que quiere es forrarse. Y lo veo comprensible, ya que si uno mira los históricos —que es lo que hemos hecho todos al principio, y no tan al principio—, la renta variable ha sido bastante rentable y tiene unas barreras de entrada inexistentes si se compara con montar un negocio.

Si le sumamos el cosplay financiero en redes, donde gente que invierte cuatro duros te lo vende como si gestionara un hedge fund, el cóctel para distorsionar expectativas es explosivo.

Luego está el tema de siempre: sin experiencia con un tipo de activo no se puede, por definición, calibrar correctamente sus riesgos ni valorar si las expectativas que se tienen son realistas. De hecho, es un enfoque demasiado académico como para entenderlo realmente, mientras que uno más visceral podría ser más efectivo para medir los riesgos:

¿Si todo se va al carajo, cuánto tiempo tendría que estar ahorrando para recuperarme?

Un saludo :saluting_face:

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A mi me dan casi la misma confianza ambos, es decir, nula. Incluso me parece más peligroso el que gestiona un hedge fund porque parece que sabe algo. Y quizás sí sepa algo más que el primero pero lo dicho antes: eso no es garantía de que lo vaya a hacer mejor.

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Fantástico hilo.

Me ha venido a la mente esos gestores que comenzaron como inversores particulares con una racha espectacular (inserte aquí su True Value favorito). Destacaron unos años, ganaron visibilidad en foros y redes sociales y terminaron atrayendo capital institucional para montar su fondo.

Muchos no eran plenamente conscientes de que su rentabilidad se debía, en gran parte, a factores ajenos a una ventaja real: sesgo de estilo, beta elevada, apalancamiento… o simplemente suerte.

Luego, es verdad, tuvieron que lidiar con el hándicap de gestionar un fondo, con todo lo que eso implica: limitaciones para mantener carteras concentradas, presión psicológica, obligación de mirar empresas más líquidas y cubiertas… y la losa que suponen las propias comisiones.

Como inversores individuales, conviene asumir una realidad incómoda: probablemente no tenemos una habilidad especial para batir al mercado.

No contamos con información privilegiada, ni analizamos mejor que los profesionales. Tampoco dominamos las matemáticas como Jim Simons o Ed Thorp, ni el arbitraje en microcaps o situaciones especiales. Se suele decir que tenemos ventaja temporal o conductual si invertimos a largo plazo. Pero en la práctica, el tiempo juega a favor de los índices diversificados, no de carteras concentradas en pocas empresas —la mayoría de las cuales acaba rindiendo por debajo del mercado.

En resumen: para batir al mercado hace falta asumir más riesgo (apalancamiento, etc.), ser uno entre un millón… o confiar en la suerte.

Y entender esto… ya es una ventaja.

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