Por el camino de la independencia financiera

Qué magistral manera de relatar el ineludible paso del tiempo.

Nuestras luchas internas, buscando objetivos, idealizando momentos pasados y futuros, perdiendo presencia en el presente, absorto en estrategias que muy probablemente serán ineficaces.

Deberíamos releer este texto de cuando en cuando para no perder la “importancia de lo importante”

Saludos y gracias por su tiempo

6 Me gusta

Es un artículo fantástico. Últimamente he meditado mucho sobre esto, igual es la crisis de la media edad.En la mediana edad reflexionas sobre lo q haz conseguido o no lograste, y esto es peligroso…en algún lugar lei q la felicidad matemáticamente sería Felicidad=expectativas - resultados. Tener objetivos y luchar por ellos es fantástico pero tener altas expectativas es muy peligroso. Si la ecuación anterior sale negativa tenemos un gran problema llamado frustración, depresión…hay q disfrutar del proceso, disfrutar ahora , el resultado, y no se me mal interprete, es lo de menos…menos obsesionarse (q no ignorar ) el futuro y más carpe diem.

3 Me gusta

No tendría que ser al reves? Felicidad = Resultados - expectativas

Un saludo

1 me gusta

Toda la razón, es como usted dice.

Pues pudiera ser que la formula no estuviera equivocada. Le pongo mi propio ejemplo siguiendo la formula inicial, Felicidad: Expectativas - resultados.

No soy feliz porque pensé batir la marca mundial de Usaín Bolt y, cuando lo intenté no pude terminar, saltaron como piños todos los huesos de mi cuerpo.

Se que Ud. está pensando que el ejemplo es bien tonto, pero funciona así. En mi caso, añada que me jugué unas cañas acompañadas de gambas. Si no descuenta por las iniciales expectativas nunca sabrá si los resultados obtenidos son satisfactorios o no para Ud., le da lo mismo, no tiene expectativas.

Solo existe una excepción, el ejemplo que anteriormente le he expuesto: quebrarse todo el cuerpo por hacer el ganso es, a todas luces, una idiotez. Y ya sabe lo que dicen, son felices.

2 Me gusta

Ni una ni otra:

  • Normalmente las expectativas son más ambiciosas que los resultados (¿para qué esforzarse en lo que no se ambiciona?) y los resultados rara vez alcanzan las expectativas →R – E ≤ 0
  • Alternativamente, es absurdo pensar que se será más feliz por fijarse unas metas que no se van a conseguir y que cuanto más exageradas sean más satisfacción se recibirá.

Nuevamente pudiera ser que si o que no. Una de las cosas en las que más he trabajado cuando los que me pagaban, confiando equivocadamente en mis habilidades, establecían responsabilidades y expectativas desorbitadas, los objetivos anuales, era intentar negociarlas más abajo que los resultados que ya esperaba obtener por conocer bien el negocio en el que operaba, logrando que todos quedáramos contentos. Sin excesos, lo suficiente para asegurar el “bonus”, que luego, en el siguiente ejercicio, volvían a la carga y eso es muy estresante.

Por lo demás, observará numerosas empresas que, por diversos motivos y con un cierto grado de certeza, acostumbran a igualar o superar en positivo las expectativas de los analistas, en este foro se citan muchas de ellas y durante largos periodos. Lo que se conoce en este foro como “buenorras” calificativo harto extraño que en mi juventud asociábamos a otras fantasías, quizás por los granos y la testosterona.

No son estos tiempos buenos, son duros y pinta tiene de que lo serán más. Incluso así, no lo dude, bajando al infierno las expectativas generales en casi todo tipo de empresas por los sabios analistas y banqueros, seguros todos ellos que por el coronavirus acabaremos en el infierno, muchas empresas, bajando acusadamente sus cifras de negocio y beneficio, superarán en positivo la presunta ruina general estimada por nuestros aguerridos analistas. No me pregunte cuales, le escribo desde un hoy triste punto de España confinada y no desde la Polinesia, en velero de 30 metros de eslora, disfrutando de un año sabático.

Totalmente de acuerdo. Sin mala baba por mi parte, es un hecho, lo puede observar en los múltiples comentarios azucarados de los compañeros foreros a diversos gestores y fondos muy conocidos en este foro.

2 Me gusta

Yo pienso que si R - E < 0 Resultados peores que las expectativas el resultado es la frustración, que nada tiene que ver con la felicidad. Por eso es importante, en las inversiones también, tener expectativas realistas. Si uno piensa que puede obtener las mismas rentabilidades que Warren Buffet durante 50 anyos el resultado va a ser la frustración e infelicidad, nunca va a estar satisfecho con sus resultados aunque éstos a la vista de un experto tengan mucho mérito. Pero el tener unas expectativas ajustadas a la realidad no quiere decir que no tengamos ningún aliciente para mejorar y esforzarnos. Son dos cosas distintas. Lo primero, resumiendo, es ponerse metas realistas ajustadas a nosotros y nuestras circunstancias. Lo segundo es esforzarse en hacerlo de la mejor manera posible para lograrlo, ya que meta realista no quiere decir que no requiera esfuerzo. Si cumplo estas metas, R-E > 0 ya obtengo una satisfacción y felicidad, y la siguiente meta es superarme a mi mismo para la próxima vez, no hay nada más realista y motivador desde mi punto de vista.

1 me gusta

He vuelto a leer su escrito y me parece sublime. Muchas gracias por obsequiarnos con él, @Cygnus.

3 Me gusta

@Cygnus Sencillamente genial, me dan ganas de imprimirlo para poder recordarlo de vez en cuando.

3 Me gusta

Me uno a las felicitaciones de todos @Cygnus. Me ha venido ni al pelo leerle estos días tras el bajón de la IF q suponen las vacaciones de verano.

Tambien es cierto que los que pasamos la cuarentena creo que lo leemos e interpretamos diferente a lo que pueda pensar un veinteañero.

Gracias
Richard_IFI

2 Me gusta

Como veinteañero (aunque no quede mucho), me atrevo a pensar que nuestras interpretaciones no son muy distintas. Todo el mundo añora, bien sea felicidades futuras o felices promesas futuras. Los felices años veinte que a mi me han tocado vivir son un continuo mirar hacia delante con expectativas normalmente impuestas por otros, la “generación mejor preparada” que venía a arreglar muchos problemas heredados del tardofranquismo y la transición pero que acabó siendo un nido de emigrantes preocupados por el descalabro del sistema de bienestar más generoso de Europa. Al final hemos estudiado y trabajado por la IF sin ni siquiera saber de qué iba el término, pero sabiendo que las castañas teníamos que buscarlas nosotros hasta el fin de los días, porque el sistema depende de nosotros al mismo tiempo que le sobramos para lo que no conviene y ni convendrá.

Por efímeros que parezcan los pocos años que hemos vivido ya nos ha dado tiempo para mirar atrás y recordar los primeros años de la revolución electrónica del ámbito doméstico, dónde nada realmente importaba, pero éramos felices, a la vez que los retos de la generación (ni mayores ni menores que los de las anteriores, simplemente distintos) nos hacen valorar el presente y los ratos felices.

Al final la virtud está en no intentar ser la librería histórica de la Plaza Mayor que sólo vende clásicos de hace varios siglos, ni tampoco la tienda del Duty-free que sólo está pendiente de las próximas novedades.

7 Me gusta

Dos años han pasado ya, @Cygnus , y su texto ha envejecido excepcionalmente bien en barrica de roble.

En años tan extraños como este viene bien recordar estas cosas y lo afortunados que somos por estar aquí.

16 Me gusta

¿Pero la independencia financiera es deseable o es más deseable una buena relación con la sociedad a través del trabajo?

Lo primero suele ser utópico; lo segundo, difícil de alcanzar.

Saludos cordiales y pasen un buen día.

3 Me gusta

Hombre, deseable yo diría que sí, cuestión diferente es lo factible que sea para muchas personas.

En cualquier caso, tratar de conseguir algo que parece difícil también suele ser un reto estimulante.

2 Me gusta

Que gran reflexion, se la cojo prestada para hacersela a alguno de mis empleados :joy:

1 me gusta

Voy a ser un poquito tocanarices si me lo permiten. ¿Podemos ser mejores para la sociedad en nuestra faceta de inversores, de empleados, de empresarios, de amigos, de hijos, de madres o padres,…?

¿Cómo valoramos cada una de las facetas y a cuáles estamos dispuestos a renunciar? ¿Podemos ser buenos padres, mediocres empleados, pésimos amigos e inversores razonables?

2 Me gusta

Saludos cordiales.

Muchas veces pienso si de esa forma se puede educar bien a los hijos. Si alguien ha alcanzado la independencia financiera, pero sigue trabajando… ¿Ha alcanzado la independencia financiera o mejor haría aumentando su nivel de vida y si necesita el sueldo vuelve a perderla?

Eso sí, pero ya se ha dicho en +D que lo importante es el proceso, no el fin.

1 me gusta

Saludos cordiales.

Nos debemos más a unos que a otros y aportar más en una faceta no nos impide aportar también en otra.

Tal vez sí, pero no creo que se sumen los méritos. Ni que se pueda ser buen padre y mal amigo. No seremos buen ejemplo.

Intentemos ser buenos padres, maridos (o lo que corresponda) y amigos aceptables, al menos empleados del montón y si no sabemos invertir… ¿Qué más da? A otra actividad deberemos dedicar el tiempo.

Un buen inversor, empleado o jefe mediocre, mal marido (o lo que corresponda) y pésimo amigo es un miserable y no puede ser buen padre porque no puede transmitir un buen ejemplo.

Mucha gente ha educado a sus hijos siendo independiente financieramente, así que no creo que sea un factor determinante.

1 me gusta