¿El dinero da la felicidad?

Hola, buenas a todos!! Muy interesante el debate.
Me parece tan interesante que me gustaría dar mi punto de vista:

Bajo mi punto de vista, la felicidad no tiene nada que ver con el dinero. Si fuera así, los niños y familias más pobres no podrían serlo nunca. Y cursiosamente, muchas veces suelen ser los más felices. Por suerte, lo mejor de esta vida es gratis o casi gratis. “No es más feliz quien más tiene, sino el que menos necesita”.

Para mí, la felicidad va mucho más de valorar todo lo que tenemos (que es mucho), que de anhelar lo que no tenemos. De conformarnos, estar agradecidos y sobre todo disfrutar cada momento. Y es que la mayoría de las veces, no somos conscientes de la suerte que tenemos, de poder levantarnos todos los días y poder andar, correr y ver, de tener una familia que nos quiera, una comida en el plato todos los días, un techo y una cama donde dormir, agua para beber y ducharnos todos los días, incluso un trabajo donde trabajar.

Particularmente cuando estoy algo decaído, sólo con reflexionar en estas cosas, me hace ver todo lo que tenemos y lo afortunados que somos. Lo tenemos TODO, pero aún así nunca es suficiente, y nunca lo valoramos suficiente, hasta que lo echamos en falta. Y no nos engañemos, no hay nada que perdure.

Creo que lo que realmente nos atrae del dinero, no es el fin de acumularlo “pero se”, ya que el dinero como tal, no tiene valor alguno, ni fin en sí mismo. Lo que realmente nos mueve del dinero, es el hecho de poder gastarlo o emplearlo y disfrutar de las experiencias y sensaciones que estos hechos nos transmiten.Ya sean unas vacaciones, una comida, el prestigio de un coche nuevo o vivir viajando por el mundo.

La felicidad va de conocerse a uno mismo, de disfrutar del camino y de cada momento, siendo conscientes de ello: cuando comas, come. Cuando juegues juega, etc (cosa simple, pero nada fácil).
Cada uno como quiera, a su manera, ya que todos tenemos nuestros gustos y prioridades.

Simplemente disfrutar del camino, tratando de dar lo mejor de nosotros y aportar nuestro granito de arena:
"El viaje aporta la Felicidad, no el destino"

https://youtu.be/0CouIgkD-3M

A disfrutar del Domingo, que tenemos mucho por lo que hacerlo!!

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La verdad es que el tema es complejo, ni siquiera podría afirmar que lo que entendemos por “felicidad” en el momento presente sea lo mismo que la “felicidad” cuando miramos para atrás.

Quitando la niñez, mucha gente cuando le preguntan cuándo fueron más felices no suelen citar días de tumbonas y daiquiris, sino momentos muchas veces duros donde se sentían plenamente vivos enfrentándose a mil y un problemas.

Ya saben, si el mercado nos da un meneo en el fondo está procurando nuestro bien.

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El dinero quizás no da la felicidad, pero no cabe duda de que ayuda a conseguirla. Por experiencia propia puedo decir que sin dinero poco puedes hacer en esta sociedad y las pasas muy canutas, así que si me dan a elegir prefiero tener dinero que no tenerlo.

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Bendito engaño…

El dinero no da la felicidad, como saben todos los ricos. Yo lo único que sé al respecto, es que cuando soy feliz, mi mente y mi ego no existen. En el momento que vuelvo a pensar, se acaba todo.

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Un tema muy tratado, por ricos y pobres. O quizá, por ser más preciso, el tema tratado es ¿qué me puede hacer feliz? O más precisamente, ¿qué me hará feliz?

Creo que la respuesta es personal, probablemente con algunos axiomas comunes a todos los hombres, pero con suficientes variaciones como para que la respuesta no sea ni pueda ser definitiva.

En el caso de la cuestión concreta, creo que tener más control sobre nuestro dinero a los que estamos en este foro nos puede hacer más felices. No tanto por los beneficios derivados de ese dinero, que también, si no por el hecho de conocer y controlar esta dimensión tan importante, como muchos han apuntado, del mundo material.

A mí, personalmente, me atrae la idea de felicidad que propone Tolstoi en estas líneas:

Viví muchas cosas y ahora creo que hallé lo que se necesita para ser feliz. Felicidad familiar. Una vida aislada y tranquila en el campo, con la posibilidad de ser útil para quienes es fácil hacer el bien -la gente- y que no están acostumbrados a que se lo hagan. Y un trabajo que se espera sea de utilidad. Y el descanso, la naturaleza, libros, música, amar al prójimo. Ésa es mi idea de felicidad. Y sobre todo eso, tú como compañera; niños, quizás. ¿Qué más puede desear un hombre?

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Sin duda alguna, mi película top junto con “Cadena perpetua” . Curioso q las 2 están relacionadas con la libertad y la felicidad.

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Quizás en esa misma ansiedad tan fomentada hoy en día resida la base del problema. Curiosamente hay estudios en los que se halla que las personas que más preocupadas están por la consecución de la felicidad son las más infelices.

Por eso hay que huir de los libros de autoayuda que nos pretenden enseñar el camino de la felicidad. Si en última instancia es un asunto personal no hay una receta válida para todo el mundo. Quizás lo más sensato sea limitarse a reflexionar sobre los objetivos y valores que uno desea para sí mismo.

Como ha dicho “para mí”, queda claro que no pretende sentar cátedra y aquí debería callarme, pero usted pretendía provocar y lo ha conseguido :wink:, así que prosigo…

Cada uno es libre de afrontar la vida como guste, de forma realista o mediante el autoengaño, pero me gustaría recordar unas palabras de Bertrand Russell: “No sientas envidia de la felicidad de aquellos que viven en un paraíso de tontos, pues sólo un tonto pensará que eso es la felicidad”.
Permítame que elija ser moderadamente infeliz antes de ser feliz a base del autoengaño, de construir una “falacia útil”. Lo que es comprensible e incluso loable - engañar a un niño para evitarle el sufrimiento de ver la realidad tal cual es - en mi opinión empieza a ser poco loable cuando se pretende aplicar a uno mismo.

Si verdaderamente se cree en la existencia de un hado o una suerte de plan escrito en los cielos puede tener sentido ese pensamiento. En caso contrario, coincido en que es un burdo autoengaño.

No recuerdo los detalles con exactitud, pero cuando un asistente a la conferencia anual de Berkshire preguntó qué podía hacer dado que no podía acceder a estudiar en la Ivy League, Munger le dijo “No te quejes. Juega las cartas que te han tocado lo mejor posible”. Ahora me tocaría a mí decir eso de “nada que añadir”. Es justo lo que han comentado en algunos podcast, nosotros por vivir donde vivimos ya hemos salido con buenas cartas de partida. Sin duda que podrían ser mejores, y somos libres de quejarnos si con eso nos sentimos mejor, pero no perdamos la perspectiva. Y en cualquier caso no queda otra que tirar adelante con nuestras condiciones de partida.

¿Realmente le hacen falta?

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La verdad es que llevo bastante tiempo sin intervenir y no quería hacerlo, pero el tema (por decirlo de una forma tonta) me ha picado… Probablemente mis pensamientos al respecto no tengan interés para nadie y esté diciendo una sarta de tonterías, del tamaño de las que acostumbro a decir en numerosas ocasiones, normalmente a horas tardías, cuando ya de noche estoy terminando mi copita de vino y se me suelta la locuacidad escrita, lo que me hace lamentablemente entrar en experiencias personales que probablemente pocos compartan… pero ahí van… pidiéndoles perdón por anticipado… por toda esta serie de anécdotas personales (y perdonen sea también repetitivo porque algunas las he contado anteriormente), en las que se mezcla, la felicidad y lo contrario, el dinero y lo totalmente contrario.

Podríamos decir que a estas alturas de la vida con casi 68 años tengo dinero suficiente para vivir, pues hace muchísimos años que alcancé la IF ¿significa que soy feliz? dejemos la respuesta para el final, pues como ya otros mucho han comentado la vida no deja de ser un camino de claroscuros.

Nací pobre de solemnidad ¿era infeliz? debo decir que recuerdo las enormes dificultades de mi infancia, pero los flashes o momentos de alegría o diversión, me hacen verlo en positivo y pensar que estaba más cerca de sentirme feliz que infeliz… Antes de los 6 años, mis hermanos bastante mayores que yo tenían broncas continuas, verdaderas batallas campales, mi madre y yo las sufríamos en silencio, ella llorando y yo mirando como no entendiendo nada. Comíamos poco y mal pero recuerdo algunas anécdotas “felices” que son las que prefiero preservar:

  1. El vecino era un directivo de la Montesa. Un día con 5 añitos me hicieron una foto montado en ella y para mí era como si hubiera ganado una carrera del Mundial, aunque obviamente la moto estaba parada
  2. Mi hermano mediano siete años mayor que yo trabajaba ya de mecánico y un día trajo a casa para pintar y reparar un PTV (una especie de biscuter de la época). Una vez ya arreglado y pintado de rojo, como detrás de casa teníamos un pasaje (una pequeña calle sin salida y muy estrecha) me hizo subir y ponerme al volante, con tan mala fortuna que a los 30 metros lo giré y empotré contra la pared de un vecino. A pesar del daño al coche y del golpe que mis narices se dieron contra el volante, la sensación de libertad y las risas que nos dimos después de la primera regañina ¡no tienen precio! Fue un momento muy feliz (a pesar de que la cena nocturna siguiera siendo tan pobre como de costumbre)
  3. Por las noches en verano, después de cenar, salíamos al pasaje, estilo pueblo, los niños y menos niños a jugar… Uno de los juegos gamberros era decidir a qué jardín-huerto y de qué vecino se iba a robar fruta aquella noche… Como había 4 o 5 con frutales en 200 metros a la redonda… Los mayores saltaban la valla y los pequeños quedábamos fuera para avisar si se encendía alguna luz y salir corriendo… Recuerdo aquellos intensos momentos como felices!
  4. Un vecino rico, que tenía un taller de recubrimientos (plateados, dorados, cincados,…) había vivido en Alemania y tenía una Zundapp con sidecar. Sólo por verme alucinar a mí, cada vez que entraba en el pasaje y coincidía que yo estaba, me decía mira, mira… pegaba un acelerón, y frente a su garaje frenaba en seco y daba golpe de manillar, derrapando y girando moto y sidecar 90 grados para quedar en posición para entrar. ¡Me hacía feliz!
  5. uno de mis pocos regalos de reyes en aquellos años fue un mini-banco de carpintero con mini-herramientas. A los educadores de hoy en día les parecería una auténtica barbaridad que un niño de 5-6 años dispusiera de tornillo en el banco o martillo pues se podría romper los dedos, o de sierra para cortar madera, o de cepillo para pulir los cantos, pues me podría haber cortado… pero a mí experimentar con todas aquellas herramientas ¡me hizo muy feliz! Y también ver los gestos de aprobación cuando conseguía hacer o dar forma a pequeños estantes, armarios, etc…
  6. nosotros también teníamos un pequeño huerto con higueras en los laterales. Yo era feliz encaramándome a lo más alto y hacer volar la fantasía infantil sentado en una rama imaginando que pilotaba un avión… pero como llevaba un pequeño cubo conmigo para recoger higos para el postre me hacía feliz llevarle a mi madre los que me parecían más buenos y su sonrisa y caricias ¡no tenían precio!

Ya con 6 años y medio, al morir mi madre…

Bueno lo dejo, porque los mayores tenemos demasiadas anécdotas y esto sería un tostón excesivo.

Dentro de la pobreza también hay o puede haber momentos de felicidad, a pesar de no tener dinero.
Sin embargo cuando se tiene, la probabilidad/posibilidad de tener momentos felices EMHO aumenta. Lo que digo no implica que al mismo tiempo disminuya la probabilidad/posibilidad de tener menos momentos infelices. Ni mucho menos. Pues aunque se tenga dinero, la vida da muchísimas vueltas y siempre hay o puede haber momentos/etapas muy dolorosos e infelices.
Buenas noches!

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Excelente reflexión @aeneas. Muchas gracias por compartir. Sin duda, el vivir en la pobreza, le ayuda a uno a ser mucho más feliz en los tiempos de bonanza, y sobretodo, a aprender a apreciar aquellos pequeños momentos de la vida que nos hacen felices.

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El autoengaño forma parte del funcionamiento de la mente humana.

Es casi inevitable caer en él, de forma más consciente o menos, cuando la complejidad de lo que se intenta abordar supera la capacidad de las herramientas disponibles para ello.

Los sesgos de inversión, que de hecho como cuentan muchos libros, tienen un fundamento que va bastante más allá de su aplicación a la inversión, no dejan de ser una muestra de ese autoengaño.

No obstante uno comprueba, en demasiadas ocasiones, como el autoengaño no necesariamente está donde uno creía inicialmente, o no sólo está allí.

¿es autoengañarse no dar suficiente peso al dinero en la felicidad o lo que es autoengañarse es terminar dándole un peso que no debería tener si uno tiene claro que realmente quiere dar preferencia a la felicidad antes que al dinero?

Como con el riesgo, la mera definición de que importancia dar a los posibles distintos elementos presentes en la ecuación ya dictamina la lógica del resultado posterior. Según cuales sean los factores elegidos y su importancia relativa, el resultado final será sensiblemente distinto. Y el análisis del mismo no es necesariamente sobre la lógica del proceso de razonamiento posterior sinó que la elección previa suele estar sujeta a todo tipo de posibles objeciones.

Y más cuando esa elección tiene mucho de subjetiva.
Recordando, una vez más el extraordinario artículo de @Cygnus Por el camino de la independencia financiera y en su comentario anterior

hay una especie de tendencia inherente a la naturaleza humana que consiste en perder de vista el objetivo final y pretender que lo que debería ser un medio para llegar a él, se convierte en un fin absoluto, llegando incluso a preferirlo en los casos donde debería ser, cuando menos sospechoso, que uno está forzando la situación para terminar dando más valor al medio que al objetivo real final.

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Que grandes aportaciones, caballeros, me quito el sombrero.

@Cygnus , como habrá adivinado , últimamente me estoy excediendo con las leves provocaciones, para intentar desafiar los clichés o paradigmas, que de forma más o menos consciente, todo tenemos.

Lo primero en lo que estoy totalmente de acuerdo, es que pasar más tiempo “hablando de” que “viviendo la” , es muy similar a la gente que va a un concierto y se pasa más tiempo grabándolo con el móvil, que disfrutando la experiencia. Vamos, un sinsentido total.

Desvelando un poco el porqué mi argumento, todo empezó cuando tumbado sobre el cesped, con un sol totalmente inusual, me dió por pensar en aquello de Calderón de la Barca de : “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira” .

De ahí salte a pensar en el argumento de Viktor Frankl que expone en “El hombre en busca de sentido”, acerca de que no sobrevivían los más fuertes, ni los más inteligentes, sino los que tenían un sentido en sus vidas.

Hoy en día la mayor parte de gente con que nos relacionamos, tenemos más de lo que necesitamos. Comer, como expone @aeneas en su bellísima reflexión de sus recuerdos, no creo que suponga una limitación para los que escribimos por aquí. Puntualizo antes de que me saquen los ojos, que probablemente si haya gente con problemas de ese tipo en España, pero hoy en día, y generalizando , podemos decir que la mayor parte de nuestros problemas, son los problemas del primer mundo, muchos de los cuales, comparativamente con los problemas importantes, se pueden catalogar como gilipolleces soberanas.

Dicho esto, a donde voy, es que la mayor parte de sufrimiento evitable (quitamos aquí las desgracias que te destrozan la vida), son pérdidas del sentido de las cosas. Cuestión de enfoque dirán algunos.

Expongo un poco más , a que me refiero yo, con lo de los autoengaños.

Como saben , suelo aplicar bastante a mi vida, la famosa frase de “¿Lo sabes o lo crees?”. Y por lo general, lamentablemente el porcentaje de “Sabes” es minúsculo, comparado con el de “Crees”.

Invertir en si mismo, es un gran y rotundo, “crees”. Te fuerzas a creer, que si haces las cosas medianamente bien, comprando compañías en las que crees, dentro de veinte años, te habrá ido bien. No hay certeza ninguna en ello. Es un autoengaño más, que te ayuda a saltar al vacío, agarrarte a las cuatro cosas que tienen sentido para ti, y lidiar con la incertidumbre.

Cuando oigo eso de “mucho peor que no invertir, es el enemigo silencioso de la inflación”… pues realmente me da que pensar. No en todos los casos, desde luego. Habrá quien esté la mar de bien con su inflación y no metiéndose en berenjenales, ya sea invirtiendo por su cuenta o contratando a gestores que no baten ni la mayonesa.

Tristremente, he conocido enfermos, en que el autoengaño, ha sido su único sustento en el que apoyarse. Personas , que se han negado a creer que lo máximo que iban a vivir eran unos meses. Que preferían no creerse el diagnóstico médico. ¿Es malo este engaño? De meses a años. Le ha valido la pena no creerlo.

Por último, bajo al pantano peor de todos, donde lloverán más críticas, probablemente.

La mente humana es muy poderosa. Uno de los adagios que personalmente creo que funciona, es “si quieres hacer X, compórtate como lo harías siendo X”. ¿No es eso en si , un engaño? ¿Al menos inicialmente?

Creo que @agenjordi, ha afinado mucho mejor alguno de estos puntos, como el peso que damos a la felicidad vs dinero, sin duda.

En fin, no me haga mucho caso. Este tipo de debate, en el fondo carece de utilidad, pero me pareció interesante ver a donde podíamos llegar, y si ha servido para leer algo tan bueno como sus aportaciones, por mi parte ha valido la pena.

Con ganas de seguir conociendo la historia de @aeneas, si tiene a bien seguir compartiéndola con nosotros. Este tipo de cosas, son las que te permiten conocer, la grandeza de las personas, aunque en su caso, era algo que ya conocíamos :wink:

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Yo no cobro eso, ni cerca, pero miro a mi alrededor y me considero feliz con mi vida personal, aunque siempre se puede mejorar

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Pues yo creo que es la felicidad la que atrae al dinero. Disfrutar con un proyecto, trabajar horas a destajo pero con ilusión de un chiquillo, amar y sentirte amado. Hacer dinero y pensar que allí está la felicidad es la gran mentira de la sociedad capitalista. Es como comprarte un cochazo y esperar que se te suba una buenorra en el semáforo sin venir a qué porque lo has visto en la tele…

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Esto es todo lo que necesito. Un par de caladas, una taza de café y un poco de conversación. Tú, yo y 5 pavos. Lo tienes!

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No creo que la felicidad sea un estadio de ser o no ser feliz, sino que algunas veces estás feliz, y otras no. De hecho, ¿cómo sabe uno que es feliz? :roll_eyes:
Hace tiempo que considero que estar en paz con uno mismo, por transcendental que parezca, puede ser lo más parecido a estar feliz.

El dinero no da la felicidad, pero hasta cierto punto, da una tranquilidad de mínimos, que supongo serán diferentes, según para que personas.

El Global Health Index, también tiene como métrica la felicidad. Al igual que el ranking de países más felices, se podrían sacar bastantes consideraciones al respecto.

https://www.bloomberg.com/news/articles/2019-03-04/global-wellness-rankings-these-are-the-best-places-to-live?utm_campaign=socialflow-organic&utm_content=business&utm_medium=social&utm_source=twitter&cmpid=socialflow-twitter-business

1 Canadá
2 Oman
3 Islandia
4 Filipinas
5 Maldivas
6 Holanda
7 Singapur
8 Laos
9 Corea Sur
10 Cambodia
11 Vietnam
12 Guatemala
13 Honduras
14 Austria
15 Peru
16 Birmania
17 UK
18 Ecuador
19 Panamá
20 Suecia
21 China
22 Malasia
23 Australia
24 Bareín
25 Tailandia

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Buenas, no puedo evitar decir algo. Estoy muy en la línea de lo que dice @aeneas. Si uno se pone a pensar hacia atrás, pues seguro que tiene flashes, momentos que tiene con él y nunca va a olvidar, no necesariamente alegres. Yo pienso (se me acaba de ocurrir) que ser feliz es tener una buena biblioteca de esos momentos. Y llego más allá, y este es un poco mi modesto (pero no se acostumbren) insight que era lo que quería expresar. Realmente sólo se puede ser feliz “por comparación” y no me refiero con el vecino, sino con uno mismo. La única manera de saber si hay luz es saber cuando no la hay, y es por esto precisamente que según uno va “evolucionando” los “objetos” de su felicidad van cambiando. No hay manera pues de ser feliz constantemente porque por definición sería una estupidez.

Por último, entiendo lo del autoengaño como mecanismo de defensa, pero estoy ahí más con @Cygnus que con “otras opiniones” que se han vertido. Un amigo me dijo una vez que “pensar es lo más destructivo que hay”, y estando en parte de acuerdo, me parece que es un riesgo que no hay que dejar de correr.

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Aunque estar reflexionando continuamente me lleve a ser consciente de los problemas y la difícil, o en algunos casos, nula solución de los mismos.
Es un peaje que pago gustosamente, ya que considero que no querer o no tener la capacidad de verlos en el presente me traerá mayores consecuencias negativas futuras que la posible indefensión actual.

La vida es incertidumbre, y la inversión es incertidumbre también, si no estás dispuesto a gestionar en cualquier situación, lo vas a pasar mal. Sufrimiento continuo.

" No es lo que sucede, es lo que nos decimos sobre lo que sucede"

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Desde mi punto de vista, el dinero ofrece tranquilidad y libertad.

La felicidad es una sensación individual y como tal, completamente subjetiva.

El dinero puede posibilitar momentos de felicidad, por ejemplo sin dinero no podría asistir a la comida prevista dentro de poco, en la cual espero disfrutar. También puede generar desgracias y desdichas. Depende como lo utilices.

En cuanto a la libertad, cuanto más dinero tengas más libre puedes ser porque puedes aspirar a adquirir más bienes o servicios, o a vivir de otras maneras, si quieres. Lo de “si quieres” es un matiz importante, no todas las personas que progresan económicamente son capaces de aumentar su capacidad de ahorro cuando generan más ingresos, aunque esto siempre es un asunto más bien personal.

En cuanto a la tranquilidad, el dinero la ofrece porque si tienes reservas suficientes puedes permitirte en algunos casos comprar la tranquilidad. Por ejemplo saldar la hipoteca, operarte de eso que te da la lata en un plazo inferior al que te ofrecen en la sanidad pública, o trabajar menos horas. Lo que fuere.

Obtener dinero mediante inversiones es como cuidar tu jardín, vas sembrando, haciendo retoques allí y allá, eliminando… y observando como crece tu jardín. A mi personalmente, el simple hecho de generar ingresos “sin trabajar” (entre comillas dado que algo hay que trabajar aunque sea para intentar comprender donde inviertes) es lo que me produce satisfacción.

Para mi el objetivo no es la codicia. Mi objetivo es cultivar el jardín, mantenerlo, trabajarlo, ver como crece, como afronta las diferentes estaciones del mercado, disfrutar del proceso, de la labor. Y confiar que Mr. Market combinado con las inversiones que haya realizado, pueda devolver alguna rentabilidad mayor que la de la inflación.

Tener más euros en la cartera no me aumentará la sensación de felicidad que me produce un baño en el mar en verano. Pero sí me dará más tranquilidad, y la consciencia de que ese plus generado en caso de que las inversiones den sus frutos, me va a poder en caso de necesidad, alcanzar mejores bienes y servicios. Y si no dan sus frutos, me quedaré tranquilo porque sé que con lo que tengo y necesito, me conformo.

Un saludo

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Abdul-Jabbar tiene muy claro que hay cosas mucho mas importantes que lo material. Que grande.

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