Interesante el artículo. No obstante es un artículo que firmarían muchas personas cambiando la palabra empresario por su trabajo, los motivos que van en la línea de porque su trabajo es fundamental para la sociedad y que se sienten menospreciados por parte de otras personas que les reprochan gozar de determinadas ventajas que sin embargo ellos creen que son de lo más lícitas.
Luego las redes amplifican opiniones que siempre han estado allí, lo que pasa es que se era menos consciente de ellas. Y también amplifican parte de la polarización. El debate no se interpreta como una forma de mejorar (o ampliar) la comprensión del mundo que uno tiene sino como una forma de demostrar a los demás que se tiene razón. Algo imposible dado que las diferencias son ideológicas y que no se está dispuesto ya de entrada a que ciertos principios son mucho más endebles de lo que parece.
Los empresarios efectivamente aportan mucho a la sociedad, pero eso no significa que algunos de ellos estén demasiado predispuestos a saltarse normas elementales de conducta y que no tolerarían que otros hicieran lo mismo con ellos. Por otra parte algo que también se puede aplicar a médicos, bomberos, docentes, científicos, agricultores, administrativos y tantas otras profesiones.
Creo que para que una sociedad funcione es importante entender no sólo lo que aporta uno a ella sino lo que aportan otros a ellas y porque al final son necesarios ciertos consensos mínimos para que sea viable. En eso tenemos un problema de no tener ciertos conocimientos históricos y no saber relacionar que los derechos que creemos tener no son algo independiente de ciertos deberes que también implica.
Es muy fácil plantearse si la sociedad es justa con un uno, pero mucho más difícil plantearse si uno es justo con el resto. La alternativa de creer que es justo hacer a otros cosas que a uno no le gustarían que le hicieran a uno, porque ya aporta por otro lado, siempre es de lo más delicada. Precisamente porque uno en ese caso no estaría dispuesto a aceptar dicho criterio.
O también porque a la hora de buscar motivos cuando las cosas a uno le van menos bien de lo que le gustaría, se está muy predispuesto a buscarlos en determinados sitios y no a buscarlos en otros que están menos relacionados con las ideas que uno tiene.
De la misma manera que se culpa a empresarios de cambios que poco tienen que ver con ellos, al menos no con aquellos a los que se culpa directamente, también a veces se culpa al estado de cambios que más bien tienen que ver con la propia dinámica competitiva de los mercados.
Siempre me acuerdo de las dos burbujas que he vivido ya con uso de razón, la punto com de finales de la década de los 90 y la inmobiliaria pre 2008. Buena parte de las personas que a toro pasado se quejaron de los especuladores, cuando estaban en medio pretendían convertirse en uno.
También veo actualmente y en años pasados mucho empresario quejándose del gobierno, cuando parte de lo que ha empujado a su negocio a problemas o lo ha convertido en inviable, ha sido precisamente la competencia de otros negocios. Lo que Schumpeter llama la destrucción creativa. No digo que el gobierno no tenga influencia en dicha competencia. Lo que digo es que no hay que perder de vista de que precisamente la dinámica competitiva vuelve a ciertos negocios inviables mientras otros prosperan.
El cambio es una consecuencia inevitable de ello, por mucho que no guste cuando empeora la situación del negocio propio.

