Vendehumos en las redes

No estoy muy seguro que sea un mero tema de edad. En la burbuja immobilaria o en las punto com, participaron con igualdad de entusiasmo gente joven y gente ya de cierta edad.

Al final esa sensación que uno está ante una oportunidad única de encontrarle “sentido” a su existencia, no creo que sea una cuestión generacional. Y, mientras dura el espejismo, cualquier riesgo parece ridículo ante la percepción que uno puede perdérsela.

Como intentaba reflexionar en mi artículo , Libertad y negacionismo , las cosas raramente suelen ser como nos gustaría que fueran, y sólo con una alta dosis de capacidad de autocrítica, uno intenta evitar, a veces sin resultado, caer en errores significativos por confundir poder hacer lo que a uno le gustaría, con intentar valorar los riesgos reales de esas decisiones.

Al final resulta más fácil creer en todo tipo de teorías que justifican la razón última de que esta vez es distinto, que molestarse en leer a Kindleberger, Minsky o incluso Shiller, que ponen precisamente a uno ante los mecanismos que mueven la formación de estos fenómenos.

No negaré que a alguien interesado en bitcoins, por ejemplo, le pueda interesar leerse cualquier libro sobre el mismo. Pero tengo pocas dudas que le sería de más utilidad leerse el Manías, Pánicos y Cracs o algo del estilo.
No porque ello le permita llegar a la conclusión de si el bitcoin (u otra cosa) es una burbuja, sino para ser bastante más incrédulo sobre como se producen determinados fenómenos o sobre hasta que punto se sostienen determinados argumentos que se suelen poner como puntos favorables a ellos.

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