Por naturaleza eres una persona austera. No tienes el afán consumista de muchos de tus congéneres, ni sientes la necesidad de aparentar o estar a la última.
Comienzas a ganar dinero fruto de tu trabajo, y ves que está ocioso en tu cuenta bancaria. Tienes un ahorro majo, y comienzan a cobrarte comisiones injustificadas. Alguien engaña a alguien.
Empieza a picarte la curiosidad. Le preguntas al comercial de la sucursal, que crees que está para ayudarte.
Contratas depósitos. Los tipos de interés son bastante dignos. Cazas algunos cercanos al 5%, moviéndote de sucursal en sucursal. Te crees un tío astuto.
Los tipos comienzan a bajar. Ya no hay gangas. En tu oficina de la caja de toda la vida, te cuelan fondos monetarios que dan pérdidas, y obligaciones subordinadas.
Descubres que estabas haciendo el primo. Vendes los fondos y las subordinadas (esto último, tardas un mes en conseguirlo. En ese momento te consideras un pringado, pero luego en retrospectiva, ves que has sido afortunado tras el jaleo de las preferentes).
Como eres un tío curioso y crees que seguramente será rentable, empiezas a investigar un poco y a leer. Bendito internet.
Topas con un tal A.Z. Te lees uno de sus libro (no merece la pena ni mentarlo), y piensas que esto es jauja. Te apuntas a un curso online suyo, y haces trading intradía. Echas muchas horas y el beneficio es exiguo. Aunque te dicen que vales para esto (sic) y que sigas con los cursos avanzados, concluyes que el análisis técnico digamos que “no te da confianza”, y lo descartas.
Sigues leyendo. Tropiezas con Rankia, y llegas a Antonio Rico, Kostolany, Kiyosaky, Bogle, Bernstein, Malkiel, Lynch… Esto tiene más sentido. Das con un grupo de personas altruistas apasionadas de la inversión, que desinteresadamente te ayudan a crecer. Cosa seria.
Cambias de banco, te das de alta en un broker, y te montas una cartera pasiva indexada mixta RV-RF con fondos baratos de Amundi y Pictet.
Te da miedo la volatilidad (eras un cazadepósitos!), y no quieres arriesgar demasiado. Pero cada vez tienes más capital ocioso, que tienes claro no necesitas en muchos años. Dilema.
Intentas hacer market timing. “Compraré cuando baje”. Nunca cae, maldito mercado!
Sigues sin saber qué hacer. No comulgas con fondos value, e intentas replicar carteras de terceros, haces apuestas bajistas contra el SP500… Caminas sin brújula, y en un período claramente alcista, estás ganando muy poco dinero.
No te conoces. No sabes qué buscas. Sólo tienes claro que eres un lazy investor, y que de lo que has encontrado por ahí, lo que más te convence es la indexación y la pasividad.
Descubres +D. Lees bastante sobre estrategias DGI, y la música suena bien. La gente es muy respetuosa, y te sigue ayudando enormemente a encontrar un camino.
Pero tras un periplo de 15 años, estás cansado. No quieres navegar en círculos, sólo volver a casa ignorando los cantos de sirena (guerras value-indexados, nuevos fondos, nuevas estrategias, la rentabilidad del vecino es tal o cual, etc.). Crees haber llegado a un punto en el que investigar más, es contraproducente para ti.
Defines una estrategia (mixta, DGI + indexada, con fondos y ETFs concretos. 7 vehículos en total). Tienes claros los rendimientos esperados, entendido esto desde un punto de vista probabilístico.
Sigues el camino mes a mes, durante un par de años. Hay pequeñas turbulencias, que sabes son menores y no entiendes el ruido que generan. Continúas impasible. El plan está definido, y sólo hay que ejecutar. Los resultados van llegando, aunque sabes que todavía no te has visto en medio de una tempestad.
Septiembre 2019. Divisas sirenas en lontananza. Te dicen que las acciones están tan altas, que la RPD inicial de nuevas compras en tus ETFs DGI no es demasiado buena. Y que allá tu, pero quizás convendría cargar más en tus otras posiciones indexadas hasta que haya una corrección. Las muy jodidas te sugieren de soslayo hacer pseudo-market timing. Zozobras. De nuevo.
Señores, cómo narices hacen ustedes para simplemente atarse al p*** mástil y continuar de vuelta a casa?