A simple vista el sector entero parece estar a buen precio, con unos PER que van desde 4 veces beneficios y gestores value comprando a manos llenas. Se ha escrito ya mucho sobre las 3 disrupciones que vendrán: coche eléctrico, conducción autónoma y coche compartido.
COCHE ELÉCTRICO
Sobre el coche eléctrico a estas alturas pocos dudan que terminará imponiéndose, si bien se puede cuestionar la rapidez con la que ocurrirá la transición en los distintos mercados. Todos los fabricantes parecen preparados pero quizá la “electrificación” tenga más implicaciones de las que parece.
Los vehículos eléctricos apenas tienen 20 piezas móviles, contra cerca de 2.000 de los vehículos de combustión. Además funcionan a temperatura ambiente en vez de a los 240 grados de los térmicos. Esto se traduce en menos averías, menos desgaste y menos mantenimiento. Tampoco hay cambios de aceite, ni filtros, ni bujías. No hay mantenimiento más allá de cambiar los neumáticos.
No emiten contaminación, son más fáciles de producir, la ausencia de un motor bajo el capó permite diseños más seguros y con mayor capacidad de carga. Son más agradables de conducir: no hay ruidos, ni vibraciones, ni malos olores… entregan la potencia al instante, no hay necesidad de una caja de marchas, ni embrague… El precio a pagar es que tendremos que acostumbrarnos a enchufarlo cada noche, igual que cargamos nuestro smartphone, parece algo asumible dadas las ventajas.
A día de hoy el único inconveniente real es el sobrecoste derivado de las baterías (la baja autonomía de algunos modelos se soluciona añadiendo más baterías, no se hace por el mismo motivo, coste) pero el coste por kWh no ha dejado de disminuir y ya se pone fecha al momento en que un coche eléctrico cueste lo mismo que su versión a combustión, que será cuando el precio por kWh baje de los 100$. Tesla afirma que lo conseguirá en 2020, el resto de la industria de media calcula que en 2025. Y a igualdad de precio no lo duden, la elección es clara.
Hasta ahora unos pocos grupos automovilísticos dominaban la industria. Como bien sabemos se trata de un sector muy competitivo, cíclico, intensivo en capital y expuesto a fuertes regulaciones. Pero al fin y al cabo unos pocos se repartían el pastel:
La complejidad de los motores térmicos y la necesidad de tener una red de concesionarios para reparaciones y mantenimiento les otorgó un monopolio con altas barreras de entrada en el que no surgían nuevos competidores desde hacía 100 años. Con el coche eléctrico la cosa cambia, cualquiera puede fabricar un coche con motor eléctrico y ponerle una batería, no hay nada más simple. Disponer de una red de concesionarios ya no es una ventaja tan clara, con el coche eléctrico no hay apenas mantenimiento, ni complejas averías.
Olvidense de Renault, Daimler o Volkswagen. Comiencen a recordar nombres como: Faraday Future, Lucid, Hybrid Kinetic, Fisker, SF Motors, Detroit Electric, Nio, Byton, Xpeng. Mejor ni lo intenten, en China ya hay 487 marcas de coches eléctricos y esto sólo está comenzando a despegar. Es lo que les decía: cualquiera puede enchufar un motor eléctrico a una batería. Y más competencia normalmente equivale a menos margen.
Sí, los viejos fabricantes han ido puliendo y perfeccionando su modelo productivo durante años ¿pero creen que eso es suficiente ventaja competitiva? ¿Creen que no puede copiarse?
En mi opinión los fabricantes saben perfectamente lo que se les viene encima con el VE, y eso explicaría que durante años hayan tratado de estigmatizar el VE, lanzando modelos de diseño esperpéntico, precio prohibitivo y autonomías de risa:
Pero entonces llega un tipo que se había hecho rico con Paypal y saca esto:
El Tesla Model S es un coche 100% eléctrico que por poco más de 100.000€ en su versión Ludicrous ofrece una aceleración igual o mejor que la de superdeportivos de la talla del Bugatti Veyron 16.4 Super Sport o un Ferrari LaFerrari, coches que cuestan 10 veces más, y son mucho menos prácticos…
Y entonces el coche eléctrico dejó de ser algo de neo-hippies ultra-ecologistas y pasó a ser algo a tomar enserio.
Pero esto va a requerir fuertes inversiones. Tesla ha invertido 5.000 millones $ en su Gigafactory, una fábrica de baterías que por sí misma igualará al producción de todas las demás fábricas del mundo. Además de la enorme escala las baterías son un componente muy pesado, el tener la fábrica de baterías en el mismo lugar que donde se fabrican los coches es un enorme ahorro en costes. Para otros fabricantes las baterías tienen que dar la vuelta al mundo 2 veces. Tarde o temprano tendrán que acometer inversiones.
LO QUE IMPORTA ES EL SOFTWARE
¿Recuerdan qué fabricantes hacían los primeros teléfonos móviles? Ericsson, Panasonic, Alcatel, Siemens. Hoy no hay ni rastro de ellas, en su lugar lideran marcas como Apple, Samsung, Huawei o Xiaomi, pero si miramos a los beneficios 2 empresas se lo llevan prácticamente todo: Apple y Google. El negocio no está en fabricar “cosas”, sino en el software. Y si tu software es el mismo que el de los demás, entonces entras en la comoditización de tu producto, que es lo que sucede con los smartphone que montan Android y la razón por la que los fabricantes apenas ganan dinero.
Por eso muchos creen que Tesla merece cotizar a lo que cotiza: desarrollan su propio software. Vendría a ser algo así como la Apple de los coches. Por contra muchos creen que algunos fabricantes se pueden convertir en meros ensambladores sin personalidad que terminarán usando el software que les facilite Google u otro.
En los coches tendremos 2 softwares importantes
-El software de info-entretenimiento: con el que daremos órdenes de voz, pondremos un mapa o escucharemos Spotify. Básicamente son Android Auto y Apple Car.
-El software que dotará de conducción autónoma a los vehículos. Parece que todas las marcas están trabajando en algo y a priori esto es bueno porque indicaría que han aprendido la lección de los fabricantes de Smartphone, pero otra cosa es que tengan la capacidad para realmente alcanzar la plena conducción autónoma, todo apunta a que realmente solo Waymo (Google) y Cruise (General Motors) estarían cerca de conseguirlo:
En definitiva, si no invierten en tecnología porque creen que los cambios son muy rápidos e impredecibles prapárense para lo que le viene al sector del automóvil.