Les dejo aquí mis notas (spoilers por todas partes) sobre este libro de Peter Thiel (gay, apoya a Trump, ordocapitalista y superbillonario) que me parece esencial tanto para meterse en la filosofía del mundo startup como por sus principios más filosóficos. Probablemente no sea nada único pero para un inculto como yo me ha parecido verdaderamente interesante, sin querer pretender que haya que estar de acuerdo con todo lo que dice. Les recomiendo que en lugar de leer estos retazos más o menos inconexos consigan el libro y se lo lean, pues creo que está en castellano y todo.
NOTAS
Zero To One
Una startup es el mayor número de gente a quienes puedes hacer creer en un plan para construir un futuro distinto
Lecciones en contra de la sabiduría convencional:
Es mejor correr el riesgo de ser osado que caer en la trivialidad
Un mal plan es mejor que no tener plan
Los mercados competitivos destruyen los beneficios
Vender importa tanto como lo bueno que sea el producto que tienes
Si quieres crear y capturar valor duradero, no construyas un negocio commodity sin diferenciar
No hagas caso a los que describen su negocio como un monopolio ni a los que se quejan de la competencia. Lo más probable es que sea exactamente al revés de lo que dicen.
La única forma de evitar sucumbir en la lucha por el beneficio es tener un negocio monopolístico. Los monopolios impulsan el progreso porque el premio de conseguir el monopolio es un gran incentivo para innovar. El monopolio es la condición de todo negocio de éxito.
La competencia es una señal de destrucción en lugar de una señal de valor.
Características de los monopolios
Tecnología propietaria. Google o Qualcomm
Efecto red. Facebook
Economías de escala. Twitter (?!)
Marca. Apple
Como construir un monopolio
Empezar con un enfoque muy pequeño, atacar mercados nicho y convertirse en el dominador de ese nicho
Escalar. Una vez que dominas un mercado nicho te puedes dedicar a extenderte gradualmente a mercados cada vez más amplios. Hace falta disciplina para esto.
No al cambio desestabilizador. Si te concentras en desestabilizar a los actores consolidados estás viendo el mundo desde su perspectiva. No estás haciendo algo verdaderamente nuevo y es difícil que te vayas a convertir en un monopolio. Además, atraerás la atención.
El éxito no es aleatorio. Si tratas al futuro como algo concreto tiene sentido intentar comprenderlo y darle forma. Tratarlo como algo indefinido explica la disfuncionalidad del mundo actual. Los optimistas dan la bienvenida al futuro, los pesimistas lo temen. Tener una visión concreta del futuro favorece a las convicciones firmes. Ejemplos:
Optimistas definidos. USA en los 50-60
Optimistas indefinidos. USA desde los 80 hasta ahora
Pesimistas definidos. La China actual
Pesimistas indefinidos. La Europa actual
El dinero sigue una ley de potencia. El mayor secreto del capital riesgo es que la mejor inversión en un fondo de éxito es tan grande o mayor que el resto de las inversiones de la cartera juntas. Cada empresa de un fondo de capital riesgo ha de tener el potencial de convertirse en algo masivo. Cuando empiezas a pensar en diversificar para cubrirte, estás aproximando el problema como jugar a la lotería y con ello te estás preparando psicológicamente para perder.
Secretos. ¿Qué verdad importante conoces que poca gente más conoce también? ¿Qué empresa valiosa nadie está construyendo todavía? Un secreto es algo que poca gente conoce pero que se puede averiguar con esfuerzo importante. ¿Qué juega en contra de descubrir nuevos secretos?
Incrementalismo. Se nos enseña a aprender paso a paso y no se recompensa la sabiduría no convencional.
Aversión al riesgo. No nos gusta equivocarnos, sobre todo en soledad.
Complacencia. Es más cómodo recoger las rentas de lo que ya se ha ejecutado.
El mundo es plano. Dado el estado de desarrollo actual y la globalización se piensa que si hubiera algo nuevo por descubrir otros mucho más preparados ya lo habrían hecho.
Todavía quedan muchos secretos por descubrir pero hay que trabajar duro. No sólo tenemos mejoras incrementarles al alcance de la mano sino cambios verdaderamente radicales: la cura del cáncer, la demencia o todas las enfermedades asociadas al envejecimiento y al declive metabólico.
Los cimientos. La ley de Thiel: una startup estropeada de base no se puede arreglar. Los inicios son especiales y cualitativamente distintos a todo lo que viene después.
Elegir a un cofundador es como casarse, el optimismo abunda al principio. Sin embargo el conflicto es igual de horrible que el divorcio.
Hay que distinguir entre propiedad (quién es el dueño de la empresa), posesión (quién lleva la empresa en el día a día) y control (quién rige los asuntos de la empresa). El clásico desalineamiento entre propiedad y posesión es el que ya conocemos cuando los CEOs optimizar el corto plazo para beneficiarse.
Las startups no necesitan ofrecer salarios altos porque tienen algo mejor. Propiedad parcial de la compañía. Todo el que prefiera esto a un salario alto revela preferencia por el largo plazo y compromiso por aumentar el valor futuro de la empresa.
Contratar es una competencia básica de cualquier empresa que no se puede delegar o externalizar. No basta con habilidades o conocimientos, necesitas gente que pueda trabajar codo con codo. ¿Por qué la gente con talento va a trabajar contigo cuando tiene tantas opciones? Por que estás haciendo algo verdaderamente único o por el calibre del resto del equipo.
Para un observador externo la gente de tu equipo ha de diferenciarse del resto mediante una característica común. Internamente sin embargo, cada uno ha de diferenciarse por su propio trabajo.
Las mejores startups se pueden ver como sectas ‘light’
La distribución importa y muchas veces subestimamos su importancia.
La publicidad importa y quien se crea que no le influye se engaña doblemente. Además no está pensada para hacerte comprar el producto ipso facto sino para ir introduciendo impresiones muy sutiles que conducirán a ventas más adelante.
Solemos sobreestimar la dificultad del trabajo técnico y de ingeniería sobre todo comparado con las ventas. Es muy difícil hacer que las ventas parezcan algo fácil.
Los vendedores están ocultos a simple vista, a nadie le gusta que nos recuerden que nos están vendiendo.
La importancia de las ventas se subestima debido al esfuerzo sistemático por ocultar todo lo relacionado con este campo.
Un buen producto sin una buena forma de venderlo no hace un buen negocio, punto.
Las dos métricas más importantes en cuanto a distribución se refiere son el Coste de Adquisición por Cliente (CAC) y el Valor Total del Cliente (VTC). El espectro de las ventas es amplio y va relacionado al CAC.
Una buena estrategia de ventas empieza poco a poco y va creciendo. No es inusitado que a un nuevo cliente no le importe ser el mayor, pero sí si estamos hablando de órdenes de magnitud.
Para ventas de un tamaño razonable (10k a 100k) pero no complejas el reto está en cómo conseguir implementar un proceso que lleve el producto a audiencias más grandes usando un equipo de ventas modesto.
El cuello de botella oculto es la distribución.
El marketing y la publicidad funcionan para productos relativamente de bajo coste dirigidos a las masas pero sin un método de distribución viral.
La publicidad también puede funcionar para las startups pero sólo cuando tanto el CAC como el VTC hacen que todos los demás canales no sean económicos.
Un producto es viral cuando su funcionalidad fundamental anima a los usuarios a invitar a sus amigos a que lo usen.
El primero que domine el segmento del mercado con mayor potencial viral será el último que se mueva sobre el mercado total.
La distribución sigue su propia ley de potencia. Si logras hacer funcionar un canal tienes un negocio. Si pruebas varios y no lo consigues con ninguno, estás acabado.
Tu producto no se vende tan solo a los clientes; también tienes que hacerlo a empleados e inversores. Vender tu negocio a los medios es tan necesario como hacerlo a todos los demás.
A todos nos gusta creer que decidimos por nosotros mismos y que las ventas no funcionan en nosotros. Esto no es verdad. Mira alrededor, si no tienes a ningún vendedor, el vendedor eres tú.
Las máquinas son complementarias a los humanos no sustitutivos. Así los negocios más valiosos de las próximas décadas serán los que construyan emprendedores que busquen potenciar a la gente en lugar de hacerlos obsoletos.
Las máquinas no compiten ni por trabajo ni por recursos, son las personas las que lo hacen.
Las empresas han de buscar mejoras en orden de magnitud (10x o más) puesto que las mejoras incrementales no acaban siendo tales para el usuario final.
A los clientes les da igual cualquier tecnología específica a no ser que resuelva un problema de forma superior.
Hacer algo distinto es lo que verdaderamente es bueno para la sociedad a la vez que también permite a una empresa beneficiarse monopolizando un nuevo mercado. Los mejores proyectos suelen ser ignorados y no pregonados a los cuatro vientos por un montón de gente. Los mejores problemas en los que trabajar son lo que nadie más trata de resolver.
Los fundadores son importantes no porque sean los únicos cuyo trabajo es valioso, sino porque los mejores son capaces de sacar lo mejor de los que trabajan en sus empresas.
El mayor peligro para un fundador es que se crea tanto su propio mito que pierda la cabeza. Pero igualmente peligroso para un negocio es que pierda todo sentido de magia y confunda el desencanto con la sabiduría.
¿Qué futuro espera la humanidad?
El colapso recurrente (oscilación periódica entre tiempos oscuros y tiempos de bonanza) no parece probable sencillamente porque el nivel de conocimiento es tan alto ya que es mucho más probable que acabemos en la aniquilación total.
Otros hablan de una meseta global en donde el crecimiento se estanca y nos quedamos ahí indefinidamente. ¿Es plausible? No lo parece mucho teniendo en cuenta el nivel de competición que se desataría por los recursos. Y si la tecnología no logra aliviar esta competición no es difícil ver cómo nos iríamos a un conflicto que acabaría en catástrofe global.
El cuarto escenario pasa por la Singularidad. Un salto cuántico en que la tecnología nos lleva a niveles inimaginables, hacia un futuro mucho mejor.
La cuestión es que no basta con desearlo; para llegar a este escenario hay que ponerse a trabajar desde ya. Nuestra tarea es encontrar modos singulares de crear cosas que harán el futuro no sólo distinto sino mejor - ir de 0 a 1. El primer y esencial paso es pensar por uno mismo. Únicamente viendo el mundo con nuevos ojos, tan nuevo y extraño como les parecía a los ancestros que lo vieron primero podremos tanto recrearlo como conservarlo para el futuro.