La dualidad objetividad/subjetividad es ficticia, pues el objeto siempre es observado por un sujeto. Un objeto por si solo no tiene significado si no está insertado dentro de un contexto, y el contexto siempre es subjetual. Un dato, por ejemplo, tiene que estar encuadrado dentro de una teoría para que adquiera un significado. Esto no quiere decir que no se pueda llegar a verdades específicas, en el que la “subjetualidad” del sujeto operativo quede anulada. El teorema de Pitágoras es una verdad matemática. Aún así necesita de los axiomas de la geometría euclidiana. Bajo los axiomas de la geometría no euclidiana el teorema no se cumple. Si además nos trasladamos a las ciencias sociales, o a las aplicaciones prácticas a las relaciones humanas de ciertos “datos científicos”, la cosa se vuelve aún más complicada. Porque no es lo mismo hallar que la temperatura global se ha incrementado en 1°C (que ya tiene sus dificultades tecnologícas y metodológicas), que descubrir las causas y derivar de ellas unas políticas. El acierto o fallo de juicio no suele venir del dato (aunque pueda ocurrir que el dato sea falso), sino de la interpretación del dato. Es decir, del marco teórico, del contexto, en el que se introduce el dato. En el caso citado, por ejemplo, del modelo climático, que, como cualquiera que se haya informado mínimamente de como funciona un modelo, necesita la asistencia de unos axiomas para hacer sus predicciones (un modelo no predice en el vacío).
Con la información ocurre lo mismo. Se parte de un dato (que vamos a suponer correcto) y de este se extrae una interpretación. Es irrelevante si el sesgo en la interpretación es consciente o inconsciente, pues esta va a depender siempre de un “modelo” de la realidad. Por ejemplo, por muy honesto que me parezca Juan Ramón Rallo, su interpretación de los datos obedece a un modelo de la realidad liberal. Ese mismo dato en manos de un marxista honesto, llevará a una interpretación totalmente distinta. Esto tampoco significa que nos sirva cualquier modelo de la realidad, o estén igual de acertados. No es un relativismo. Reconocer que existen distintos modelos no significa asignarles el mismo valor. No todas las ideas que manejamos son capaces de explicar de igual forma los acontecimientos. Hay que inclinarse hacia las más potentes. Las que son capaces de explicar más hechos (hay cierta reflexividad entre teoría y praxis). Las que no tengan que recurrir constantemente a un Deus ex Machina, o a encajar en un lecho de Procusto, para explicar todos los datos que no encajan en el modelo. Aún así siempre habrá que tomar partido por una representación del mundo. Un mundo que no “es”, sino que “está siendo”, es decir, que no es inmutable, sino que se va construyendo con la propia praxis.
Incide Ud. en un factor que me parece fundamental, una vez alcanzada la conclusion de que la objetividad es imposible, que es la honestidad.
Todos vemos el mundo desde nuestra posición moral, construida por una compleja mezcla de factores genéticos que se han odo moldeando por experiencias, pero lo que sí se debe exigir, sí es alcanzable y sí es algo que se puede evaluar es la honestidad en ese aplicar nuestro punto de vista.
La honestidad pasa por reconocer los sesgos propios, por tratar de aplicarlos de manera ecuánime a los que están más cerca y a los que estén más lejos de las posturas propias, y por entender que uno puede estar equivocado y no plantear desde el.fanatismo que el discrepante es un enemigo. El fanatismo no es honesto.
Es sencillo ver posturas deshonestas, por ejemplo en aquellos que el mismo hecho lo valoran de una manera o de exactamente la.contraria en función del sujeto de la acción, en aquellos que cambian su postura frente a un tema 180 grados al toque de corneta del amo y donde antes defendían com vehemencia el color blanco luego defienden el color negro con la misma o máyor vehemencia…
La honestidad sí es algo que podemos evaluar con algo más de facilidad en aquellas fuentes de información de las que bebemos.
En mi opinión no es lo mismo saber que alguien está siendo deshonesto que saber que alguien está siendo honesto. En el segundo caso cabe la posibilidad que simplemente no tengamos la suficiente información para llegar a una conclusión sobre ello.
El tema de los incentivos que lleva a las personas a ser deshonestos suele ser bastante más complejo de lo que sugieren ciertos análisis como de costumbre binarios de o está alineado o está desalineado.
Yo suelo observar que ante temas complicados hay cierta tendencia en convertir el tema original con montón de matices en un tema de si la otra persona es honesta o no. Un tema donde el que desconoce mucho el tema original se suele mostrar mucho más cómoda a la hora de sostener su posición pero que cambia de forma sensible la naturaleza de los problemas originales.
Creo que en temas financieros estamos muy acostumbrados a ello si nos fijamos. Cuando se plantea los riesgos que puede tener una inversión o los puntos positivos que puede tener, hay quien tiene tendencia a desviar el tema hacia la honestidad de la persona que le ha recomendado dicha inversión. Una cuestión que tiene su interés pero que no incluye ni mucho menos la cuestión inicial.
Fernando Díaz Villanueva es el paradigma de la independencia, no trabaja para nadie el mismo se ha creado su propia plataforma de comunicación.
Lo que pasa es que en parte cojea del mismo pie que Juan Ramón Rallo haciendo proselitismo de la causa liberal como si de una guerra santa se tratase.
Carlos Alsina es un periodista brillante, se prepara los temas de los que habla, algo básico, pero que por desgracia no abunda. Puede poner en aprietos a cualquier político precisamente por qué controla el tema en cuestión. Lo malo es que al final se debe a su cadena y eso implica zambullirse en la bronca política de turno que no tiene ningún tipo de interés más allá del toma y daca partidista.
Vicente Vallés es un buen periodista, pero aunque uno este de acuerdo con el, sus procederes son muy descarados, un informativo no debería verse como un espacio editorial donde el contenido es opinión y no información pura y dura.
Con el tiempo tiene cada vez un estilo más sentencioso y es muy exagerado como organizan todos los cortes de video para crear la narrativa específica de su relato.
Creo que busca ser imparcial, y hacer de eso su firma personal. Con todo, con el hecho de que procuran no bajar al barro del amarillismo y el hecho de que den voz y espacio a ciertas cosas como por ejemplo los bombardeos de hospitales y escuelas a cargo del ejército israelí o temas ecológicos varios, y no tanto a lo que hace o deja de hacer la mujer del presidente del gobierno de España, entiendo que para mucha gente en España entraría dentro de lo que es un medio progre.
¿Medios de comunicacion objetivos? Después de esto, pueden ir eliminando a RTVE, uno menos
Por cierto, así se compran voluntades políticas en nuestro país (que pagamos todos con nuestros impuestos), y baratos no se venden…Tus impuestos siempre vuelven (a los bolsillos de los amiguetes)
Hablando del estado de los medios de comunicación en España, y la política en general, hay un podcast de David Jiménez que deja a las claras, lo que muchos sospechamos.
Hace muchos años me hice cargo de una revista de astronomía. Cada vez que había alguna noticia relevante nos llegaban a la redacción los press releases de cada organismo implicado en el estudio (es habitual que los equipos de investigación estén integrados por personas que pertenecen a distintos organismos; la ESA, la NASA, el IAC…). Aún tratándose de hechos objetivos, leyendo las distintas fuentes a menudo costaba comprender quién había hecho qué. Cada cual contaba la historia barriendo para casa.
Si eso sucedía con noticias científicas, imaginen el resto.
A mi me ha pasado igual, no han dado ni una. Y si la noticia implicaba a la administración pública, la noticia estaba más alejada de la verdad. Al menos esa es mi limitada experiencia, porque afortunadamente no me he visto en tantas noticias.
Aunque es verdad que los medios suelen tener una especial capacidad para desenfocar las noticias, por todo tipo de otros condicionantes que nosotros no tenemos, también nos pasa a nosotros a veces, que en un tema que conocemos poco hacemos un análisis, que luego cuando profundizamos, cambia nuestra visión del tema.
Quizás el gran ejemplo de ello, o al menos a mi me ha pasado varias veces, es estar convencido de que tomaría una determinada decisión al respecto de algo, incluso después de haber reflexionado sobre ello, y luego, cuando me he encontrado en la situación de tener que decidir realmente, he terminado tomando una decisión algo distinta.
Y es que el simple hecho de tener que asumir la decisión en todas sus consecuencias o estar metido en miedo de riesgos que en principio parecen más abstractos, ya suele cambiar algo las prioridades.
Ahí ha dado usted en el clavo. En estos momentos estoy metido en un dilema profesional que tengo que resolver esta semana entre cambiar dentro de mi empresa a gestionar unas responsabilidades muy burocráticas y de escaso valor añadido o irme a desarrollar un proyecto en el extranjero dentro de la propia empresa con los condicionantes personales y familiares que ello implica. La segunda opción la veía escasamente factible a la vez que lejana en el tiempo, pero una vez se materializa con una oferta encima de la mesa, cambia totalmente la percepción del riesgo