El libro VERTIGINOSA ADAPTABILIDAD DE LOS MERCADOS FINANCIEROS UNA EXPLICACIÓN EVOLUTIVA de LO, ANDREW W. se abre con una curiosa historia real de percepción que salva la vida de una persona, no viene al caso contarla, quien tenga intereses puede leerlo, pero viene al caso para centrar un hilo sobre las diferencias entre la realidad percibida y la existente, que por supuesto distan mucho de parecerse. De la misma forma que en el hilo Inversor, razón e intuición - nº 178 por autoinmune se trata cómo la intuición trabajada desde el punto de vista artístico nos puede desvelar lugares donde no se llega apelando a la razón, siendo la intuición el único camino de acceso con mayor o menor incertidumbre por ejemplo una obra de arte, un poema, una sinfonía, etc… igualmente podemos tratar aquí la realidad existente versus la percibida, con nuestras limitaciones humanas, sesgos físicos, mentales y sociales, centrándonos esta vez en la naturaleza y en hechos biológicos, sistemas complejos, ecosistemas y otros órdenes que funcionan ajenos a nuestra percepción limitados por la naturaleza que no es dada al nacer. Se puede citar a Taleb o a Lo, Andrew para acudir a ejemplos donde los análisis de conjunto se refuerzan con la fragilidad del individuo del conjunto, Taleb por ejemplo nos hace ver que la fragilidad de un restaurante hace antifrágil al conjunto de los mismos, otros ejemplos similares e inquietantes se pueden leer en el citado libro de Lo.
Como individuos dentro del conjunto estamos limitados en el mejor de los casos a lo que se denomina “círculo de competencia”, como si ese conocimiento fuera importante o suficiente para tomar decisiones de inversión, visto así lo podemos denominar la realidad que percibimos, que dista mucho de ser la realidad existente que es la que realmente nos interesa conocer de forma más profunda, ahí no llegan nuestras percepciones pero no quiere decir que no existan asuntos de importancia fuera de ese círculo, nuestros límites están por ejemplo en nuestros ojos: en el rojo y el violeta, pero existen infrarrojos y ultravioletas aunque nos lo percibimos visualmente por nuestra naturaleza, tenemos ahí un sesgo visual, igualmente nuestro límite de audición va de los 20 a los 20.000Hz por abajo infrasonidos y por arriba ultrasonidos que no podemos oír por limitaciones, todo esto son barreras que nos impiden alcanzar la realidad, pero existen, están ahí, algunos percibidos por animales mejor dotados naturalmente para ciertos menesteres que los humanos:
Se ha citado uno de los podcast “que no se sabe lo que no se sabe” pero es importante, no obstante saber que lo que no se sabe existe y no puede ser ignorado, por ejemplo el funcionamiento de un ecosistema es algo complejo y equilibrado, la introducción o aniquilación de una determinada especie viva del mismo, sea animal o vegetal puede afectar a todo el ecosistema, dañarlo irreparablemente o incluso destruirlo, reducir todo al círculo de competencia es quedarse en una realidad parcial, la que uno piensa que puede manejar o percibir, salir del círculo es importante, Ortega y Gasset o Charlie Munger nos contarían las bondades del conocimiento multidisciplinario, todo vale, hasta la brujería si quieren, si bien debemos centrárnos en un todo que no seremos nunca capaces de percibir, pero que de ninguna forma podemos ignorar.
Quizá la naturaleza nos ofrezca ciertas respuestas.