Pero cuidado que las interpretaciones a toro pasado también contienen una buena dosis de narrativas que insisten en los factores que a uno le conviene enfatizar y ningunean aquellos que no.
Kindleberger precisamente tiene gran habilidad para mostrar como en las interpretaciones de sucesos pasados importantes en los mercados, uno suele tener tendencia a olvidarse de elementos que pudieron tener influencia significativa para que pasara lo que pasó o, como uno se centra en un tipo de eventos y olvida otros que pudieran sugerir una interpretación bastante distinta de lo que pasó.
En el complicadísimo periodo de entreguerras de la primera mitad del siglo pasado, hubo un hecho que suele aparecer en no pocas lecciones financieras, la hiperinflación alemana. Considero positivo que se explique este episodio. Sin embargo no tengo tan claro que no se deba de explicar conjuntamente con lo complicada que fue la situación en esa misma época en UK y no precisamente por seguir una política monetaria similar a la alemana.
Kindleberger va incluso más allá y sugiere que los errores respectivos de ambos países en esa época, llevaron luego a tomar malas decisiones monetarias, en sentido contrario. Vamos que UK luego tendió a tomar decisiones excesivamente laxas por el mal recuerdo de dicho periodo y en Alemania fue un poco a la inversa.
En estos días con la aparición de la inflación también vemos que hay quien nos recuerda como “acertó” con que la inyección masiva de dinero post 2008 traería inflación. Ya me perdonarán pero eso que ciertos efectos lleguen con tanto retraso, dificulta mucho, si se tiene cierto rigor intelectual, poder validar este tipo de conclusiones.
Mientras parece algo más fácil sostener que la inyección masiva de capital y ciertas ineficiencias producto del cierre del covid, han provocado inflación, parece mucho más complicado sostener que hay que buscar la causa en la actuación post 2008. No porque no pueda ser incluso razonable, sino porque a medida que nos vamos atrás en el tiempo, el número de factores de posible incidencia se va complicando muchísimo más de lo ya de por sí complicado que es de inicio.
En las cartas trimestrales/semestrales de algunas gestoras patrias hemos visto precisamente algunas interpretaciones bastante peculiares de lo que ha pasado este primer semestre del año. No porque no sean verdad los datos que aportan sino por el encuadre que hacen de los mismos y por contraste con como interpretaron el primer semestre de 2020.
Insistiendo mucho en la notable caída del S&P500 en dólares. Alrededor de un 20% al cerrar el semestre. Y señalando que no había habido un semestre tan malo en varias décadas. No obstante que el mayor rango de la caída (al menos hasta ahora) coincida casi con el semestre es más una curiosidad estadística que una medida de la gravedad, al menos de momento, de la situación vivida.
En el año 2020 la magnitud de la caída fue sensiblemente superior aunque no coincidió con el semestre natural.
A final del año 2018 hubo una caída de nivel similar (tal vez algo menos). De hecho uno puede mirar el dato estadístico sobre la frecuencia de caídas de alrededor del 20%. El inversor debería asumir que le puede tocar pasar una cada no mucho tiempo.
Por otro lado la otra parte importante de la cuestión es como miramos la rentabilidad. Fíjense como está en dólares. En Euros la historia ha sido distinta. Si quieren comparar para el inversor español, y ponen la rentabilidad de sus fondos en euros, igual deberían de recordar insistir en mirar también la rentabilidad del S&P500 en euros. Al menos como complemento.
Ya ven como la historia en euros es algo distinta. Si no hacemos este tipo de ejercicio uno podría llegar a la conclusión absolutamente demencial que una cartera formada por el S&P500 ha batido holgadamente a su índice de referencia.
¿porque esta insistencia en hablar de lo mal que lo ha pasado el S&P500 este semestre insistiendo en los datos negativos? ¿porque la diferencia de actitud con las caídas del coronavirus donde se instó a la paciencia, al largo plazo y al comportamiento nervioso del mercado a corto plazo?
La respuesta es fácil en algunos casos, porque mientras en esta caída lo han hecho mucho mejor que el S&P500, en la otra lo habían hecho sensiblemente peor.
Y claro algunos llevaban 5 años por lo menos insistiendo en el enorme riesgo que podía ser invertir en el S&P500 a esos niveles y que sus carteras eran mucho mejores, más defensivas e iban a dar mejores resultados.
¿valida el resultado del primer semestre ese tipo de discurso? Vamos ¿acertaron o no acertaron?. Pues dependiendo del plazo temporal que lo miremos podemos tener una sensación u otra distinta. Si miramos simplemente este semestre concluiremos que acertaron de lleno. Pero a poco que nos vayamos para atrás y incluyamos la crisis del coronavirus y algunos años más atrás, igual la sensación sobre que han acertado o no, cambia significativamente.
Como de costumbre estamos en un plazo temporal abierto. Y por lo tanto dentro de 3-5 años podemos tener otra sensación distinta. Lo que cuesta asumir es lo poco que les hace falta acertar a algunos y como se empeñan en ponerlo en el epicentro de la cuestión, para que consideren que han acertado.
Obviamente aquí habrá resultados dispersos entre distintos fondos y con algunos tendremos más la sensación que lo han hecho muy bien que con otros. Lo que cuesta saber es que se ha acertado y que no, realmente.
Si nos vamos a inversores particulares, donde no tenemos una rentabilidad fiable ni un seguimiento trimestral de cartera, más se complica la cosa. Por no hablar que uno puede tener razón en según que y luego no saber gestionarlo o simplemente que la traducción de ello a rentabilidad sea nefasta. En las punto com la mayoría de los que se metieron acertaron de lleno que internet cambiaría el mundo.