La IF de los cojones

El problema es que a veces no se mejora y uno confunde los objetivos de otros con una mejora para él que no es tal.

Vamos que a veces con la excusa de intentar mejorar, se arriesga demasiado precisamente aquello que ya se tiene y no se valora lo suficiente hasta que se pierde o se degrada.

Basta ver la mecánica de las guerras. Donde se “vende” conseguir supuestas mejoras que luego en realidad lo que son, ni incluso en el caso de conseguirse, a un coste absolutamente demencial para los afectados.

A posteriori luego se ve más claro y, cuando uno vive en un largo y apacible periodo de paz, cree que nadie será lo suficientemente tonto para ponerlo en riesgo. Pero, lamentablemente, se termina volviendo una y otra vez, a los razonamientos que hay implicados en ellas por parte de los que las declaran.

Aquí ha estado usted especialmente sagaz como acostumbra.

Mi sensación es que cuando se nos mete un objetivo en la cabeza perdemos cierta capacidad de analizarlo con verdadera profundidad y terminamos no siendo capaces de ver algunos de los inconvenientes asociados que luego nos tocará asumir si lo conseguimos. O simplemente creemos que el objetivo es capaz de resolver problemas que son intrínsecos a nuestra condición y, por lo tanto, sin solución.

No se preocupe que creo que esto es un error habitual que todos cometemos en cierta medida. Extrapolamos situaciones de nuestro entorno o de lo que nos parece lógico según nuestra visión del mundo, y luego resulta que la cantidad de casos donde eso no se cumple es significativa o hay otras opciones igualmente lógicas posibles.

Me gustó mucho en este sentido el libro Repensar la pobreza-Abhijit Barnajee,Esther Duflo precisamente porque era en cierto sentido un baño de humildad para los que nos creemos poder interpretar ciertas dinámicas en base a unas premisas que tomamos como ciertas, pero la realidad suele ser muy distinta.

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