Los mercados siempre nos dan una lección en cuanto a que supuestos incorporan ya en el precio y que no incorporan.
Hace un par de años, el hecho que China no fuera una economía desarrollada como tal (dentro del MSCI World) no sólo no implicaba una prima de riesgo sino que incluso suponía, en algunos casos, una prima de sobrecoste por estar descontando supuestas posibilidades de mayor crecimiento futuro.
No me centraré en si tenía más o menos sentido. Lo que me centro es que esa situación, que algunos consideraban como “normal” teniendo en cuenta las opciones disponibles y su supuesta lógica capitalista, no era ni mucho menos la única posible y, ahora está apareciendo la otra cara de la moneda, tan típica de los mercados, donde de un extremo se puede ir al otro.
Más allá de empresas concretas, tengo la sensación que se ha ido al otro extremo y hay una prima excesiva para el riesgo que supone invertir en China. Cuidado que el riesgo de cisne negro siempre está presente, como ha pasado en Rusia y como pasa en tantas empresas que de vez en cuando quiebran o tienen que hacer una amplicación de capital tremendamente dilutiva (o financiarse a tipos que ponen contra las cuerdas la posible rentabilidad final del accionista).
En todo caso pueden ver por twitter que algunos de los que consideraban China una parte indispensable de la cartera y que ningún inversor se podía perder, ahora han pasado al que no quieren acciones chinas ni en pintura.
Por otro lado, cuando uno mira los mercados de renta variable en perspectiva, y analiza su tolerancia al riesgo, debe de ser consciente que este tipo de cambios drásticos de perspectiva, suceden. Podemos pensar que un PER global de los mercados de 20-25 es normal viendo el panorama pero es normal hasta que afloran ciertos riesgos y el mercado se va a un PER de 10. No digo que vaya a pasar este año, el que viene o dentro de 10, digo que históricamente ha pasado de vez en cuando.
Los motivos que llevan a los inversores a pensar que es normal ese PER de 20-25, son bastante menos sólidos de los que a uno le gustaría creer. Como le gusta decir a Minsky, los resultados actuales de cualquier inversión, tienen gran poder cíclico de condicionar las inversiones futuras. Mientras uno va ganando bastante, tiene la sensación que vale la pena asumir riesgos que, no tiene la misma sensación cuando va ganando mucho menos o incluso cuando va perdiendo.