Es un tema bien complicado, pues además nunca sabe uno si lo está haciendo bien o no.
Vengo de unos padres que siempre nos dejaban a mi hermana y a mi las mejores partes de la comida en la mesa y se privaban para que nosotros pudiéramos tener ciertas cosas que nos hacían ilusión. Sin embargo, nada más lejos de permitirnos todas las cosas que queríamos y realmente había que trabajarse el poder tener algo.
Con ese historial, uno empieza con el listón bastante alto, y es verdad que encontrar el equilibrio entre que no les falte nada, pero que tengan un cierto sentido de escasez que les empuje a conseguir cosas, es bastante complicado.
Lo cierto es que al menos en mi experiencia, el presupuesto que “consume” cada hijo, depende un poco de la bonanza o dificultades por las que pase la familia, si bien, ciertos números se me antojan bastante parcos, si uno quiere que tengan una alimentación saludable y una vida social que medianamente lo sea también.
Tener hijos es la mejor manera de dinamitar las excel de la IF, básicamente porque uno aumenta la variabilidad de necesidades de forma explosiva. También es cierto que el cariño, la confianza etc… no se riegan con dinero, o al menos no siempre, por lo que mantener esa balanza de aumentar los ingresos con el tiempo dedicado a la familia, no es sencillo.
Al final, yo personalmente recuerdo las épocas en que había “que apretarse el cinturón”, con cariño y siempre tuve claro que no tendría las mismas cosas que otros amigos con padres más ricos, y la verdad es que no me he traumado ni nada por el estilo.
Si con las inversiones ya es difícil encontrar uno su camino, con los hijos se convierte en una labor titánica. Eso si, no hay experiencia mejor en el mundo, al menos para el que escribe estas líneas.