Verano FIRE
Está siendo un verano achicharrante -nótese el pretendido juego de palabras-, también en zonas más septentrionales que la península ibérica. Mañana intentaré dejarme caer por una piscina pública de mi zona. 5’5€ cuesta la entrada (!). Juraría que pagué no más de 3€ la última vez visité una hará no tantos años.
A continuación muestro el vuelo de este gorrión fuera del nido (o jaula) y hacia una libertad que espero sea sostenible.
Nótese del cuadro de arriba que loyer significa alquiler. En “gastos extraordinarios” incluyo todas aquellas compras puntuales y de montante significativo. Si me voy de viaje, es posible que esos gastos acaben integrando los ordinarios, pero si me compro, pongamos, una bici o un ordenador, es más probable que éstos integren la partida “extraordinarios”. Nótese también que las cifras en amarillo son estimaciones.
La tabla muestra un gasto anual de casi el 5% de mi patrimonio. Esto es como un partido de fútbol, en especial uno en el que juega el Real Madrid, y hasta que no acabe el año no puedo cantar victoria. Se cierne un invierno (muy) caro en la factura energética en ciertas partes de Europa, y también existe cierta posibilidad de que acepte una invitación para realizar un viaje largo a una zona con alto coste de la vida. Esto supondría un peso sobre mis finanzas personales que no estaba estimado a inicios de año.
Hasta julio (inclusive) mis gastos en 2022 suponen el 3% de mi patrimonio. Este último se debe de haber revalorizado un 4% antes de impuestos para el mismo periodo (no he calculado el retorno exacto todavía, ergo es aproximativo), de modo que de momento no estaría vaciando la hucha.
En términos nominales mi patrimonio no ha variado gran cosa desde hace un año, cuando inicié el vuelo, hasta hoy. No obstante en términos reales mi patrimonio puede comprar hoy significativamente menos que hace un año (inflación).
El patrimonio está repartido de la forma que muestra el gráfico siguiente: