Para un inversor creo que es interesante intentar hacer un análisis de este tipo de cuestiones como la subida de impuestos, restringiendo las consideraciones políticas, si es que es posible.
No porque no sea importante también hacer el análisis teniendo en cuenta dichas consideraciones políticas, sino más bien para evitarse que en el primero, las consideraciones políticas enmascaren otro tipo de cuestiones.
Cuando uno hace una planificación financiera o se marca unos objetivos vitales, suele ser bastante más fácil ver los errores que cometen otros que no luego aplicar esos mismos conceptos a la propia planificación.
Todos vemos muy claro los problemas que tienen las planificaciones de muchos amigos o conocidos que básicamente basan su planificación en esperar a tener una buena pensión.
Evidentemente tiene un riesgo enorme de que las condiciones empeoren notablemente a futuro.
Sin embargo luego uno encuentra toda clase de planificaciones que insisten mucho en ese riesgo pero que sin embargo olvidan otros. Que los impuestos empeoren si las cuentas del estado no cuadran, es un riesgo sensible. Como también lo es que haya recortes de gastos públicos. Vamos que el ajuste puede venir de varias vías, bastante menos opuestas de lo que parece y bastante más complementarias cuando hay problemas.
Cuidado que el recorte de gasto públicos también incide en negativo en la planificación financiera de uno. Porque ahora mismo el estado cubre algunos gastos que existe un riesgo significativo que uno tenga que cubrir en un futuro.
Otra vez cuidado no mezclar aquí en exceso política. Las épocas de recorte de gasto suele pasar un poco lo mismo que en las épocas de subida de impuestos. Que el dinero que se ahorra en el caso de los recortes proviene de dinero útil que llega al ciudadano en una proporción mayor del que es gasto bastante inútil. De la misma manera que el dinero de más que se recapta en las subidas de impuestos va destinado en proporción significativa a gasto de dudosa utilidad en lugar de revertir íntegramente en cosas que llegan al ciudadano.
Volviendo al tema de la planificación financiera está claro, en algunos casos, que se tiende a ser excesivamente optimista y por lo tanto se ven muy poderosos objetivos futuros porque uno termina creyendo que puede componer con un % real mucho más alto que el que una previsión razonable invitaría a considerar.
Por una parte es bueno ser capaz de focalizar bastante más allá del corto plazo, algo a lo que induce introducirse en el mundo de la inversión. Pero por otra parte la visión del largo plazo suele tener tendencia a ser fragmentada. Vamos que hay riesgos que no se pueden eliminar a largo plazo. Que se lo digan a lo que se pensaba en 1910 sobre que las guerras habían pasado a la historia.
En una planificación financiera razonable uno no debería poner rentabilidad ajustadas a inflación superiores al 6-7% por mucho que los últimos 10 años hayan sido sensiblemente superiores. Y esto en caso de tener muchísima tolerancia a la volatilidad. Para personas más sensibles a ellas habría que ajustarlo a la baja.
Luego los impuestos también suelen brillar por su ausencia en dichas planificaciones. Cuando un fondo va bien por ejemplo, parece que esas rentabilidades de los partícipes sean libres de impuestos. La realidad suele ir por otro lado.
Mi sensación termina siendo que a veces las consideraciones políticas esconden otras consideraciones que un inversor también tendría que tener muy en cuenta. Por mucho que dichas consideraciones políticas sean importantes.