El autoengaño forma parte del funcionamiento de la mente humana.
Es casi inevitable caer en él, de forma más consciente o menos, cuando la complejidad de lo que se intenta abordar supera la capacidad de las herramientas disponibles para ello.
Los sesgos de inversión, que de hecho como cuentan muchos libros, tienen un fundamento que va bastante más allá de su aplicación a la inversión, no dejan de ser una muestra de ese autoengaño.
No obstante uno comprueba, en demasiadas ocasiones, como el autoengaño no necesariamente está donde uno creía inicialmente, o no sólo está allí.
¿es autoengañarse no dar suficiente peso al dinero en la felicidad o lo que es autoengañarse es terminar dándole un peso que no debería tener si uno tiene claro que realmente quiere dar preferencia a la felicidad antes que al dinero?
Como con el riesgo, la mera definición de que importancia dar a los posibles distintos elementos presentes en la ecuación ya dictamina la lógica del resultado posterior. Según cuales sean los factores elegidos y su importancia relativa, el resultado final será sensiblemente distinto. Y el análisis del mismo no es necesariamente sobre la lógica del proceso de razonamiento posterior sinó que la elección previa suele estar sujeta a todo tipo de posibles objeciones.
Y más cuando esa elección tiene mucho de subjetiva.
Recordando, una vez más el extraordinario artículo de @Cygnus Por el camino de la independencia financiera y en su comentario anterior
hay una especie de tendencia inherente a la naturaleza humana que consiste en perder de vista el objetivo final y pretender que lo que debería ser un medio para llegar a él, se convierte en un fin absoluto, llegando incluso a preferirlo en los casos donde debería ser, cuando menos sospechoso, que uno está forzando la situación para terminar dando más valor al medio que al objetivo real final.