Llevamos miles de años modificando genomas, pero ahora algunos rechazan los transgénicos. ¿No es un contrasentido?
– Llevamos unos 11.000 años, desde que se inventó la agricultura, cruzando genomas a ciegas sin saber qué va a pasar. Ahora, la ingeniería genética modifica los genes de uno en uno y sabiendo lo que va a pasar. Eso es fatal, pero no lo que llevamos haciendo desde hace 11.000 años, que ha dado lugar a los productos agrícolas actuales, muchos de los cuales son tan distintos de sus originales que hasta a Linneo se le escapó, por ejemplo, que el maíz es el teosinte domesticado. Otro caso llamativo es el de la zanahoria, que en el siglo XIII no tenía color de zanahoria, sino que era blanquecina. Todas las frutas y verduras del supermercado son consecuencia de mezclas de genes al azar hechas por nosotros. Eso no es problema, pero meter en una planta un gen que sabemos lo que va a hacer es el fin del mundo.
– Hay mucha gente que dice que nunca hemos comido peor.
– ¡Nunca hemos comido mejor! Entre otras razones, porque ahora hay frigoríficos. No voy a retroceder mucho en el tiempo. Si ahora nos sacaran a la mesa lo que comía Alfonso XIII, nos pondríamos a morir. El olor del pescado que comía el Rey de España en Madrid hace cien años nos resultaría insufrible, y con la carne pasaría otro tanto. Comemos infinitamente mejor. Tenemos controlados todos los pasos de la cadena de producción hasta nuestra mesa. ¿Qué pasa aquí? Por un lado, está la fobia a la tecnología de la que ya hemos hablado antes y, por otro, que la memoria falsifica los recuerdos. Todo lo recordamos mejor: la tortilla de patatas y la merluza frita que hacía nuestra abuela es inmejorable. ¡Es falso! Lo que pasa es que la tenemos idealizada en nuestro recuerdo porque la memoria borra las partes negativas. Si no fuera así, nos hubiéramos suicidado todos hace tiempo.
– Si fuera verdad que comemos peor, ¿no moriríamos mucho antes que nuestros bisabuelos?
– Pues, claro. La gente se ha muerto a los 40 años hasta ayer, quitando reyes, obispos… Los de la pasta. Hoy, en grandes partes del planeta, la gente sigue muriéndose a los 40 años porque estamos hechos básicamente para durar ese tiempo.
– ¿Cuanto más nos protegemos de la naturaleza más vivimos?
– Por supuesto. Vivimos más cuanto más dominamos la naturaleza gracias a la tecnología, el ars de los latinos, la techné de los griegos. Si viviéramos una vida natural, viviríamos una vida miserable: la cuarta parte de nosotros moriría en el primer año de vida y el resto a los 30 o 40 años.