(En mi humilde opinión, este es un capítulo que todo inversor en fondos debería leer al menos una vez en la vida)
COMENTARIOS SOBRE “EL INVERSOR INTELIGENTE”-9
¿Qué es mejor invertir en fondos o en acciones directamente? La respuesta a esta pregunta y otros aspectos relacionados con la problemática de invertir en fondos, es lo que trata de responder Graham en el capítulo 9º.
Opina que el individuo medio que haya dedicado todo su dinero en exclusiva a los fondos de inversión en los últimos diez años habrá conseguido mejores resultados que la persona media que haya realizado directamente sus adquisiciones de acciones.
Sin embargo, la verdadera dificultad no está en crear una cartera de fondos o acciones, sino en evitar sucumbir a las argucias y estratagemas de los vendedores de fondos o a las argucias y estratagemas aún peores y más peligrosas de los encargados de colocar ofertas públicas iniciales de empresas de segundo y tercer orden.
Por otra parte, la persona media que decide realizar inversiones conservadoras en acciones ordinarias tiene más probabilidades de tener que enfrentarse a influencias perniciosas y difíciles de resistir, que le pueden empujar hacia la especulación y hacia las pérdidas especulativas, influencias mucho menos intensas que si invirtiera en fondos. Si a esto le añadimos la necesidad de tener una formación técnica y financiera que le permita analizar las empresas, así como la estrategia a la hora de organizar una cartera donde unas empresas se compensen con otras, la dificultad de invertir en acciones para un inversor medio aumenta enormemente.
Uno de los errores más corrientes que cometen los inversores en fondos es que se limitan a comprar fondos que hayan subido rápidamente, basándose en la hipótesis de que lo seguirán haciendo. Los psicólogos han demostrado que los seres humanos tienen una tendencia innata a creer que es posible predecir el largo plazo a partir de una serie de resultados aunque sea muy breve, cuando, por desgracia, en los mercados financieros, la suerte es más importante que la capacidad. Un gestor puede estar en el sitio adecuado en el momento adecuado y será alabado por su brillantez, pero si cambian las tornas su coeficiente intelectual puede bajar muchos enteros.
No hay que desdeñar las conclusiones a las que han llegado los estudiosos de las finanzas acerca de los resultados de los fondos de inversión:
-El fondo medio no selecciona las acciones con la destreza suficiente para superar los costes en que incurre en materia de investigación y operación en el mercado.
-Cuando mayores son los gastos de un fondo, menor es su rendimiento.
-Cuanto mayor es la frecuencia con que un fondo hace operaciones con sus acciones, menores suelen ser sus ganancias.
-Los fondos muy volátiles, que rebotan al alza y a la baja más que la media, tienen muchas probabilidades de ser volátiles todo el tiempo.
-Los fondos que han conseguido una elevada rentabilidad en el pasado tienen pocas probabilidades de seguir siendo ganadores durante un período prolongado de tiempo.
¿Son todas malas noticias para el inversor medio en fondos? No, veamos.
-Comprender por qué resulta tan difícil encontrar un buen fondo mejorará la preparación como inversor.
-Si los resultados obtenidos en el pasado son un indicador deficiente de la rentabilidad que se va a obtener en el futuro, hay otros factores que se pueden emplear para aumentar las posibilidades de encontrar un buen fondo.
-Un fondo puede ofrecer un valor excelente aunque no consiga unos resultados mejores que el mercado, en base a que resulta una forma económica de diversificar la cartera y deja tiempo para dedicarse a otros aspectos de la vida en vez de dedicarse a elegir las acciones en las que invierte personalmente.
Hay una realidad que debe tenerse en cuenta a la hora de analizar un fondo para incorporarlo a la cartera: cuando mejores son los resultados que consigue un fondo, más obstáculos deben superar los inversores. Habrá que estar atento a esos obstáculos y ver si empiezan a aparecer en alguno de los fondos en los que se esté invirtiendo o se piense invertir al albur de los buenos resultados.
-Gestores “estrella” que se van a otra parte al ser “arrebatados” por la competencia o marchas voluntarias para iniciar su propio fondo de inversión. Esto, de por sí, ya supone una llamada de atención, lo que no quiere decir que los nuevos gestores lo hagan peor, pero ya constituye un aviso.
-Elefantiasis de los activos gestionados ante los elevados rendimientos, lo que hace que el gestor tenga poco margen de maniobra. O coloca el dinero en liquidez perdiéndose posibles subidas de las acciones; invirtiendo en empresas que ya tiene en cartera propiciando una sobrevaloración o compra acciones de empresas nuevas a las que tiene que dedicar más tiempo de investigación partiendo de cero.
-Siendo pasto de los trucos de promoción de fondos, como el invertir en fondos que han sido “incubados” en el ámbito privado comprando acciones de empresas minúsculas o haciendo operaciones fugaces con ofertas públicas iniciales. Si esta estrategia sale bien el fondo puede atraer en masa a inversores públicos dando publicidad a la rentabilidad obtenida de manera privada. O renunciado inicialmente a los gastos de gestión con lo que se incrementa el rendimiento neto y luego cuando los rendimientos del fondo sean elevados asegurarse de que los clientes lo paguen todo. Al parecer la mayoría de fondos gestados de esta manera han caído en la mediocridad.
-Cuesta más hacer operaciones con acciones en bloques muy grandes que en bloques pequeños. El típico fondo suele tener en cartera sus acciones únicamente durante 11 meses cada vez, por lo que los costes de operación pueden hacer desaparecer los resultados rápidamente. Mientras tanto, los restantes costes de gestión de un fondo raramente se reducen, y en ocasiones llegan a aumentar, a medida que crecen los activos.
-A medida que un fondo crece, sus comisiones para los gestores resultan más lucrativas y estos se muestran más reacios a asumir riesgos. De hecho los mismos riesgos que corrieron para hace crecer el fondo podrían alejar a los inversores y poner en peligro sus ingresos por comisiones. Esto puede llevar a seguir a la “manada” y a invertir en las mismas empresas. Para el inversor individual es aconsejable evitar comprar en la misma lista de acciones favoritas que ha sido elegida por las instituciones de gran tamaño o, alternativamente, conservar más pacientemente esas acciones en su cartera.
Ante esta problemática, ¿qué debería hacer el inversor inteligente?
Invertir en un fondo índice que tiene en su cartera todas las acciones del mercado, en todo momento, y que ha renunciado a cualquier tipo de pretensión de que vaya a ser capaz de elegir las “mejores” acciones a la vez que evita las “peores”, consiguiendo a largo plazo mejores resultados que la mayoría de los fondos. Mi pregunta es, ¿también que los fondos de gestión value?
Un fondo índice tienen un solo defecto: es aburrido. Su objetivo consiste en igualar la rentabilidad del mercado, no en superarla.
Incluso Graham alabó en los últimos años de subida a los fondos índices como la mejor opción para los inversores individuales, al igual que lo hace Warren Buffet, en base, sobre todo al cobro de comisiones mínimas.
¿Y en la actualidad esto es así? ¿Qué responde la filosofía de inversión en valor a esta propuesta? Creo recordar que algunos gestores value se han manifestado en torno a la idea de diversificar una cartera de fondos de inversión incluyendo algún fondo índice.
Al parecer, al cabo de 20 años, tanto invirtiendo en fondos índices como en fondos de gestión value, las rentabilidades medias tienden a igualarse. En mi opinión, esto es como la vida misma, al cabo de 20 años echas la mirada atrás y analizando lo que has hecho o podrías haber hecho te imaginas lo que podrías haber conseguido. Vano esfuerzo, ya que no tiene remedio. ¿Invertir en fondos de gestión activa o pasiva? Tomas una decisión y al cabo de 10-20 años verás los resultados. Lo mismo, ya sin remedio. Por lo tanto, vive e invierte de acuerdo con tus convicciones actuales y deja que pase al tiempo.
Entonces, ¿no hay fondos que consigan mejores resultados que el índice? De entrada tendrían que tener estos rasgos:
-Los gestores están entre los mayores propietarios de participaciones del fondo, de esta manera lo más probable es que gestionen el dinero del inversor de la misma manera que harían con el suyo propio: no inflarán las comisiones, ni permitirán que los fondos adquieren dimensiones ciclópeas o que sufra una liquidación tributaria de pánico.
-Que sean fondos baratos. No tiene por qué conformarse un inversor con pagar elevadas comisiones en base a la elevada rentabilidad temporal. Cuando la rentabilidad baje, los costes de propiedad del fondo prácticamente no experimentarán variación alguna.
-Cierran la entrada a nuevos inversores. Los mejores fondos suelen estar cerrados a nuevos inversores, y únicamente permiten que los partícipes que ya estaban presentes en el fondo adquieran más participaciones. También es señal que los gestores del fondo no ponen sus carteras por delante de las de sus partícipes. Sin embargo, el cierre debe producirse antes, no después de que el fondo experimente un crecimiento explosivo.
-No hace publicidad. Los mejores gestores de fondos suelen comportarse como si no quisieran su dinero. No aparecen constantemente en los programas financieros de la televisión ni en los medios de comunicación en general, alardeando de que son el número uno en rentabilidad.
Concluyendo, ¿cuáles son las características de un fondo victorioso ante el índice?
Un fondo de bajo coste, cuyos gestores sean los principales accionistas, se atrevan a ser diferentes, no hagan publicidad con sus resultados y hayan demostrado que están dispuestos a cerrar la entrada al fondo antes de que éste crezca demasiado para su capacidad de gestión. Y después, sólo después, consultar su calificación en Morningstar. Por último, analizar el rendimiento conseguido en el pasado, recordando que sólo es un indicador de cuáles pueden ser los resultados en el futuro, ya que como ocurre con cierta frecuencia los ganadores del pasado suelen ser los perdedores del futuro. Sin embargo, como se ha puesto de manifiesto: los perdedores del pasado casi nunca son los ganadores del futuro. Hay que evitar los fondos que han mantenido una rentabilidad permanentemente deficiente en el pasado, sobre todo si tienen unos costes anuales por encima de la media.
Y para finalizar, la pregunta del millón: ¿Cuándo salirse de un fondo? Un fondo es como un holding de empresas, luego la decisión no es igual que vender una acción simple. Se suele aconsejar que hay que desprenderse de un fondo cuando tiene peores resultados que el mercado durante uno, dos o tres años seguidos. Sin embargo, este consejo no tiene ningún sentido.
El rendimiento de la mayor parte de los fondos se ve perjudicado simplemente porque el tipo de acciones que prefieren pierde su atractivo temporalmente. Si se contrata a un gestor que invierte de una forma determinada, ¿qué motivo hay para despedirle por hacer exactamente lo que había prometido? Al vender cuando un estilo de inversión dejar de estar de moda, no sólo se materializa la pérdida, sino que se pierden las posibilidades de disfrutar de la prácticamente inevitable recuperación.
Habrá que estar atentos a algunas indicaciones de peligro:
-Un cambio acusado e imprevisto de estrategia
-Un incremento de los gastos.
-Cuantiosas y frecuentes liquidaciones tributarias, provocadas por el exceso de operaciones de mercado.
-Resultados súbitamente erráticos, como por ejemplo cuando un antiguo fondo conservador genera una gran pérdida o una gran ganancia.
Si no se está dispuesto a permanecer en un fondo durante por lo menos tres años de vacas flacas, no se debería haber invertido en el fondo. La paciencia es el aliado más poderoso que tiene la persona que invierte en fondos.
La inversión en fondos es como el casarse. En palabras de Charles Ellis, asesor de inversiones:
“Si no estás dispuesto a estar casado, no deberías casarte.”
O como dice Benjamin Graham:
“No existen formas seguras de hacer dinero fácil y rápido, ya sea en Wall Street o en cualquier otro lugar.”