Corría el año 1.994, un tal Robert Zemeckis, director y productor de cine con renombrados éxitos a sus espaldas como Regreso al Futuro, estrena la que iba a ser una de mis películas favoritas, Forrest Gump, capaz de hacer sombra al Rey de la Selva, el mismísimo Simba y al imperio cinematográfico mundial por excelencia, que por aquel entonces, aún no había absorbido al lado oscuro de la fuerza. Con un presupuesto irrisorio, para lo que manejan algunas gestoras hoy en día, de tan sólo 55 millones de USD, y con solo 4 meses de rodaje, consiguió recaudar 677M USD, es decir, un 12 Bagger en poco más de un año.
Esta cifra no se quedaría sólo ahí, pues el genio Zemeckis dejó un “Easter Egg” para los inversores, capacidad visionaria que ya dejó patente con el patinete volador y la pantalla de plasma de Regreso al Futuro II.
El argumento de la película es de sobra conocido por todos Ud., así que me permitirán que me ahorre la sinopsis de la misma, que por otro lado pueden consultar aquí:
En la película, como Ud. recordarán, al volver de Vietnam, funda una compañía de Gambas, con el Teniente Dann, la cual tras fracasar estrepitosamente, como todo buen empresario que se precie, consigue sacarla a flote y venderla por una cantidad estimada en 100.000 USD de la época. El capital se invierte en Apple, compañía que por aquel entonces estaba en pleno declive, tras la marcha de su CEO y founder, D. Steve Jobs. Con ese capital de la época, Forrest, un discapacitado mental con un QI de 75, tendría hoy un valor de mercado de 28.000.000.000 millones de USD!!!
Esto le llevaría a ser, a día de hoy, la 30ª persona más rica del mundo, justo por detrás de François Pinault, el dueño de Gucci y Puma, según Business Insider.
La mayoría de las veces, se subestima el valor de no hacer nada, y la capacidad de un tonto de hacer las cosas bien. Seguramente, una persona “demasiado lista”, hubiera seleccionado una acción perdida en medio de la nada o presuntamente muy infravalorada, con la esperanza de hacer un 100 bagger. Pocos piensan que comprando un Apple, un McDonald’s o un Disney y dedicándose a cortar el césped del jardín, uno pueda convertirse en millonario, si bien la realidad es otra, como dice un viejo proverbio japonés, el agua dulce busca el agua salada, y tratar de nadar contracorriente, puede resultar altamente problemático.
¿Qué piensan Ud.? ¿Prefieren un tonto inconsciente? ¿O un listo demasiado consciente? ¿Prefieren trabajar de cortacésped y ser felices? ¿O son más de disfrazarse de pingüinos y conducir un Tesla? Desde luego que yo, me quedo con Forrest, Forrest Gump.
La vida es una caja de bombones!!!