En mi opinión es evidente que la cartera permanente prioriza intentar amoldarse a todo tipo de escenarios. Pero luego está el problema si uno debería de priorizar este amoldarse a todo tipo de escenarios de forma equivalente o premiar, si es una cartera con visión más de largo plazo, los activos con probabilidades mayores de funcionar bien a largo plazo.
Hay quien le preocupa que su cartera pueda caer un 20-30-40% un año en concreto y hay quienes eso no lo consideramos un riesgo de tanto peso.
Lo que no puede lograr la cartera permanente es esconder los riesgos intrínsecos de los activos que utiliza y como se pueden terminar adaptando en concreto a según que circunstancias (ese activo). Por ejemplo los bonos a plazos muy largos van muy bien para situaciones de deflación. Pero eso no es garantía que el estado de turno no pueda decidir hacer una quita sobre esos bonos en dicha situación. Vamos que los bonos triple A a muy largo plazo que siguen siendo triple A van muy bien para esa situación, pero si se convierten en bonos de cualificación mucho peor, ya van bastante menos bien.
Sobre el oro ya vio supongo el magnífico artículo ¿Qué protección ofrece el oro? , por no hablar de la diferencia de comportamiento de la plata (algo no tan distinto del oro) de antes de 1850 con a partir de 1850.
También había hace unos años en España quien decía que unos sellos en cartera que tenían “garantizada” una revalorización del 6% anual fuera cual fuera la situación, era una magnífica idea que incorporar a cualquier cartera para garantizar esa rentabilidad para una parte de la misma.
Ojo no estoy diciendo que la cartera permanente sea una estafa tipo Fórum Filatélico, lo que estoy diciendo es que hay que vigilar hasta que punto se pueden esconder los riesgos en las premisas iniciales de un modelo. Efectivamente luego parece que la rentabilidad ajustada a riesgo es magnífica en ese modelo pero igual es que ciertas premisas de partida contienen riesgos que no estamos considerando.