A todos nos gusta sustentar nuestras opiniones con datos. El problema surge cuando la obtención y el procesamiento de los datos es complicado.
A modo de ejemplo puedo contar que hay estaciones meteorológicas en mi pueblo que con el paso de los años han pasado de estar en el extraradio a estar rodeadas de edificios. Y, claro, no es lo mismo. Lo que me lleva a pensar que la fiabilidad de datos de hace 50 0 100 años deja mucho que desear.
Otra capa de problemas es el manejo estadístico de series de datos ya de por sí problemáticos. En este asunto no me meto, que luego viene Alan Turing y me calienta las orejas-con razón- . O sea, que ahí lo dejo.
No me resisto a contarles la anécdota de un metereologo de la comunidad de Madrid que leí no sé donde hace mucho tiempo.:
Resulta que observó que una estación de la sierra daba una breve pero intensa precipitación todos los días. Cuando las demás no recogían ninguna. Y no sólo eso, sino que además la precipitación ocurría todos los días a la misma hora. Fascinado por el suceso lo comentó con sus compañeros que eran de la opinión de que “ los datos son los datos”. Así que ni corto ni perezoso agarró su todoterreno y subió hasta la estaciono dispuesto a desentrañar el misterio. Día despejado, ni una nube, bocadillo en mano mientras llegaba la hora de del chubasco recurrente. “ Hoy lo llevas jodido” pensaba mientras observaba como se acercaba una manada de ovejas. En estas que el mastín que las cuidaba se separa del rebaño, sube a una peña y desde allí a. techo de la estación. Levantó una pata y se alivió en el recipiente de recogida de lluvia.
Los datos son los datos, pero a veces son una mierda.