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Pues si, todo es demasiado complejo. Imagino que se debe a que buscamos adelantarnos o a acertar sobre las tendencias. Al final predecir es siempre un imposible aunque nos resistamos a conformarnos.

Precisamente ahora se ha puesto de moda hablar sobre la presunta muerte de la cartera 60/40, que ha sido la reina en el asset allocation hasta ahora (con rentabilidades cercanas a la renta variable pero con mucho menos volatilidad y mucho menores drawdowns), en base a la posible nula rentabilidad de los bonos en el futuro. Y también la muerte de la cartera All weather de Ray Dalio, por su excesivo peso en los bonos a largo plazo. Otros en cambio alegan que en Japón -tras la explosión de su burbuja en los 90s con su bajos niveles de tipos- la renta fija no se ha comportado tan mal y ponen en valor el factor descorrelacionador de los bonos en las posibles caídas de bolsa. Otros en cambio dicen si a los bonos pero para mantener a vencimiento únicamente.

E imagino que la bolsa en cambio será el rey, por lo menos ha sido el activo más rentable en el siglo XX aunque los seguidores del CAPE ponen en duda que lo sea en la próxima década. (Seguidores del CAPE a corto y medio plazo no creo que queden pero a más de 10 años hay muchos que si le dan valor predictivo)

O que decir del oro, ese activo improductivo que tras el abandono del patrón oro por parte de Nixon, parece que solo sirve de activo refugio y para protegerse de esa inflación que ahora se da por inexistente. Sin embargo ya le he leído https://www.abc.es/economia/abci-vuelta-patron-201903030137_noticia.html que algunos que pronostican una vuelta al patrón oro tras el callejón sin salida en que se han metido los bancos centrales con sus tipos negativos…

O de los REITS, con esa tendencia a concentrar la población en ciudades gigantescas frente al freno en el crecimiento de la población (¿Harán falta pisos nuevos cuando hay una población menguante?

Al final como propone Marcos Pérez @Inversobrio quizá lo mejor sea hacerse una cartera que invierta en todos los activos posibles porque los mercados son impredecibles y nunca sabremos cuales activos lo van a hacer mejor. Una idea tan antigua que ya estaba contenida en el Talmud judío o que seguía Jakob Fugger en el siglo XV. Es el “solo se que no se nada” en asset allocation.

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Tal vez lo complicado es analizar hasta que punto estar en una cartera o en otra supone realmente un menor riesgo (a largo plazo) aunque la volatilidad y los drawdowns parezcan indicarlo.

Efectivamente si uno sabe que los bonos de largo plazo tendrán el gran comportamiento que han tenido los últimos 40 años, parece que el riesgo es mucho menor de incorporar ese tipo de activo de forma significativa a la cartera, pero si el escenario es el de los 35 años anteriores las valoraciones cambian y allí el diferencial con la inflación por culpa de los bonos habría terminado pasando una factura grande.

Por otra parte están el papel de los rebalanceos. Algo en teoría fácil pero bastante más complicado si uno se pone analizar episodios concretos. No veo nada fácil que alguien que cree que la volatilidad es como se mide el riesgo y que considera a la renta variable un riesgo muy superior a la liquidez o a la renta fija, hubiera tenido la capacidad y las agallas para rebalancear la cartera en un escenario como 2008.

Pensar que uno será capaz de añadir de forma significativa renta variable en un escenario de este tipo es como pensar que uno va a tolerar bien caídas gordas en renta variable, mucho más fácil sobre el papel que en la práctica.

Ojo con los rebalanceos en situaciones como 2008, mejoran mucho la rentabilidad global del periodo, pero incrementan sensiblemente el nivel de caída absoluta de la cartera. Algo no tan fácil de llevar para quien precisamente está siendo temeroso con los niveles de caídas para justificar sus elecciones.

No pretendo decir que una cartera 100% RV sea mejor que una 60/40. Está es una decisión de lo más personal y las circunstancias o los objetivos personales también influyen significativamente.

Lo que más bien quiero señalar es que hay que valorar los riesgos de una cartera 60/40 por sí solos y no simplemente en comparación con un 100% RV (o casi). Para tener un 60% en RV y aunque la parte del 40 pueda descorrelacionar algo, hay que tener una convicción profunda en la RV como activo y tolerar (no tanto como en una cartera 100% RV pero si de forma significativa) volatilidades y escenarios complicados para la RV. Incluso diría que es, tal vez no imprescindible, pero sí recomendable, intentar conocer las interioridades de la propia renta variable como activo.

A veces tengo la sensación que hay quien olvida de forma demasiado fácil que el subyacente de la renta variable son empresas y que hay riesgos inherentes a ellas que no se pueden hacer “desaparecer” por mucho que uno lo intente.

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No sé si éste sería el sitio correcto para incluir este enlace. Me ha resultado muy interesante para el que le guste el deporte profesional y la inversión. Un caso parecido a Moneyball made in spain. Y qué entrevista más interesante resultaría en el caso de convencerle para uno de los podcast.

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Al hilo del tema, Ben Carlson escribió esto ayer https://awealthofcommonsense.com/2019/10/a-eulogy-for-the-60-40-portfolio/

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https://es.finance.yahoo.com/noticias/coca-cola-gana-6-878-millones-dólares-septiembre-135218226--sector.html?.tsrc=applewf

Otra cosa relacionada con esto es que la expansión que empezó en 2009 ha sido la de menor crecimiento medio anual respecto a todas las anteriores;
quizás estos dos elementos pueden estar relacionados, porqué me imagino que cuanto más sea fuerte una expansión, más fácil sea la creación de excesos o burbujas, mientras que si todo sigue muy despacio, la cautela prevalece y puede ser un factor que pueda alargar la recuperación.

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They are the two most prominent examples of what used to be called the “sharing economy”. Founded in 2008 and 2009, respectively, Airbnb and Uber pioneered asset-light platforms to bring together providers and consumers of particular services—accommodation for the first, transport for second. Both firms became bywords for entire categories: startups now claim to be Airbnb for dogs or Uber for doctors. But Uber’s stockmarket flotation in May did not go well. Its share price has fallen by nearly 35% since its listing (and that of its rival Lyft, which went public in March, by 50%). As Airbnb prepares to go public next year, its boss, Brian Chesky, has been making the case for his company, both to the press and behind closed doors. He is keen to get across that, sharing-economy heritage notwithstanding, Airbnb is no Uber.

Mr Chesky founded the firm with his friends Joe Gebbia and Nate Blecharczyk, after he and Mr Gebbia, both unemployed designers, began renting out an airbed in their San Francisco apartment to make extra money. He originally thought it would be a side-hustle while he started a social-media startup. As is often the way, the side-hustle turned out to be the better idea. After an initial focus on renting spare beds in cities during conferences, when hotel rooms were scarce, the startup expanded into rental of entire properties. In 2009 Airbed and Breakfast became Airbnb. Since then more than 500m stays have been booked through its platform, which now offers more than 7m properties (including 4,900 castles and 2,400 tree-houses) in over 100,000 cities. Each night, around 2m people around the world stay in an Airbnb.

Having been in roadshow mode for several months, Mr Chesky has polished answers for everything up his sleeve. Not that there is much room up the former bodybuilder’s sleeve: his rippling physique sometimes strains the buttons of his shirt. Oof! He cleanly dispatches a question in a television interview about safety and hidden cameras, then flips it around into an opportunity to talk up Airbnb Plus, a premium tier of properties that are even more closely vetted. Pow! He bats away the notion that he is worried about Marriott, a hotel giant that is launching a rival to Airbnb called “Homes & Villas”, instead seeing it as an endorsement of his model. Indeed, Airbnb is punching back, letting hotels list rooms on its site and investing in properties custom-built for Airbnb rental.

The firm has grand designs to move beyond accommodation, and provide the entire trip: where to go, what to do and how to get there, not just where to stay. It intends to team up with airlines to “elevate” the experience of air travel. As part of this effort earlier this year Airbnb hired Fred Reid, the founding chief executive of Virgin America, though Mr Chesky is cagey about details. Already, users of the Airbnb Luxe service (where those castles, and other fancy venues, are listed) are assigned a “trip designer” to help them arrange transport, restaurants and other perks. Indeed, Airbnb’s main growth plans hinge on offering users not just a bed but an experience, “designed and led by inspiring locals” to boot. Airbnb Experiences, launched in 2016, uses the Airbnb platform to link guests with locals who can provide things like guided tours or cooking workshops. In June it added Airbnb Adventures, which arranges trips for up to 12 people in exotic places. People don’t travel to sleep, Mr Chesky likes to say, but to have an experience.

So far, so Uber. The ride-hailing giant, too, has expanded into areas like food delivery and road freight. But here the similarities end, starting with money. Whereas Uber has yet to turn a profit (and, sceptics say, never will), Airbnb says it is already profitable (to be precise, ebitda-positive) and has been since 2017, when it is thought to have earned $93m on revenues of $2.6bn. That is not the only distinction. For ride-hailing firms like Uber and Lyft, supply and demand must be matched in the same city; a driver in Manhattan is no use to a rider in Mumbai. Airbnb’s listings, by contrast, are global. Any property anywhere can potentially appeal to any user; a Mumbaiker may want to stay in New York. A telltale sign of Airbnb’s superior “network effects” is that whereas drivers for Uber often drive for Lyft, and vice versa, doing their utmost to play the platforms off against each other, most of Airbnb’s listings do not appear on any other platform.

Unlike Uber drivers, few of whom were previously riders, Airbnb hosts typically start out as renters first. Since it is a middleman for property rather than labour, Airbnb has avoided the controversy about “gig economy” exploitation, and the vexed question of whether ride-hailing firms should treat drivers as employees.

An accommodation with regulators

More broadly, Airbnb decided earlier than Uber to work with regulators rather than fighting them. It has struck deals in more than 500 big cities around the world. It says it has collected more than $1bn in hotel and tourism taxes in America alone and is “on track to become the world’s largest single collector of these taxes”.

A few worries linger. One has to do with its long-running feud with regulators in New York, who in February demanded data about New Yorkers who are listing properties for short-term rental on the site, in violation of local laws. Another pertains to protests in cities, such as San Francisco, where residents gripe that renting properties to tourists leaves fewer for long-term renters, making already high prices unaffordable. Airbnb has also grappled with the problem of some hosts being racist towards guests.

These concerns pose the biggest threats to a smooth stockmarket debut (expected to be by the trendy mechanism of a direct listing) in 2020. Airbnb’s most recent funding round valued it at $31bn. In the meantime, Mr Chesky tirelessly talks up its growth potential. This month Airbnb launched Animal Experiences, a subcategory of experiences, from honeybee therapy to llama-trekking to elephant-spotting. It is a reminder, if one were needed, that although they are often lumped together, Airbnb is not at all like Uber and Lyft—but a different beast entirely.■

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Entrevista recién sacada del horno a Charlie Munger en el WSJ:

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Hay que suscriptor de WSJ para leerla. :pensive:

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En BOE de hoy convenio doble imposición con EEUU
Igual afecta a sus dividendos useños, no me lo he leído

Ya se no es el blog más entretenido de los aquí comentados, pero puede ser interesante a veces :joy:

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¿Es calidad todo lo que reluce?

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Una noticia que puede afectar a los que usamos el bróker de ING

El principal accionista privado de Bankia busca apoyos para fusionarla con ING

http://www.expansion.com/empresas/banca/2019/10/23/5daf60abe5fdeaf6368b4661.html

Me voy a permitir citar aquí a unos “conocidos” desde hará como un año que me han dado nuevas perspectivas. Se que algunos los conoceis pero me parece un artículo muy revelador:
https://quietinvestment.com/banca-vs-gestion-independiente-vs-indexacion/

Las primeras críticas está servidas: son sólo producto nacional y son indexados (y algunos incluso sectoriales y de la misma clase).
Otra apreciación: si bien es cierto que muchas de nuestras gestoras independientes de referencia no tienen tanto “bagaje” temporal, no es menos cierto que alguna hay que sí y no aparece.
Puede ser el mono y la diana, puede que el profesor Pablo Fernández tenga algo de razón o puede ser la coyuntura, pero son diez años.
Para mi: es el momento en el que los independientes deben empezar a mirar una bajada de comisiones (sólo comparen lo que tienen con lo que ven)

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De Objetivo 2035 recién subido

https://www.youtube.com/watch?v=RQabUTPwdng

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Interesante guerra de guerrillas:

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https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2019/10/23/5db02e9bfc6c83ec3c8b4856.html
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https://www.expansion.com/economia-digital/innovacion/2019/10/23/5daf6ca2e5fdea4c2a8b45b1.html

Esto va a dar que hablar y mucho.

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Parece que como inversores particulares en empresas de USA no vamos a experimentar ningún cambio en la retencion en origen del 15%. Es una pena, ya que en algún momento entendí que íbamos a pasar a retención en origen de cero, como en UK.

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Me ha parecido entender que los planes de pensiones parece que no recibirán retención en origen