La segunda parte del mensaje es que la culpa, cuando se manifiestan los riesgos que no le han explicado nada bien y el partícipe vende, es del partícipe por no aguantar la volatilidad y no tener paciencia.
Curiosa forma, habitual en toda la industria de inversión, de separar el proceso de captar partícipes con el de mantenerlos a largo plazo.
Yo en estos casos me pregunto hasta que punto no quieren explicar ciertos riesgos, que me cuesta creer que inversores ya muy curtidos como ellos no conozcan.
Sobre todo cuando en estos casos, el riesgo está en cierta manera en oposición con la forma básica que tienen de interpretar la economía.
Lejos de pretender decir que una visión de la economía es mejor de otra, me refiero que hay riesgos que ciertas visiones parecen hacer poco incapié en ellos mientras en otras son otros los riesgos que parecen no considerar en toda su posible magnitud.
En el caso indicado, está claro que el valor del hierro, aunque uno pueda normalizarlo a largo plazo, en una situación de crisis gorda, no es el que cuenta a la hora de hacer frente al vencimiento de deuda.
El riesgo que no suelen normalmente citar de escenarios muy deflacionarios, en este caso se puede volver crítico.
Ya lo comenta Martin Whitman cuyo libro publicado en Value School no me canso de recomendar, sobre que los procesos de suspensión de pagos, suelen ser mucho más complicados de lo que se suele pensar el que no ha entrado a fondo en ellos.
Eso de que el valor de los activos vale mucho más que el valor de la deuda, luego en la práctica se puede complicar notablemente por distintas vías. Whitman citaba que había que conocer a fondo la legislación propia de cada estado de USA, antes de meterse en situaciones de este tipo.
Supongo que un caso similar es cuando ponen mucho el foco de las críticas en los estados y se olvidan de los conflictos de interés que suelen aparecer entre directiva y/o accionistas mayoritarios respecto a otros inversores. Otra parte interesante del libro de Whitman