Es un tema interesante el que saca, sobre hasta que punto la valoración de un producto de inversión o de la posible labor de un gestor o de un asesor personal de inversiones, debe de llegar hasta cuestiones de tipo personal.
Mi sensación , desde hace algún tiempo es que el aspecto personal termina pesando demasiado en según que debates y en según que decisiones de inversión a la que delegamos. Al final muchas discusiones se pueden resumir en si tal o cual te cae bien/muy bien o mal/muy mal.
No obstante creo que es una cuestión que se suele aprovechar cuando se comercializan productos de inversión o labor de asesoramiento. El marketing a veces consiste en esto, en convertir una decisión de inversión en una decisión maniqueista sobre si tal persona nos merece confianza o nos merece una desconfianza que, en principio, parece que no nos ha dado motivos para ello.
Fíjese la de veces que uno entra en una oficina bancaria, se pone a hablar tranquilamente con el comercial de turno un largo rato, y termina costándole más de la cuenta decirle que no cuando sabe de sobras que ese producto no es bueno para uno mismo.
Bernstein tituló a dos capítulos de Los cuatro pilares de la inversión algo así como su asesor de inversiones no es su amigo y el gestor de su fondo tampoco lo es.
En el caso de AzValor recordando una conferencia que hicieron no hace muchos meses en Pamplona, parecían pedir casi confianza absoluta en los gestores sin que el partícipe pudiera/debiera analizar las decisiones inversoras que se toman. Con este tipo de comentarios precisamente se consigue convertir la inversión en algo excesivamente personal.
También es significativa su alusión frecuente al “skin in the game”. Algo que es complicado de analizar sin conocer a fondo las motivaciones personales que guian a aquellos que supuestamente tienen el mismo que nosotros. Si se fija a Guzmán por ejemplo le gusta hablar de las “motivaciones” en las decisiones de los CEO de turno. Es normal que uno se plantee un enfoque similar para analizar las posibles motivaciones de los gestores para tomar un tipo u otro de decisiones.
Coincido con usted en que se debería evitar convertir un debate constructivo sobre un fondo en una mera cuestión de valoraciones de tipo personal sobre los gestores. Básicamente porque nos estaríamos perdiendo el análisis de gran cantidad de aspectos interesantes sobre dicho fondo.
El problema es que a veces uno tiene la sensación que desde las propias gestoras se incentiva este tipo de simplificaciones, especialmente cuando los fondos van bien o han ido bien históricamente.