Siempre es complicado hacer muchas suposiciones sobre el comportamiento humano, y más de como podría ser en situaciones que los llevan a extremos psicológicos que no creían que existían en los mercados.
En todo caso parece que en un fondo donde ya hubo una caída del -26% el año pasado, sin que pasara nada muy extremo en el mercado, los partícipes ya andarán bastante sobreaviso de lo que podría pasar en un escenario muy extremo.
La suerte es que estos escenarios muy extremos suelen pasar poco y nadie sabe cuando. Nos vamos a reir de él, desde la perspectiva actual, si pasa dentro de 30 años y nos han salido las cosas de forma razonable hasta entonces.
El inconveniente es que en esos escenarios funcionan bastante mal los parámetros normalizados de cualquier cosa. La liquidez se seca y provoca caídas que nadie sabe hasta donde llegan. Igual la iliquidez no proviene del comportamiento de los partícipes del fondo de turno sino de otros partícipes del mismo tipo de activo donde se han metido bajo expectativas incorrectas de que podría pasar en dichos escenarios.
No creo que este fondo en concreto tenga problemas distintos de los que van a tener otros fondos que invierten en el mismo tipo de activos. El problema suele venir cuando uno espera que un fondo se comporte mucho mejor que el resto de fondos similares. Recuerdo por ejemplo el caso de True Value antes de finales de 2018, que había quien creía que invertía en small caps sin apenas volatilidad.
Como le gusta decir a Kahneman, en estos casos uno olvida la fuerza del caso base y extrapola datos con poco sentido. Aunque definir el caso base se suele complicar, especialmente cuando se quieren las propiedades del caso base, posibilidad de rentabilidades superiores a largo plazo y no se quieren los inconvenientes del mismo, mayor posibilidad de caídas gordas.
En mi opinión un error relacionado con esto, suele ser que se malinterpreta lo que pasa en las situaciones de mucho estrés económico. Y no me estoy refiriendo a las habituales que provocan caídas de entre el 10-20%. Esas no son de un estrés tan importante a nivel económico y el miedo suele terminar provocando parte de las caídas más que el hecho que los problemas de fondo sean muy graves. O también que se venía de unas expectativas previas muy hinchadas.
Es cuando el mercado ya cae muchísimo más de ese 20% y se prolonga dicha caída, donde según que condiciones dejan de ser normales y uno extrapola cosas que tienen sentido cuando la economía va bien, pero se complica aplicarlas en dicho escenario.
Allí todos terminamos siendo vendedores forzosos en algún sentido. El mero hecho que una empresa se refinancie en dichas condiciones, terminan provocando problemas. O que le toque vender algún activo a precios que poco tienen que ver con el normalizado. Aunque una empresa esté muy bien llevada, seguro que algunos de sus clientes, sufrirán por la situación y por lo tanto tendrá problemas para seguir con la estrategia que llevaba en condiciones normales en ciertos aspectos.
Es el problema del contagio que se da en estas situaciones. El mero hecho de “participar” en el sistema de mercado lo deja a uno expuesto a ello. Obviamente no todos están igual de expuestos y tampoco uno debe vivir pendiente siempre de evitar estos riesgos, lo cual le llevaría a otros peores, en forma de rentabilidad muy inferior a largo plazo. Pero eso no debería hacer que uno “olvidara” dichos riesgos y en que forma quiere gestionarlos. Pensar que no existen suele llevar a malas decisiones en forma de gestión de recursos económicos y personales.