Otoño 1999; un joven inexperto y apasionado de bolsa decide acudir a la OPV de Terra. Internet es el futuro, todas las empresas relacionadas están en pleno fermento, el joven está seguro que la suya es una apuesta es ganadora.
Llega el 17 Noviembre del 1999 , día en el cual las acciones de Terra empiezan a cotizar con un precio de abertura de 26 € y cierran el día en 37 €. El joven constata que su decisión ha sido acertada porqué ha más que triplicado su inversión en un día, considerado que el precio de su inversión en la OPV fue de 11,81 €.
En las semanas siguientes la euforia alrededor de este valor se puede palpar; termina el 1999 poco por debajo de los 60€ por acción y en las primeras semanas del 2000 empieza a superar los 100 €.
Viendo que en pocas semanas su inversión se ha multiplicado por 10, nuestro joven inversor empieza a plantearse vender su posición, pero toma la decisión de esperar a que se cumpla un año desde la compra, para reducir el impacto de las garras de Rodrigo Rato, Ministro de Hacienda en aquel periodo, que imponía un impuesto del 50% para las plusvalías generadas en un periodo inferiores a un año.
La decisión era doblemente acertada, pensaba nuestro joven inversor, porqué, en Noviembre del 2000 seguramente su inversión se habrá multiplicado por 20 o 30……
A finales del 2000, en realidad el panorama es bastante diferente con el precio de Terra por debajo de los 20 € y consecuentemente inferior al precio del primer día de cotización. Los sueños de riqueza del inversor se habían desvanecidos, pero al fin y al cabo seguía ganando dinero con su inversión y siendo Terra ahora tan barata podía esperar un repunte de la cotización para salir con una interesante plusvalía.
El lector avispado ya puede imaginarse como terminó la historia, y quien es este listo inversor que fue obligándo a salir de la posición con la OPA de Telefonica al precio de 5,25, con una minusvalía del 55%.
Voy a empezar una serie de posts para reflexionar sobre algunos de mis errores de inversión; los que creo más importantes.
El objetivo es bastante egoísta porqué recordar cuando he metido la pata me ayuda a no volver a meterla, aunque supongo que no soy el solo a haber hecho alguna que otra burrada.
El primero de la serie es : NO TENER UN PLAN PARA LA VENTA
El caso de Terra es emblemático. Tengo que reconocer que en esa época no es que no tenía un plan para la venta, es que no tenía nada y mi estilo de inversión iba en plan quiniela.
El error de no tener un plan para la venta lo he cometido varias veces, principalmente porqué puede manifestarse en formas muy diferentes y muchas veces me ha ocurrido en relación a operaciones con rentabilidad positiva por lo cual no era inmediatamente perceptible como error y solo a través de la reflexión posterior he podido llegar a esa conclusión.
Otro matiz importante es que plan para la venta no implica necesariamente que hay que vender en algún momento; un plan para vender puede ser perfectamente traspasar la decisión a los herederos. Lo importante es que esté definido y el momento ideal para definir ese plan es antes de efectuar la compra.
La razón por la cual encuentro mejor definir el plan de venta antes de efectuar la compra es que, de esta forma, estoy seguro que las emociones que puedan surgir una vez la posición este abierta, no confundan o influyan de alguna forma.
Algunos otros de estos errores:
Ha habido muchos casos en los cuales he vendido una posición simplemente porqué me parecía que había subido mucho, donde el mucho era determinado principalmente por una valoración de altura de los precios respecto al precio de compra, o sensación de vertigo; este supuesto han ocurrido para varias acciones, y traspasos de fondos o planes de Pensiones de renta variable a renta fija, principalmente porqué pensaba de ser muy listo y poder volver a comprar más abajo y obviamente todavía estoy esperando ese momento.
No lo he calculado, pero estoy totalmente convencido que en mi caso se aplica totalmente la cita de Peter Lynch : “Far more money has been lost by investors preparing for corrections, or trying to anticipate corrections, than has been lost in corrections themselves.”
Un último ejemplo se refiere a un sistema de inversión que voy aplicando desde hace unos años y que compra a finales de año las empresas que peor se han comportado en las últimas 52 semanas, es decir las empresas con los inversores más quemados o donde los gestores no quieran que aparezcan en su cartera en la foto de fin de año.
El rebote de inicio año es bastante probable, en estos casos, habiéndose con buena probabilidad, agotado los vendedores, pero como las empresas que caen en esta red suelen tener bastantes problemas me ha tocado vivir algún disgusto como Colonial en 2007 (-60 % en tres meses) que me ha servido para aprender que tengo que poner un limite tanto de precio, como de tiempo para las salidas en este tipo de operativa.
Seguiremos contando……