Excelente recordatorio.
La dificultad de definir algo como el riesgo, de una naturaleza profundamente difusa, termina siendo una constante que explica muchas de las formas de actuar que podemos encontrar en la inversión.
Las continuas referencias a la rentabilidad ajustada al riesgo, permite fácilmente ver como se justifican inversiones que claramente han dado peor rentabilidad porqué estaban mejor ajustadas al riesgo. Dada que la rentabilidad es más difícil de manipular (bueno en realidad no tan difícil porqué en el momento que se pretenden extrapolar rentabilidades a pocos años), con el riesgo es bastante más factible de hacerlo y el abanico de posibilidades es enorme.
Retornos absolutos, long/shorts, mixtos, fondos high yield, smart betas, etc son tipos de fondos donde el problema no es que no tengan su función, es que el engaño sobre la naturaleza de los riesgos reales asumidos suele ser significativa, especialmente en las épocas donde están de moda.
Eso no significa que la rentabilidad sea lo único a mirar, significa que desde el momento que se pretende interpretar el riesgo de una forma u otra (como también pasa con la rentabilidad) ya se está condicionando y mucho las conclusiones que se pueden sacar.
A veces determinadas formas de invertir parecen “superiores” desde el momento que uno ha comprado ya, sin darse cuenta, su visión de lo que es el riesgo. Según como se interprete este último, la visión de la solidez de un tipo de inversión puede cambiar bastante. Cuando invertimos en productos gestionados por otros ni que sean pasivos, hay que recordar que visión del riesgo implican y si estamos dispuestos a asumir cuando esa visión cuadre algo menos con lo que está pasando.
Dos consideraciones importantes a hacer sobre el riesgo. Tiene menos sentido del que parece, pretender analizar determinadas rentabilidades de los últimos 10 años en función de como vemos el riesgo asumido con las mismas ahora. Lo que tendría sentido es irse a ver con que riesgo se interpretaban las mismas hace 10 años. El resultado termina condicionando mucho como se ve el riesgo.
Algunas formas de invertir que ahora se interpretan de bajo riesgo, como el libro que comenta @Manolok no eran interpretadas de la misma forma hace 11-12 años, precisamente porqué sus resultados de los 5-6 años anteriores habían sido bastante decepcionantes.
Hay riesgos que suelen tener casi siempre malos resultados a largo plazo y que la gente está dispuesta a asumir porqué se deja confundir por resultados de corto plazo, sin embargo hay otros riesgos que simplemente suelen cambiar su rentabilidad según la tipología del ciclo vivido. Teniendo ciclos muy buenos y otros menos buenos.
Recordando el magnífico artículo del otro día de @MAA Bogle da compra en Cobas? - nº 85 por Psicofinan , se suele dar una circunstancia curiosa con Paramés y lo que ha hecho históricamente. Que en el momento que ha hecho según que cosas (o le han pasado) se han interpretado como asumir mucho riesgo y luego unos años después se han interpretado justo en sentido contrario. El tema de la deuda es un ejemplo. Anda que no recuero conferencias, de las de antes con las preguntas micro en mano, donde se les preguntaba y se les insistía una y otra vez porqué se metían en según que empresas muy castigadas y con deuda importante, al menos a los ojos del consenso de mercado. Luego años después cuando la posición era un éxito (si lo era, dado que algunas otras se quedaban por el camino), la conclusión era que se había comprado una compañía muy buena con una deuda de lo más manejable a muy buen precio.
A veces lo que no se entiende del riesgo es que invertir tiene más que ver con decidir que riesgos asumir y cuales no, que decidir cuanto más o menos riesgo asumimos.
Pensar que si no asumimos ningún riesgo nos quedaremos igual que estamos es un error que no me canso de ver en particulares y en empresas. Las cosas cambian y quien no está dispuesto a asumir el riesgo de cambiar, se va a encontrar que algunos cambios inevitables le pasan por encima. Los negocios que no han sido capaces de adaptarse al paso del tiempo pretendiendo hacer lo que han hecho toda la vida, han desaparecido en gran parte. Lo cual no significa que no se pueda mantener cierta esencia en lo que se ha hecho toda la vida. Pero negarse al cambio es un error en toda regla.
El mal llamado inversor conservador suele ser un ejemplo de como su mala interpretación de lo que es riesgo, le lleva a centrarse mucho en el enorme riesgo de la renta variable, y en la supuesta seguridad que tiene lo que no es renta variable. Caldo de cultivo evidente para toda clase de malas inversiones o malas decisiones de inversión. Insistirle en la volatilidad suele convertirse en una forma de no dejarle superar este tipo de error. Hay quien posiblemente no lo va a superar nunca, por carácter o por sus circunstancias, pero entonces deberá de asumir sus consecuencias y sus inconvenientes, de la misma forma que los inversores en renta variable deben asumir los inconvenientes de este tipo de activo.