Esta semana abrimos un debate interesante, cuando publicamos este tuit:
https://twitter.com/MasDividendos/status/1098866399148150784
Como pueden observar, el tuit básicamente resalta los argumentos de odio extremo y la posibilidad de la envidia, como mar de fondo entre los “jeiters” de la inversión en empresas excelentes que reparten dividendos.
Como era de esperar, se abrió el debate, y en su mayor parte se desarrolló con bastante educación y respeto, si bien hubieron posiciones encontradas, que suele ser el ingrediente fundamental para poder aprender y evaluar si lo que uno piensa es correcto o no. Algún verso suelto se sintió ofendido, pero estas cosas pasan, y es lógico y esperable.
Twitter hace que personas normales se tornen violentas, no me pregunten muy bien porqué. Es un lugar en el que personas con las que probablemente te pasarías una tarde muy agradable conversando, se convierten en personas desagradables. Un día deberíamos hablar de esto, pues me parece un tema apasionante. Jóvenes probablemente víctimas de bullying, se autoproclaman justicieros, y se comportan como los mismos matones de barrio que les hicieron la vida imposible riéndose de sus gafas y mirada triste.
Por esta razón, prefiero exponer mis ideas aquí, a entrar en pantanos donde probablemente poco sacaremos en claro. Lo de la zorra y las uvas va por estos señores, espero no se ofendan los hombres y mujeres de bien, que simplemente discrepan de la inversión en dividendos. Faltaría más. Cada cual puede pensar lo que quiera y creo que pocas veces me verán a mi censurar pensamientos diferentes a los míos, siempre y cuando se expresen con respeto.
Dos prismas a tener en cuenta al invertir en empresas que reparten dividendos:
- La situación empresarial. Porqué la empresa está repartiendo dividendos.
- La situación patrimonial. Porqué un inversor puede querer “pagar” al fisco y recibir esos ineficientes ingresos.
Empecemos por el primer punto. La situación empresarial.
Se habla mucho de los inversores/gestores empresarios, cuando realmente, salvo que estén en Consejos de Administración de compañías, o que tengan su propia gestora, muchos de estos “genios” que nos rodean tienen un conocimiento de las compañías por leer libros, básicamente. No hay nada de malo en ello, pero tratar de entender a Buffett, o a Munger, o hablar de asignación de capital eficiente, sin haberse enfrentado a situaciones empresariales reales, es como el joven que ha leído multitud de libros de sexo, pero no ha…ya me entienden.
Recuerdo que cuando empecé a gestionar, me empapé de decenas de libros de grandes empresarios, y si bien algunas ideas me resultaron fuente de inspiración, la mejor frase (que no viene precisamente de un libro), y que puede sonar como algo de mal gusto es:
“Cortando cojones, se aprende a capar”.
Traducido a lenguajes más propios de este foro, la experiencia o verse uno en situaciones de incertidumbre en las que si te equivocas duele, y créanme que duele, han sido y son, las mejores fuentes de aprendizaje, que este que escribe ha experimentado. Yo no soy ningún genio de la inversión, ni mucho menos, pero simplemente pienso que la herramienta más valiosa que puede tener cualquier persona es el sentido común y muchas veces, la estulticia se esconde en complicados ratios financieros, dejando a un lado cuestiones bastante más elementales, pero decisivas, a la hora de predecir el futuro desempeño de un grupo de personas que trabajan juntas, y que se conoce como empresa.
El debate de si repartir dividendos es bueno o malo, y que reinvertir de modo continuo en la empresa es la mejor opción, es tan viejo, como estéril. En teoría es correcto, pero en la práctica y en compañías de gran capitalización, pensar que se va a ser capaz de crecer con ROCEs del 20% a 10-20 años, me parece de una candidez inusitada. Me recuerda mucho a la famosa teoría del movimiento perpetuo.
Pensar que una compañía de un tamaño grande va a hacer una asignación de capital 100% eficiente, reinvirtiendo todos sus excesos de caja, es como el cuento de la lechera.
Tampoco estoy de acuerdo en que en el momento que una compañía decide repartir dividendo, ha decidido que empieza a morir sea correcto. Hay muchas compañías en las que a principio de año cuando se realiza el plan estratégico, una de los objetivos que se marcan es que además de , cubrir las necesidades de capex de la empresa, se debe obtener una parte del resultado para retribuir a sus accionistas. Esto es un incentivo para la dirección (entendiendo directivas competentes y honradas), y para los accionistas, que ven premiada su participación en la compañía sin tener necesidad de trabajar en la misma.
Imaginemos una tercera generación, que no se ve capaz de gestionar, y se cuestiona sobre poner a un CEO externo para que gestione. ¿Qué preferirían? ¿Que estos señores sin ganas, ni conocimiento (pero que tienen que comer), estuviesen en la alta dirección (lo cual tampoco es gratis precisamente)? ¿O que una directiva competente fuese capaz de generar suficientes resultados como para que esos accionistas puedan mantener la compañía y vivir de la misma sin intervenir (y degradar) la empresa?
Como ven, a veces los dividendos tienen una razón de ser, y pueden ser realmente positivos, manteniendo a generaciones incompetentes alejadas de la gestión y del hundimiento de negocios familiares.
Por supuesto, no voy a entrar en lo absurdo que sería, si esa misma empresa entrara en un momento complicado y no hubiese suficiente para invertir en lo necesario. Aquí lo correcto es cortar por lo sano, y primero mantener vivo al bicho, y después las gambas.
Tampoco es lógico invertir en small o micro caps y esperar que repartan dividendos. Cada cosa tiene su momento y su lugar.
Yo mismo en mi cartera, tengo compañías que reparten, y compañías que no. El dividendo nunca puede ser la única razón por la que se invierta en una empresa. De Telefónicas creo que es obvio que no hablamos aquí. De Altrias, Coca Colas,Microsofts, Brookfields etc… si.
Personalmente, me choca cuando a veces se lleva a los altares a gente como Bruce Flatt, de $BAM, que francamente son grandes asignadores de capital, y no se ve que ellos mismos tienen como objetivo la retribución al accionista, tanto con recompras como con distribuciones.
Hasta aquí la parte empresarial, en la que si no me he explicado demasiado mal, trato de decir que no hay blancos ni negros, y que por fortuna o por desgracia nos movemos en un continuo mar de grises, que además, tiene la extraña manía de cambiar.
Vayamos ahora a la parte personal.
Una persona que tiene una cartera pequeña, es muy probable que prefiera ir a compañías de crecimiento. Yo a nivel personal no creo que sea lo mejor, pues lo pequeño, con tiempo y constancia se puede convertir en grande, pero amigos a los que tengo en alta estima, lo ven asi, y dado que ellos son más inteligentes que yo, es casi seguro que tendrán razón.
Ahora bien, cuando ya llevas unos años invirtiendo y has podido ahorrar una columna de activos interesante, es donde creo que este tipo de compañías tienen una mejor razón de ser.
No se quien decía, que las habilidades necesarias para hacerse rico eran diferentes a las necesarias para mantenerse rico. Y con esto lo veo más o menos así.
Cuando ya tienes una cartera grande, que en un momento determinado te puede permitir pagar tus facturas con los ingresos pasivos de la misma, los dividendos generan una paz mental muy a tener en cuenta.
En el fantástico rato que estuvimos hablando con @alfaQalfa, hizo una de las mejores definiciones que he visto del tema. “Los dividendos te dan un grado de libertad más”, y te permiten decidir si quieres seguir trabajando, o no.
Si, pero son ineficientes fiscalmente. Cierto, es el precio que hay que pagar. En esta vida todo tiene un precio. También está fenomenal invertir en small caps cuando todo va hacia arriba, y debes asumir que cuando vengan mal dadas, el leñazo que se va a llevar tu cartera se va a oir hasta en Laponia. No es nada personal, no es que seas mal inversor, es que el activo subyacente es mucho más volátil, y eso unido a que el dinero es cobarde, cuando las cosas van mal, los primeros en pasarlo mal son los pequeños. Es algo obvio, por otra parte.
Lo que quiero decir, es que nos gusta ver lo malo que es estar pagando ese peaje, pero no tenemos en cuenta los efectos beneficiosos que puede tener , aunque solo sea a nivel psicológico, seguir teniendo ingresos, muy probablemente menores, pero ingresos, en entornos recesivos.
Este punto me recuerda al debate de lo malo que es pagar muchos impuestos cuando tienes ingresos altos. Es mucho más eficiente pagar pocos con salarios pequeños, pero si me dan a elegir, pago a gusto el precio de pagar Irpfs abusivos y confiscatorios, con tal de tener unos ingresos altos.
Querer maximizar y ganar siempre, además de imposible, es una fuente de frustración brutal.
Por otra parte, si uno busca tener el grueso de su cartera en grandes compañías estadounidenses, pues acabará le guste o no, invirtiendo en compañías que repartan dividendos. También puedes invertir en BRK, que al fin y al cabo está hecha de compañías, muchas de las cuales reparten dividendo. Como decía Henry Ford, puede elegir el color de coche que quiera, siempre que sea negro. De una forma u otra, acabas comprando compañías que reparten.
Por último, podríamos entrar en la comparativa de quien paga más impuesto, si el inversor particular que tributa por los divis y pocas ventas, o el inversor que invierte en un fondo y paga , sabiéndolo o no, las múltiples comisiones que se mueven por ese fantástico entramado llamado fondo de inversión. Pero eso ya lo dejamos para otro día, que por hoy ya hemos generado suficiente polémica.
Quiero repetir, que todo esto son sólo mis pensamientos, y que pueden estar perfectamente equivocados. Este es el camino que yo he elegido, y respeto profundamente el que quieran recorrer ustedes. Como suelo decir siempre, no se tomen estas cosas muy a pecho, pues al fin y al cabo…es sólo dinero.