Sobre el precio y el valor de la Educación Financiera

Llevo 7 años yendo al mismo dentista, un tío muy competente que además no se inventa caries para hacer negocio a mi costa. Esa honestidad siempre la he valorado mucho.

Hace algunas semanas, tocaba limpieza y revisión rutinaria y coincidió con mi primera visita a su nueva consulta, situada en un flamante edificio de obra nueva, donde todo el instrumental y equipamiento es nuevo, reluciente y de primer nivel. Por otra parte, las nuevas secretarias y asistentes son, además de buenas profesionales, muy simpáticas.

Pese a todo, intuía algo raro en ese lugar. Al principio no acertaba a descifrar lo que era y no fue hasta pasado un buen rato que me di cuenta de que era el único paciente en la sala de espera.

Llegó mi turno, hicieron su trabajo impecablemente y al terminar, como siempre suelo hacer, concerté una cita en recepción para la próxima limpieza y revisión dental.

Un par de semanas después, me llega la factura y casi me meo encima, ya que me quieren cobrar casi el doble por el mismo trabajo que antes.

No me he caído de un guindo y soy consciente de que aunque el trabajo es el mismo, el servicio ofrecido debido a las numerosas mejoras es superior al de antes. Aún así, una subida tan excesiva del precio y sin previo aviso, no estaba justificada.

Tiempo después salta la liebre. El hombre se ha engorilado con su nueva consulta y ni con la subida de precios le cuadran los números.

En realidad, creo que no es un caso aislado y me parece llamativa la figura del pequeño empresario o autónomo que siendo un gran profesional en su campo donde es capaz de brindar un excelente servicio al cliente, como contrapartida, en su faceta de empresario es tan deficiente que el excelente servicio profesional prestado se diluye como un azucarillo, ya que se le hace pagar al cliente por errores propios en el ámbito financiero.

En mi opinión, y puedo estar equivocado, estas situaciones tienen su origen en una carencia alarmante de Educación Financiera y Finanzas Personales.

Se pone mucho énfasis en desarrollar las aptitudes profesionales pero ninguna en desarrollar las aptitudes financieras, y es muy irónico porque todos trabajamos por dinero.

El empleado que no ahorra y se funde su dinero, acude a su jefe a pedir un aumento de sueldo. El pequeño empresario que no sea capaz de gestionar los gastos, tendrá que encarecer sus servicios y/o pagar menos a sus empleados. El CEO que no sea capaz de gestionar capital adecuadamente hará perder dinero a sus accionistas. El Gobernante que no sea capaz de recortar gastos superfluos y haga cuadrar las cuentas, subirá los impuestos y continuará endeudando a las generaciones futuras.

La importancia de la Educación Financiera va más allá de nuestro ámbito personal. Es algo que nos concierne a todos porque nos guste o no, navegamos en el mismo barco.

Cuando se tiene, el valor que nos aporta es incalculable, pero cuando brilla por su ausencia, acabamos pagando un precio demasiado alto.

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Hablando de dentistas, les voy a contar la historia de mi padre en el negocio, que es odóntologo. No sabe mucho de Bolsa, pero creo que su educación financiera no está nada mal (ni la de mi madre, que también tendrá su papel no menor en esta historia).

Llegó mi padre a Jerez de la Frontera con ahorros y sus estudios, Medicina y Odontología, e intención de abrir clínica propia (me contaba a menudo que siempre había querido ser su propio jefe, y logró serlo). Y en estas que llega a la conclusión de que hay que abrir en la mejor zona de la ciudad, en pleno centro. Abre allí su clínica, y poco a poco va teniendo clientes, no demasiados, pero le comen los gastos de alquiler.

Por un proveedor, llega a sus oídos que un dentista está que no da abasto con su clínica, clínica situada en un barrio humilde aunque tranquilo de la ciudad. Contacta con él, y llegan a un acuerdo de colaboración, por el cual mi padre trabajaría unas horas diariamente a cambio de un porcentaje de lo facturado por el mismo. Pasan unos meses, y viendo la creciente clientela en la clínica donde echaba esas horas extra, decide cerrar su clínica y dedicarse a tiempo completo a trabajar allí. Le va bien, sigue ahorrando, y un tiempo más tarde llega a un acuerdo por el cual se convierte en copropietario de la clínica, adquiriendo una considerable participación.

Vienen buenos tiempos, esos años antes del comienzo de la crisis económica del presente milenio, y les va a su socio y a él ciertamente bien. Sin embargo, no acometen grandes inversiones, nada que no necesiten, aprovechan las vacas gordas. Llega la crisis, vacas flacas, y el negocio se va a pique. Nadie se “arregla la boca” cuando se va al paro, y menos en un barrio humilde de una ciudad afectadísima por el desempleo. Gracias a haber contenido los gastos, y a haber ahorrado en casa (con algún lujo, pero muy por debajo de sus posibilidades), se las apañan para no tener que despedir a nadie (es más fácil trabajar en tu negocio a cambio de 0€, cuando no has malgastado lo mucho que ganaste años antes).

Durante todos estos años previos a la crisis, mi madre, doctora en Medicina, trabaja cuanto puede y donde puede, como médico analista. La sanidad privada en pequeñas ciudades no es muy amable con el profesional, y le pagaban salarios ciertamente miserables. Con el comienzo de la crisis, y el fuerte desplome del negocio de mi padre, le surge a mi madre una oportunidad de oro que llevaba años esperando: la posibilidad de acceder a una plaza en propiedad para la Sanidad pública como médico analista. Oposición dura, todavía la recuerdo estudiando hasta altas horas de la noche, con esas torres de apuntes (siempre cuando lo cuento comento que ese año mi madre estudió más folios que yo en toda la carrera de Derecho). La aprobó, y consiguió su plaza. Tras años en los que el grueso de los ingresos familiares corrían a cargo de mi padre, voilà, mi madre tiraba del carro, y con los años ha llegado a ser, como alguna vez he comentado por aquí, Jefa del laboratorio del Hospital de Jerez de la Frontera.

Diversificación, en definitiva. Uno con su negocio cíclico, y ella con su salario fijo, aunque creciente al ascender con mucho esfuerzo y trabajo.

A lo que iba es que el negocio de mi padre está en importante declive. Crece la competencia, que ataca con economías de escala y publicidad muy agresiva, pero ahí sigue él y su clínica (su otro socio por desgracia falleció hace unos años), prestando un servicio que tiene al cliente como lo principal, y siendo austeros en la llevanza del mismo. No es demasiado rentable, y esto es duro para cualquier empresario, pero yo siempre le recuerdo a mi padre, cuando les gestiono parte de su patrimonio, el que dedican a RV, que tiene que estar muy orgulloso, porque el patrimonio que ha formado le aportará una rentabilidad potencial a largo plazo que junto a sus actuales rendimientos de la clínica bien se acercan a su época dorada.

Siento el tocho, pero me hacía ilusión contarlo. Ni que decir tiene que estoy muy orgulloso de mis padres :slight_smile:

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Justo acabo de leer un hilo de Forocoches que me ha mandado un amigo. Un forero está agobiadísimo porque este verano abrió una academia (alquiler de local, inversión, cuota, etc) orientada en dar clase a niños de primaria y de momento sólo tiene un alumno, de secundaria.

Y es que, hay que ser un genio. Desde 0, sin alumnos, abrir una academia en verano y enfocada a niños de primaria. Ya puede ser el mejor profesor del mundo y rezar para que durante los próximos meses se empiece a correr la voz y su bolsillo aguante una temporada más porque lo que vienen siendo las finanzas, se le deben dar de pena.

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Desde la propia experiencia en mi familia sobre lo que comenta acerca de aprovechar las vacas gordas, he de decirle que he visto los dos lados de la moneda (unos guardando y otros tirando).

Nunca me ha dado por buscar una estadística de porcentaje de ahorro en función a sus ingresos comparando empleados vs autónomos/empresarios pero, al menos lo que yo he visto de personas que conozco, el autónomo/empresario ahorra más (y no hablo de que es lógico porque gane mayor cantidad de dinero)

Quizás por el mero hecho de jugarse día a día con sus decisiones/actos su patrimonio y su bienestar tienen más en mente el ahorro por el y si pasa…

Muy de acuerdo con este hilo y sobre la cultura financiera, desde el punto de vista del obrero/empleado hemos inculcado que siempre va a tener un salvaguarda vía sueldo asegurado vía prestación asegurada y aunque parezca todo lo contrario, nos hemos hecho esclavos del consumo y del poder de decisión (dado que es un incentivo perverso a que se consuma en exceso para que el país tire) y puede que esto sea un dato que eleve la balanza hacia el que no lo tiene “tan seguro” y tenga una visión/cultura financiera distinta.

La tendencia va a seguir desde mi punto de vista igual en el futuro, mientras se le siga mintiendo al ciudadano la educación financiera no mejorará demasiado. Cabe destacar y culpar a los medios de comunicación, a nosotros mismos y a las personas influyentes que hacen que esto no cambie.

Dicho todo esto, agradecer y difundir todo lo posible ideas/iniciativas como este foro que poco a poco, irá calando al menos en los más curiosos y dudosos de la historia que nos han contado desde pequeños y que así, puedan ayudar a las personas cercanas que confíen y en un futuro se sientan agradecidas por dichos consejos.

No se lo reconocerán ni agradecerán en el corto plazo pero, al igual que las inversiones, una buena decisión recogerá sus frutos en el largo plazo.

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He buscado el hilo, impresionante.

Esta frase es para enmarcar, mis dieces.

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Su historia es un ejemplo de cómo un comentario puede superar al artículo principal del hilo.
Estoy seguro de que sus padres, cada uno a su manera, son unos jabatos. La prueba es la educación que le han inculcado a su hijo.

Sacando mi bola de cristal, les veo a usted y a su madre convertidos en los Buyandhold2012 + Mother españoles.

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Muchas gracias por sus palabras :pray:

Casualidad :slightly_smiling_face:. Esta mañana en el vestuario del gimnasio se comentaba que Fulanito reinaugurará el próximo lunes no se qué negocio. Y que había que ir con ojo, porque todos los que reforman y trasladan negocios quieren amortizar en un año, y que en ese plan (a ellos) no les ven más por ahí :grimacing:

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33 años como autónomo constatan que esto se produce como usted dice , sin el quizá .
Una asignatura que yo incluiría en un hipotético curso de educación financiera de varios años de duración y sin titulo , seria la de uno o dos cursos de autónomo en lo que a uno se le ocurra , así fue siempre , salvo en los casos en los que había antecedentes familiares ; hoy esto se puede ver como fuera de lugar , pero sacarse las castañas del fuego es lo que tiene .
Conozco un caso en el que una persona con hijos en plena posguerra , decide comprar peces en la ciudad e ir en caballería por los pueblos de la sierra vendiéndolo y ganando el margen ; ¡ anda que no espabilo !

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Taleb hace referencia a esto, el autónomo es antifrágil por necesidad, esa inseguridad le curte y le hace ser mucho menos vulnerable a eventos inesperados, uno de los ejemplos que pone son dos hermanos, uno de ellos con trabajo estable durante veinte años y el otro los mismo veinte años de taxista, igualdad de salario, el primero es calificable como frágil, el segundo no.

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Exacto, es de cajón, pura lógica… Yo empecé como empresario hace 20 años, y desde el principio lo tuve claro: una vez sabes lo que necesitas generar para mantenerte, hay que ser consciente de que puedes caer, porque no puedes controlar todos los factores que te vas a encontrar con el tiempo… Lo que siempre he tenido muy claro es que si el negocio te cae, que te caiga desde lo más alto posible, porque si vas al límite en los buenos tiempos, puedes quebrar en un abrir y cerrar de ojos…

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Los que nacimos antes de la constitución española, tenemos un espejo muy bueno donde mirarnos… nuestro abuelos y padres, simplemente con seguir sus consejos y costumbres habremos avanzado mucho en educación financiera.
Es de admirar como está gente salió para adelante… y me podrán decir que lo tenían más fácil que nosotros por la inflación y porque no existía tantos bienes y servicios a su alcance, pero aún así estoy seguro que ellos apreciaban realmente el valor del dinero y eran más conscientes de su importancia por el sacrificio que les suponía obtenerlo.
En 4 décadas, la vida ha cambiado mucho, para bien y para mal… pero en finanzas personales los auténticos maestros son ellos…
Un Saludos.

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En mi caso es así, tanto por parte de padre cómo de madre, desde mis bisabuelos (como mínimo, que yo sepa) fueron todos empresarios. Mayormente humildes, no grandes empresarios (excepto mi bisabuelo paterno que llego a tener más de 200 trabajadores, y empezó desde 0, una historia muy buena de la que ahora un historiador local quiere dar una conferencia)…
Aunque la realidad es que siempre me dejaron bastante a mi aire, no me intentaron inculcar lo que tenía que ser yo, y no me iban a regalar nada, nadie me ha regalado nada ni he heredado nada (ni lo deseo…). Desde pequeño me inculcaron que si algo quería, tenía que merecérmelo y trabajar por conseguirlo… Y ahora me veo incapaz de ser tan duro con mi hijo, aunque intento que valore las cosas que tiene y sepa lo afortunado que es…

Pero sin duda absorbí muchas enseñanzas de forma natural, ya que siempre he sido muy curioso y les observé desde pequeño, me quedaba absorto escuchando conversaciones o directamente les pedía que me contaran cosas.

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Coincido de pleno con su relato excepto que a mi si me dejaron herencia y gracias a ello hoy en día estoy mejor.
También es verdad que el ahorro es un fin para unos y un sin sentido para otros y va en la personalidad de cada uno, es más… yo diría que ni siquiera es hereditario y suele ser muy frecuente hijos ahorradores de padres derrochadores y viceversa.
El ser humano aprende copiando y experimentando y es el proceso recorrido en la vida junto con nuestro entorno familiar y allegados los que nos tornarán por un camino u otro.

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Exacto, pero en mi caso no soy ahorrador sinó inversor. Mis números sin tener en cuenta el patrimonio neto están siempre en rojo, mi líquidez es roja como la sangre :roll_eyes::rofl:

Mi padre siempre ha sido (y espero que siga siendo unos cuantos años más) un bon vivant derrochador, aunque nació en una época de oportunidades y es sumamente analítico e inteligente, apostó bien. Simplemente no le interesa acumular dinero, prefiere ir gastando en él y en los demás (es muy espléndido con todo el mundo), y por eso admiro que tuviera la claridad mental y la frialdad de tenerme tan “a pan y agua”, cuando él ganaba tanta pasta…

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Es que entonces se tenía claro que si no era uno mismo quien tirase del carro, nadie vendría a hacerlo. Y lo dice un asalariado, hijo y nieto de asalariados. Y se daba importancia al dinero. Y se tenía muy presente la inseguridad, la incertidumbre. En cualquier momento, probablemente en el más inoportuno, a la calle, como he podido experimentar. Ojo con las deudas, que se te comen.

No tengo duda de que NO veremos la educación financiera como parte de la enseñanza obligatoria, independientemente del color del partido gobernante. La ignorancia de la masa es uno de los sustentos de los privilegios de unos pocos, donde englobo a los políticos. Para mí, la educación financiera debería formar parte del manual básico de supervivencia del ciudadano.

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Correcto @Joaquim, la clave para mi es la inseguridad que se tenía, sin embargo ahora con el estado de bienestar nos crea la falsa ilusión que estamos mejor y nuestro futuro será más próspero, pero es una quimera alejada de la realidad.

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No le entiendo que quiere decir.

En mi caso siempre fue ampliar el tiempo que podía sobrevivir a una crisis en mi sector , empiezas con un día y puedes terminar sabiendo que si tuvieras que estar dos años o más esperando que mejore la carga de trabajo ,lo puedes aguantar ; no va ser agradable pero si vas sacando para los gastos estas " contento " , es como cuando baja un valor y mientras se recupera vas cobrando dividendos , como comenta @autoinmune uno se curte ( este termino siempre me ha gustado , " Es una persona curtida " se decía ) .

Estoy diciendo lo mismo que ustedes dos, Taleb lo llamará antifrágil, pero es lo mismo que lo que yo quería expresar.
Con caer desde lo más alto posible quería decir que tu empresa haya crecido lo suficiente o sea lo bastante grande cómo para aguantar y mantenerse con un descenso de un 50% en la facturación, por poner un ejemplo. Muchas empresas no aguantarían en un escenario así.

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