Si todos, de repente, dejamos de consumir una parte mayor del poder adquisitivo que tenemos disponible, las empresas venderán menos y por tanto generarán menos flujos de fondos en el futuro disponibles para ser retirados por los propietarios (y en el camino, despedirán a algunos de ustedes).
Además, al haber mayor cantidad de poder adquisitivo pujando por los mismos activos financieros, la presión compradora aumentará el precio que se paga por cada unidad de flujo de caja futuro (que ya había disminuido por el descenso en el consumo) y por tanto disminuirá la la tasa interna de retorno implícita de nuestras “inversiones”.
Moraleja: ahorren tanto como consideren oportuno, pero animen a sus cuñaos y compañeros de trabajo a gastar tanto como puedan