Un escrito realmente excepcional, como acostumbra, @agenjordi .
La diversificación, como bien apunta es un concepto que va mucho más allá de unos porcentajes y que curiosamente tiene la esquiva habilidad de jugarnos las peores pasadas en los peores momentos, tanto por exceso como por defecto.
Por añadir otro prisma, aunque también lo ha tratado, algo a lo que le doy muchas vueltas es a lo especialmente difícil que es aplicar las mismas reglas financieras o patrimoniales a un amplio espectro de inversores, siendo como somos cada uno, hijos de nuestro padre y nuestra madre. Y ya no solamente por la edad que tenga cada inversor, por el patrimonio o por su tolerancia al riesgo, sino por una gama tan amplia de colores que hace que lo que para uno sea un acierto, para otro sea una locura.
Justo hace unos pocos días mantenía yo una agradable conversación con mi padre, sobre un tema tan interesante como era quitarle de la cabeza comprar un estructurado que le ofrecían en el banco sobre deuda española , “aprovechando que ahora estaban subiendo los tipos de interés” y que “estaba garantizado por el Estado” (exagerando un poco, que mi padre es un señor informado, entiéndame bien ) .
Como habrán intuido, en casa del herrero, cuchillo de palo así que no tenía ni la más remota idea de qué producto sería realmente más apropiado para el.
Intuitivamente, y haciendo un ejercicio tipo “¿De qué color es tu nevera? → ¿Qué beben las vacas?-> Leche”, uno le recomendaría un producto de los que se venden como conservadores tipo carteras permanentes, o los típicos fondos sospechosos habituales para jubilados con pocas preocupaciones dinerarias, pero en mi fuero interno sabía perfectamente que esa no era en ningún caso la mejor jugada, teniendo en cuenta que el buen hombre le dedicaría no más de un 5% -10% de su patrimonio a tamaña aventura.
Para mi, sin lugar a dudas la mejor opción era que comprase fondos 100% renta variable, especialmente en un momento de correcciones relativas y teniendo en cuenta que no tendría ninguna necesidad de retirar el dinero, pero claro, sólo me faltaba un pequeño detalle y es que él, simple y llanamente no era yo.
Para mi, con esa configuración, él estaría totalmente diversificado y con poco riesgo real, pero para él, más que probablemente estaría bastante pendiente de esa parte de su patrimonio y cuando esto sucede, menos cuando sube que cuando baja, pero también, se convierte más en un foco de atención no deseable que en otra cosa y acaba uno pendiente de los numeritos del valor liquidativo.
Así que le plantee darle unas cuantas clases de cómo interpretar los fondos de inversión y a partir de ahí que el se fuera creando sus opiniones. Una especie de tutorías personalizadas padre-hijo.
Por cosas como esta uno se va dando cuenta de lo tremendamente difícil que es aplicar las mismas reglas a distintos inversores y por lo que no tiene ni pies ni cabeza establecer reglas como la del zapato para todas las tallas.
Por terminar, diré que yo apuesto por la diversificación, pero una diversificación muy a mi manera y que tiene una geometría algo variable. Contraintuitivamente, los años lejos de apaciguar el apetito por el riesgo, me han ido acomodando al vaivén de las fluctuaciones patrimoniales de la renta variable. En mi descargo diré que la trayectoria empresarial también curte. Esa extraña sensación del marino que se ha ido haciendo a la mar, y pese a mantener un gran respeto por la misma sabe que para pescar peces hay que mojarse el culo.
Pienso que ninguna diversificación me librará de un acontecimiento extremo de estos que habla Taleb, pero de algún modo hacerlo me salva de ser yo mismo el acontecimiento extremo que me autodestruya jugándomelo todo a una carta.
Sabiendo lo que hoy se, me parece bastante razonable, pero la realidad es que en este tipo de cosas, la certeza probablemente sólo la tengan nuestros herederos.