La mayor suerte es no necesitar que a uno le toque la lotería para tener un grado de bienestar elevado.
A partir de aquí y parafraseando a Montaigne ya depende de lo que uno valore perseguir lo que no tiene y posiblemente tampoco necesite en realidad, y quiera despreciar lo que ya es.
La suerte es un claro ejemplo de asimetría y de miopía a la hora de apreciarla. Más que desear tener muy buena suerte, lo que uno debería desear es no tener excesiva mala suerte.
Aquí una cita a la que ya hice referencia en otra ocasión sobre la suerte y su valoración Una frase vale más que mil palabras