En los cambios tecnológicos profundos, la opción más sensata suele variar con el tiempo.
En una fase muy inicial suele parecer en no pocos casos, que incluso en el caso de que la nueva tecnología se imponga, uno podrá mantener, con algún inconveniente, la propuesta antigua.
Pero si el cambio se impone a gran escala, también toda la infraestructura que rodeaba el soporte a la vieja tecnología, se acaba derrumbando, y las premisas iniciales terminan no siendo válidas.
El que tenga una colección de cintas de casette en casa sabrá de que le hablo. En cambio con los vinilos parece que la evolución ha sido otra.
En el caso de los negocios alrededor de la vieja tecnología todavía es peor el caso dado que terminan teniendo que adaptarse. Por ejemplo uno puede contar que le va a seguir saliendo a un precio parecido arreglar problemas relacionados con la tecnología de combustión si lleva el coche al taller, pero a la larga esos negocios tienden a desaparecer y uno tiene problemas para encontrar repuestos o quien se los arregle.
No digo que siempre sea el caso. Los hay donde hay cierta convivencia entre tecnologías y una sirve en cierto modo para contrarestar las deficiencias de otras. Pero en los casos donde una se termina imponiendo claramente, suele ser un error esperar que uno pueda seguir manteniendo la vieja tecnología indefinidamente. Porque todo el ecosistema termina variando y sus premisas en las que basa dicha decisión se muestran insostenibles a largo plazo, aunque a uno le parezca de entrada que poco van a cambiar.
Muchos cambios tecnológicos lo han sido en algún momento. Faraday , uno de los principales impulsores de la electricidad, cuando pidió subvenciones a organismos públicos, fue precisamente interrogado en este sentido: para que servía estudiar la electricidad y dedicar impuestos de los ciudadanos a ello.
En esa época no había electrodomésticos que conectar.
Quería decir la opción más sensata en función del caso de uso. Y lo mantengo. Seguirá habiendo casos de uso en que la opción más sensata será un motor de combustión, según lo veo yo.
El problema es que ahora es la opción más sensata. Dentro de 20 años no necesariamente lo va a ser.
Tengo familiares en el sector agrario y ya le digo que la opción más sensata, que normalmente suele ser en principio, no hacer nada cuando viene un cambio gordo, y ahorrarse meter más dinero en el negocio, en lugar de disfrutar de los flujos del mismo, suele terminar pasando una factura enorme al cabo de unos años y, teniendo que hacer tarde y mal, lo que uno ya debería de haber hecho mucho antes.
Ojo esto tampoco no significa que uno deba de precipitarse y lanzarse detrás de cualquier cambio.
El problema suele ser lo que un inversor a largo plazo ya sabe, y es que las opciones defensivas a la larga, no suelen ser las que parecen más conservadoras de entrada.
Que a uno le duela tener que cambiar lo que parece que le funciona, por gastos o porque le gusta como lo utiliza, no significa que se pueda mantener indefinidamente esa posición.
Vamos que coincido con usted que ahora mismo si uno tiene un coche ya comprado, en muchos casos es una tontería pasarse ya al eléctrico. Si uno tiene que cambiarlo igual ya es algo más difícil la decisión, y si lo va a tener que cambiar dentro de 10 años igual se complica más la cosa. ¿que podría durarle su coche 20 años más? Aquí ya lo dudo porque al final lo viejo se suele también estropear tarde o temprano.
Quiero decir eso, y quiero decir que incluso en el caso de tener HOY que comprar un vehículo nuevo, hay (no pocos) casos de uso donde el eléctrico tampoco es la mejor opción frente a un motor de gasolina pequeño y eficiente.
Y que por tanto, como intuición, le auguro mucho futuro por delante a los motores de combustión (o a cierto tipo de ellos), que evidentemente quedarán reducidos a determinados tipos de vehículo y caso de uso, no serán la generalidad del mercado, pero que dudo muchísimo que veamos desaparecer en la próxima década.
Desde el punto de vista de la inversión a largo plazo, la cotización de cierto fabricante de EVs descuenta que en un futuro no muy lejano todo pichichi va a conducir un EV. Lo cual, a poco que se le de una pensada, es una quimera. Y por tanto plantearse los escenarios realistas que pueden darse, pues es una oportunidad.
O uno diesel. Que sigue siendo el combustible más eficiente en cuanto a emisiones de CO2. Y el tema de las partículas y resto de contaminantes (que es lo que parece haberlo sentenciado a ojos de los políticos) están muy controlados con la nueva normativa Euro6.
Por otra parte, la oferta de EV aún es insuficiente para cubrir las necesidades de mucha gente. Para empezar, la inmensa mayoría de lo que se ofrece son coches pequeños/medianos con poco maletero y unas autonomías que no llegan a los 300km reales. Y todo ello a un precio nada asequible.
Vaya, que mientras hagan falta más de 200.000km para amortizar un coche eléctrico vs homólogo de combustible, la adquisición de un EV sigue teniendo mucho más de visceral que racional.
Ahí el Sr. Musk no ha engañado a nadie y dijo la verdad, bueno, toda no, una parte, pero no deja de ser verdad, vendo las acciones y me gano un pastizal, por tanto tengo que pagar los correspondientes impuestos. Vamos, como le sucede a Ud. cuando gana dinero en sus inversiones y como deseo que me suceda a mi si algún día llego a ganarlo.
