Es curioso como nos hacemos nuestra imagen de eventos pasados que no hemos vivido, pero luego en la práctica, ni conocemos a fondo todas las dinámicas ni todos los eventos que se clasifican como eventos de un tipo son iguales dado que ni su magnitud es igual ni otros factores importantes son realmente igual.
En el caso de la inversión, está claro que la inflación elevada es uno de esos factores con poder notable de cambiar la imagen que uno tenía hecho del mercado cuando era notablemente inferior.
De entrada puede parecer que hay muchas empresas con capacidad para ir incrementando también sus precios, pero el efecto que puede tener dicho incremento de precios en su crecimiento igual ya no es tan fácil como pueda parecer en un entorno menos tensionado a este respecto.
Estaba releyendo no hace mucho el capítulo dedicado a la inflación, de esa obra maestra que es El Inversor Inteligente, y Graham, como es habitual en él, manifestaba cierto escepticismo sobre la capacidad de las empresas en particular y la renta variable en general, para que no les afectara la inflación.
Una cosa puede ser la visión de muy largo plazo, pero en el corto/medio plazo, la visión habitual que la renta variable le beneficia la inflación o no le perjudica, es cuando menos bastante discutible. Obviamente tiene mayor capacidad que otros activos de hacerle frente pero de aquí que un inversor con una cartera particular de empresas, uno con fondos activos u otro con fondos, no sufran dolores de cabeza sobre los posibles efectos de la inflación sobre sus inversiones, hay un trecho importante.
En parte, como la rentabilidad histórica de la bolsa americana debe de andar sobre el 8-10% dependiendo de que años se tomen como referencia, tengo la sensación que es la mayor rentabilidad esperada de la renta variable, la que da margen para enfrentarse a escenarios complicados, para el que tenga paciencia.
No obstante cuidado con los efectos para aquellos que lo que esperan de la renta variable no es una mayor capacidad para hacer frente a escenarios complicados, sino garantizarse una rentabilidad entre el 8-10% anual.
Vamos el escenario (obviamente cogido expresamente y sin incluir años anteriores y posteriores, para tomar una mejor perspectiva donde se difumina el efecto) que va entre 1966 y 1981, la renta variable, a pesar de dar una rentabilidad de algo más del 6%, apenas igualó el efecto de la inflación. Vamos que el que esperase en este periodo tener rentas, sufrió de lo lindo.
Tácticas tipo dividendos crecientes también sufren de efectos parecidos dado que una cosa es que el dividendo crezca y otra que iguale inflaciones muy altas. Especialmente si nos vamos a empresas que pagan un % ya significativo de dividendo.
La renta variable aguantó el tirón inflacionario pero ya lo de generar rentas extra, se complicó notablemente. El escenario pareció mejor para algunos activos mucho más concretos, pero cuidado que en algunos casos no terminasen entrando cuando la fiesta estaba a punto de acabar y que luego, con la normalización de la inflación, no terminasen en cosas que lo mismo que primero les benefició enormemente luego les lastró.
PD: las rentabilidades son anualizadas.