Hace casi 25 años un familiar muy cercano enfermó gravemente y pasó varios meses hospitalizado. Yo era joven, al menos más que ahora, y no solía llevar mucho dinero encima. Tal vez dos mil o cinco mil pesetas (entre 12 y 30 euros). Pasado un tiempo me di cuenta de que siempre llevaba mucho dinero en el bolsillo, más de 100.000 o 150.000 pesetas que son unos 600 o 900 euros. Pensaba que los llevaba para poder comprar lo que pudiera necesitar.
Desde hace unos años creo que los llevaba para comprar la salud si alguien me la ofrecía, pero no me la ofreció nadie.
Solo compré alguna caja de bombones a las enfermeras cuya labor no tiene precio —su sonrisa tampoco—, pero algún salario, siempre escaso, hay que estipularles.
Buenas noches, amigos, estén donde estén. ¡Ah! Y no sean tan pobres que solo tengan dinero.