En la última carta del excelente gestor Ivan Martín, vemos la siguiente exposición
Y tiene bastante razón. La reversión a la media es un fenómeno tan real como la Ley de la gravedad, que además constituye el fuego purificador que aunque duro, es necesario para que el bosque se sanee. Antes de que se me escandalice nadie, puntualizo que me refiero a los incendios no provocados que desde el inicio de los tiempos han servido para autoregular los ecosistemas, nada que ver con los desgraciados que destruyen de manera intencionada el mejor patrimonio que podremos nunca dejar a nuestros hijos.
La cuestión por tanto es que en efecto, hay compañías que atraviesan buenos momentos, son sólidas, con buenas posiciones de caja, sin deuda y creciendo a porcentajes que despeinan…y aquí viene un poco lo de “los árboles no crecen hasta el cielo” o “una buena empresa no tiene porqué ser una buena inversión”. Y si, no hay que ser muy espabilado para darse uno cuenta que en según que situaciones de complacencia, el piloto automático nos lleva directos al desastre.
Ahora bien, y este es básicamente el propósito de mi post. Las reglas para los “pros”, no son las mismas que para los particulares.
Invertir en compañías baratas exige, comprar barato y vender cuando estén en precio. Repetir.
Hay un factor que se suele obviar, o al menos no aparece en los textos que suelen alabar el llamemosle “deep value”, y no es ni más ni menos que nuestro pedigüeño amigo Montoro. Los fondos, por naturaleza, tienen unas reglas fiscales distintas que hace que tengan una ventaja competitiva importantísima frente al particular.
Claro que ustedes me dirán, mientras ganes, que más da que cada principio de año te vistas de pequeño-burgués y protagonices una escena de El mercader de Venecia, pagando con parte de tu carne…hombre, yo creo que importa, y mucho.
Imagen extraída del Programa Padre.
En un mundo complejo, donde compites con gente claramente más preparada e inteligente que tú, que además de vez en cuando te equivocas y el PER 8 que has comprado se empeña en enfilar al sur y no al norte como creías, pagar plusvalías te limita la rentabilidad fuertemente.
Coincidiremos, por tanto, que para un particular, uno de los mayores generadores de rentabilidad, es no tener demasiados “detractores de rentabilidad” y por tanto, estarse “quietecito”, le hace a uno estar más guapo.
Si compro por tanto las compañías que compran los profesionales, como bien dice por ejemplo Paramés con Técnicas Reunidas “comprar cuando pierde contratos y vender cuando los gane”, o “hemos hecho muchas veces Acerinox”, pues nuestro resultado, pese a seguir el mismo proceso, no será el mismo.
Dicho todo esto, uno puede invertir en fondos, pagar la comisión, muy merecida en muchos casos, por otra parte, invertir en acciones comprando y vendiendo, con el consabido efecto antes mostrado o buscar la manera de moverse lo menos posible durante la vida inversora.
Y aquí es donde creo que es importante comprar cosas con las que uno piense que va a estar cómodo durante la mayor parte de su vida inversora, porque como en el matrimonio, la idea es que sea para toda la vida, y como todo buen casado/a sabe, para transitar este camino vital, ayuda mucho que admires a la persona que está a tu lado.
No me malinterpreten, no me considero ningún fundamentalista, y tengo el extraño defecto, de que no tengo ningún rubor en reconocer cuando estoy equivocado y variar el rumbo, aún a riesgo de que se interprete como falta de convicción o volatilidad mental, pero a día de hoy, es lo que tengo bastante claro y es el camino que sigo.
Viendo la charla de @MAA , o hablando con @xiscomartorell o @agenjordi, me encanta su estrategia de invertir en fondos y la veo igual de buena o mejor que la de invertir directamente en empresas, y tengo bastante claro que “todos los caminos llevan a Roma”, pero tampoco quería dejar pasar la oportunidad de defender un modo de ver las cosas que en mi opinión no es demasiado conocido por muy hablado que esté. Si ,si , ha leído usted bien.
Invertir en empresas de calidad se ha convertido en el nuevo “hablar de innovación” en el mundo empresarial de hace unos años, donde realmente todo quisqui lo tenía en la boca y cuatro gatos eran los únicos que realmente innovaban. Pero quedaba bien.
Otro argumento que quisiera exponer, es acerca del comfort de comprar cosas “baratas” , versus comprar cosas “en precio” y fíjense que como soy un tramposo, pues no he dicho caras.
Si yo tengo un animalito que crece fuerte, con un mercado por delante extenso, sin o con poca deuda etc… pues lo normal es que lo queramos bastantes, y por tanto, a no ser que te venga un ostión modelo 2008, momento en el cual estarás mas preocupado por que no se vaya por delante tu negocio/ trabajo, no lo verás muy barato. Y además, lo que es peor, es que probablemente cuando ese negocio se ponga a tiro, como una oportunidad única y “barato”, tendrás MUCHOS negocios de menor calidad, MÁS baratos aún…y entonces dudarás, ya lo creo que dudarás.
Aún recuerdo cuando compré MSFT después de la crisis a 25$ o por ahí, que estaba tirada de precio…pero es que habían cosas todavía más baratas, y pensabas que te estabas equivocando. O KO, que cuando la compré, la veía bastante cara , y tenía al coro de cantores de Hispalis repitiendo aquello de que no iba a crecer más, que si el azúcar bla, bla , bla… y mírala, con uno de los peores management del mundo resistiendo.
También habían muchos artículos que la ponían bien, ojo.
Ahora es cuando @Ruben1985 dirá con buen criterio que lo compare con el esandpi y demás, pero casi mejor que lo comparen mis hijos cuando esté criando malvas, dentro de 70 años Como dice la canción , “veinte años no es nada”…
Resumiendo, cualquier opción es buena siempre y cuando esté alineada con uno mismo, pero hay que tener en cuenta que el campo del futbol de los que juegan la Liga de Campeones, es uno en el que van fenomenal las botas de tacos de fibra de carbono, pero que si te las pones en el campo de tu barriada, te puedes torcer el pie. Las reglas del juego no son las mismas y debemos adaptarnos darwinianamente a las mismas, de manera que jueguen a nuestro favor y no a la contra.
Debemos adaptarnos y tener cuidado con las “trampas de valor”
Los particulares no tenemos que escribir cartas trimestrales, y con darle la tabarra a nuestros familiares y amigos en alguna sobremesa ya está más que bien. Tampoco le tenemos que vender a nadie nuestro trabajo, y tenemos dos componentes en exceso que los pros no suelen tener, tiempo y capacidad de no hacer nada .
Si, si, he dicho bien. Capacidad de estar viendo la hierba crecer y nada más. Puedes pasarte un año entero construyendo una posición aburrida y no pasa nada. Y aunque parezca fácil, creánme que no lo es. Si uno se deja llevar por los estímulos externos, la probabilidad de moverse mucho está ahí, pues siempre hay ideas “buenas” y claro, a nadie le gusta renunciar a.
Manual de inversión en empresas cualitativas.
Cierro este kafkiano post, con la conversación que tuve con un alto directivo de una multi muy maja de la que hemos hablado alguna vez por aquí. Estábamos hablando de innovación y demás, y me preguntó que era lo más interesante que había aprendido laboralmente. Le contesté algo cómo… en mi no muy extensa y muchas veces dolorosa experiencia, he aprendido pocas cosas, pero sin duda, la que más me ha costado aprender y que considero la más importante, es la capacidad de decir no…
En esto de la calidad y demás, pues lo mismo. Lo importante a veces, más allá de lo que hagas…es lo que no hagas.
Que tengan buen fin de semana,