Muy bueno!! Yo también trato de llevar el estoicismo día a día. Me parece la filosofía más sensata, eficiente y sencilla.
Recomiendo un par de libros sobre estoicismo que me he leído: Invicto; Meditaciones de Marco Aurelio, Un manual de vida de Epicteto, Sobre la felicidad y Sobre la brevedad de la vida de Séneca.
Muchas veces tratamos de tener mucho dinero, de lograr más y más y esto puede llevar a una mentalidad en la que si no conseguimos eso, nos sentimos fracasados, infelices. La verdadera felicidad es fácil de conseguir, como dicen los estoicos. ¿Por qué no hacer caso a lo que dijeron estos sabios hace 2000 años?
Yo lo estoy leyendo gracias a las inestimables aportaciones de @Apolonio en este hilo, lo tomé prestado de la Biblioteca gracias a la app eBiblio que tiene el catálogo online de ebooks, vídeos y música. Muy interesante hasta ahora, lo estoy leyendo despacio, dos capítulos por día, en línea con los comentarios de @agenjordi. Compaginarlo con el libro de Joel Greenblatt (“El pequeño libro que aún vence al mercado”), tiene su puntito…
Muchas gracias por comentar su experiencia , además intuyo que en parte esto es lo que me ocurre , hay días que disfruto de la lectura reflexionando sobre lo que dice sea del tema que sea , en cambio otros días me tomo la lectura como un trabajo y me agota .
Tendré que practicar más la paciencia , soy de temperamento fuerte y ocurre que un día soleado de mucho calor puede terminar con tormenta ; en fin que a veces me adsorben las prisas sin fundamento .
Tras la satisfacción de un impaciente deseo, frívolo y codicioso, aparecerán cinco más. Ya lo decía Miguel de Unamuno: «No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendes que necesita; y soporta luego la ingratitud». Recuerda también las sensatas palabras de Logan Pearsall Smith: « Hay dos cosas que deben perseguirse en la vida; la primera es conseguir lo que se quiere y después disfrutar de ello. Sólo los más sabios logran lo segundo». Son miles los aforismos, citaré tan sólo uno más, de Robert Brauli: «Disfruta de las pequeñas cosas porque tal vez un día vuelvas la vista atrás y te des cuenta de que eran «las grandes cosas».
@Segado: Ya sabe de mi obsesión por enlazar citas y darles un sentido. Su comentario me ha recordado que tenía ese párrafo olvidado.
Al final el aprecio por lo material sale… el que no acumula una cosa acumula otra, pero sale por algún sitio, yo no tengo más que lo imprescindible para vivir y sinceramente es muy poco, para ello no hace falta leer clásicos, simplemente tirarlo todo y no vean lo ligero que uno se queda, una vez que leo un libro me deshago de él, desde hace años me deshago de todo lo material que no necesito… con “el confinamiento” he descubierto que en mi casa no había ni un bolígrafo, mi escena preferida de cine, y ahí considero que está toda “mi filosofía” es la escena “de la mochila” de up in the air… y en palabras de Machado “ligero de equipaje”
Al final es llegar a la conclusión que nos vamos cargando de “cosas” en nuestras vidas, sobre todo materiales, que realmente no nos hacen falta. Acumulamos papeles en el trabajo, revistas, libros, recuerdos, ropa que no nos ponemos en años, muebles que no usamos, etc. Entonces llega un momento en nuestras vidas que nos planteamos ciertas cosas y surge el “cambio de chip” y llegamos a la cultura del “desapego”, llegando a la misma conclusión que Vd. comenta. Yo pienso lo mismo, no necesitamos tanto para nuestro día a día, al fin y al cabo podemos vivir con menos, minimalismo, vaya
¿Y qué diferencia hay con el aprecio por lo inmaterial? Se me ocurre que cuando uno tiene mucha seguridad esto también es una posesión de esas que le hace prisionero, o ¡qué carallo! ¿Y si al final su tesoro, su posesión más preciada es Vd. mismo? No la tire, no, yo creo que hay cosas, personas, ideas, recuerdos que tienen valor para uno. Para mi es una estupidez deshacerse de ellos. Quizá no sea muy estoico, pero “yo mismo con mi mecanismo”
Continuando un poco con este estimulante debate, creo que vale la pena distinguir la postura de los cínicos con la de los estoicos, aunque sean primos hermanos. Todos querían alcanzar la ‘Eudaimonia’ (puede ser traducido como felicidad, buena vida, prosperidad, florecimiento en la vida…; lo dejo aquí porque solo esta traducción daría para una biblia como la de Bogle), pero tenían una perspectiva sutilmente diferente sobre cómo hacerlo.
Para los cínicos (el más conocido quizá sea Diógenes de Sinope) esa buena vida pasa sí o sí por desprenderse de todo. Todo lo material te aleja de ella, te ata e impide que la alcances. No es así para los estoicos . Estos admiten que hay muchas cosas que no son necesarias para alcanzar una buena vida, pero son capaces de disfrutarlas mientras están disponibles. Se enfocan más en el desapego de esas cosas que en su posesión o no.
Por ejemplo, yo puedo disfrutar mucho de poseer mi ejemplar de las Epístolas de Séneca, pero también debo ser consciente de que en cualquier momento este puede desaparecer (robado, quemado, regalado…) y que mi bienestar o serenidad no se vea influenciado por ello. Estas cosas forman lo que los estoicos llamaban “indiferentes preferidos”.
De hecho, para ser un buen inversor, con una buena gestión psicológica de sus inversiones, y mantener su plan contra vientos y mareas, deberíamos considerar que nuestras carteras vayan bien como “indiferentes preferidos”. Ello nos dará la fortaleza de carácter, la tranquilidad o serenidad para mantener el rumbo de nuestro plan ante las dificultades.
¿Y quién ha dicho que aprecio lo inmaterial? Eso no me lo ha leído a mi, yo lo que quiero es ir “ligero de equipaje”, moverse es vivir… les remito de nuevo a la escena de la mochila, lo inmaterial también son cargas y preocupaciones, yo creo que la medida es lo justo y necesario ni más ni menos, y si algo es prescindible sea material o inmaterial sobra.
Le veo muy seguro afirmando esto…
Si usted cree eso siga así, y si le va bien adelante, por si tiene curiosidad mis tesoros más preciados son: la libertad y el tiempo. Procuro mantener todo al máximo y optimizarlos, pues la primera se empeña la sociedad en recortarla y lo segundo es ley de vida que se acabe… como ve mis dos intangibles más preciados no los dejo en herencia.
Con su permiso me apropio de esa idea. Me encanta. No la había leído, como tal, en esos términos.
Probablemente un cazameteoritos es feliz buscándolos (con independencia de que encuentre alguno) pero le puedo asegurar que si encuentra uno, es doblemente feliz y de que no se desprende de él.
Su comentario es fantástico. Muchas gracias.
Rockefeller decía que sólo con un poco más se conformaba. Es curioso como Charlie Munger tiene un Catamarán y Buffett (consideremos su jet privado como herramienta de trabajo) no compra cojines para los sofas porque no los considera necesarios.
Cuántas veces olvidamos que el dinero no es más que un instrumento, y que no tiene ningún valor por sí mismo. Disculpen esta intrusión banal en un debate tan trascendente, pero tenía que escribirlo
Yo estoy en el lado contrario. Soy incapaz de desprenderme de hasta lo más nimio si es capaz de evocarme algo y lo tengo hace muchos años: las ceras Plastidecor con las que hice la EGB, cromos de los 80, bolígrafos que me regalaron y ya no pintan… Un Diógenes sentimental.
@Pompeyano le entiendo perfectamente, yo también así entendía mi vida, en cierta manera es una forma de anclarse al pasado de uno, ya sea afortunado o menos, ya sea por acumular cosas que de pequeños no pudimos tener y añoramos, o bien por el placer de atesorar y coleccionar lo que nos hace recordar una etapa anterior de nuestras vidas. Pero le voy a ser sincero, llegué a un momento de mi vida en que me deshice prácticamente de muchas cosas que me hacían recordar mi pasado pero en el presente ya no las necesitaba, no funcionaban, o simplemente eran repositorios con polvo acumulado…Solo guardo las fotos de mis antepasados y las mías propias, recuerdos de mis hijos de pequeñitos que son suyos al fin y al cabo, la librería completa fue donada y ahora los libros en Kindle o de la Biblioteca. Son ejemplos de vivir mi vida sin apego (entiéndase por anclaje, los recuerdos forman una parte importante de mi vida, pero los llevo conmigo) a lo ya vivido o intención de atesorar.
Son formas distintas de entender la vida, pero igualmente válidas para cada uno. Yo le entiendo en su forma de disfrutar de sus recuerdos, pero tengo clavado un comentario de un capítulo de la excelente serie japonesa “Midnight Diner” (Netflix): “una persona que vive en el pasado, no es feliz en el presente ni lo será en el futuro…”. Entiéndalo como un sentimiento hacia mí mismo, no pretendo que esta cita sea un dogma, cada uno sigue el suyo propio, igual de válido que el mío.
Lo entiendo perfectamente. He intentado desprenderme de cachivaches y siempre recaigo como los alcohólicos. El otro día encontré por casualidad unas pegatinas de refrescos de La Casera que ponían “il rifrisqui sicriti”. Sonreí para mis adentros y volví a aquellos 80 y el anuncio. Luego me vino la inevitable melancolía. Pero el balance sonrisa-melancolía, para mí es positivo. Y asumo que toda alegría lleva su dolor agazapado como contrapartida. Los recuerdos dicen que son nuestra vida, a veces hasta creemos que hemos vivido algo que no fue así porque nuestro recuerdo no es correcto. Sé que con tantas rémoras ancladas en el pasado no llegaré muy lejos, pero el futuro es algo elusivo sobre el que no tengo control y sobre mi pasado sí. El presente es el balance entre ambos, y a mí me va bien con mis sesgos y mis manías.
Por supuesto @Pompeyano, aquí todo vale, porque al fin y al cabo la búsqueda de la felicidad, la satisfacción personal por las cosas que conseguimos en el mundo que nos rodea, es muy lícito, además de necesario. Y el momento vital de cada uno también influye, un cambio de casa a otra más pequeña por aquello del “nido vacío” en mi caso es un fuerte argumento.
Pero al final intervienen las ilusiones, cada uno tenemos las nuestras, y pobre de aquéllos que no las tengan, porque estarían “muertos”. Estoy seguro que no es nuestro caso