¿Entrar en probadores y ponerse ropa que se ha quitado otra persona y meterse en la boca cubiertos que ha usado un desconocido aunque estén esterilizados? ¿Nunca se ha encontrado en un restauramte una copa manchada de carmín? Bueno hay quien es más escrupuloso que otros. ¡Ojalá tenga Ud. razón! Y sobre todo, que no haya rebrotes.
Otra cosa, si reducen a la mitad o menos el aforo de restaurantes, bares, aviones, etc., no sé cuántos negocios tendrán que cerrar. Y ya podemos olvidarnos de las barras del bar, de estar todos juntos en las barras de un bar y tendremos que hacer colas separados en la calle. Nadie las hará si no es para comprar algo necesario.
Y no olvide el turismo. ¿Vendrán de vacaciones tantos extranjeros para sufrir limitaciones?
El distanciamiento social va a ser la norma, con sus matices, mientras no desaparezca COVID 19. Luego está cada uno y su comportamiento. Para mi, de forma global, va a beneficiar a las empresas de Tecnología en el amplio sentido de la palabra, desde juegos, software, consumibles, …
Restaurantes, bares, tiendas, etc…se tienen que reinventar, ideas al poder.
Al menos en la parte que me toca en la empresa donde trabajo ya se están barajando varias ideas y opciones.
Aunque como dice, la vuelta a la normalidad tiene toda la pinta de que va a ser lenta.
Se está barajado separar mesas más de la cuenta, poner pantallas o la simple medida para evitar el contacto de que cada cliente vaya a recoger por sí solo lo que ha pedido.
En fin, esperemos que acabe esto pronto porque la parte de la hostelería está bastante perjudicada.
Los sectores más afectados que no innoven o se reinventen lo pasaran muy mal. El cliente tiene que experimentar nuevas sensaciones y ciertos comercios, bares, … vender a parte de su producto, “experiencias” .
Eso de las “experiencias” nunca he sabido qué quiere decir.
Yo intento visualizarme yendo a un bar a tomar un café, y si ya podía encontrar limitaciones antes, ahora al pensarlo me agobio y como que paso.
Exactamente, ir a hacer compras.
Es decir, que no me molan las experiencias.
Imaginese que va a un bar a tomar un café y además se exponen cuadros en sus paredes, no en plan cutre, sino decentillos con su reseña del autor etc… no sé, es un ejemplo.
Eso ya se hacía hace mucho. También se exponía en sucursales bancarias. Recuerdo una vez que visité una agencia bancaria solo por ver la exposición. Tenían tantas medidas de seguridad, puertas, sistemas y ordenes para dejar objetos metálicos que, cuando ya salía -la exposición infame- iba perdiendo los pantalones justo en el momento en que pasaba por delante una monja. Echó a correr como alma que persigue un obispo.
Lo mismo puede ocurrir en caso semejante. Vas a tomar un café, ya no digo a comer. Mascarilla, guantes, distanciamiento social, uno por uno. Una especie de gymkhana para contemplar los cuadros. Mesas caídas, sillas lo mismo, la mascarilla por el ombligo, los guantes rodeando el cuello como en una escena post-asesinato. Un Vietnam cultural explícito no apto para menores.
No, @Fernando8751, rendirnos y levantar las manos, no. Avanzar con dignidad SÍ, cada uno lo que pueda. Va a ser duro, pero pasará. Cuando esto pase volveremos a ser felices. Nos dará el sol, hablaremos con gente, nos pondremos a la sombra cuando tengamos calor. Ahora hemos perdido todos los pequeños placeres, pero los valoraremos más.
Ya llevamos 40 días y estamos hartos, pero sólo queda un par de semanas.
La incertidumbre es la raíz de todo progreso y crecimiento. Cuanto más admitimos que no sabemos, más podemos aprender y avanzar, en nuestro proceso vital.
Lo que yo veo de todo esto es una putada, en el amplio sentido de la palabra. Vamos a ver, a la generación “millenial” le pilló 2008 saliendo de la Universidad con los “veintitantos”, y el resultado trabajos menos que mileuristas, becarios eternos, emigración y pérdida de talento. La generación de los +50 aún peor, reforma laboral, paro en el peor momento de su vida con períodos de carencia en las cotizaciones que ha supuesto unas pensiones mucho más bajas después de toda la vida trabajando. Y por no hablar de las pymes, el desierto que han tenido que pasar hasta que desde 2015 parecía que iban viendo la luz.
Ahora, con esta crisis nueva, trágica y cruel, nos vemos abocados a un cambio de costumbres, incertidumbre total en todos los ámbitos, y lo que es peor, cambiará nuestra forma de ver el mundo, nuestras tradiciones y costumbres, forma de viajar, etc. En mi caso y los de mi generación, los de +60, cuando ya estábamos saboreando el gusto por viajar, lo que no habíamos hecho en 30 años por el trabajo, los hijos, etc. ahora se nos corta en seco porque todo esto va a cambiar, pero como digo, esto no es lo peor, es lo que he comentado al principio. España es un país de servicios y vida en la calle, la hostelería lo va a pasar fatal, porque el cumplimiento de la distancia social en los bares y restaurantes soy pesimista en su aplicación, la gente preferirá quedar en casa, pasear o irse fuera de las grandes ciudades y posiblemente la hostelería de las poblaciones pequeñas y pueblos cercanos funcione mejor, creo yo.
Pero como dicen muchos colegas y es una realidad, saldremos de esta y volveremos a “la reversión a la media”, la sociedad saldrá adelante, pero con otros conceptos, porque nosotros, la ciudadanía, hemos demostrado a los políticos, que estamos por encima de ellos.
Mi planteamiento en este sentido es dar pasos, o intentarlo, siempre dentro del marco de la felicidad (no aspirar a estar siempre feliz, aprovechar cada momento para disfrutarlo o aprender. 100% feliz sólo con opiaceos o soma, y esto no es ninguna recomendación. Y por favor, no pretendo condensar en menos caracteres de los que supone un tuit ninguna sabiduría universal).
Lo veo como cuando se diferencia la semana de lunes a viernes con el fin de semana, deseando el lunes que llegue este último : disfrutemos (o aprendamos) del camino (y de nosotros mismos) , de toda la semana, ya sea lunes o domingo, confinados o no.
Y si tienen niños pequeños, desarrollen la paciencia x10.
É melhor ser alegre que ser triste
Alegria é a melhor coisa que existe
É assim como a luz no coração
Mas pra fazer um samba com beleza
É preciso um bocado de tristeza
É preciso um bocado de tristeza
Senão, não se faz um samba não
Senão é como amar uma mulher só linda
E daí?
Uma mulher tem que ter qualquer coisa além de beleza
Qualquer coisa de triste
Qualquer coisa que chora
Qualquer coisa que sente saudade
Um molejo de amor machucado
Uma beleza que vem da tristeza de se saber mulher
Feita apenas para amar
Para sofrer pelo seu amor e pra ser só perdão. Vinicius de Moraes.
Hay firmas que rastrean el grado de pesimismo de las noticias.
Los inversores cada vez utilizan más fuentes de información alternativa a la hora de comprar o vender acciones. Durante la crisis global del coronavirus, gestoras de todo el mundo han comenzado a seguir la evolución del ‘índice del miedo al Covid-19’ y el ‘índice de sentimiento’ para calibrar el grado de pesimismo u optimismo global que hay hacia la pandemia . La responsable de estos índices es la firma Ravenpack
Ravenpack no es una empresa al uso. Primero, porque trabaja en un sector ultraespecializado: el aprovisionamiento y análisis de datos masivos para la industria financiera. Segundo, porque, aunque el 80% de sus clientes está en Nueva York y Londres, la firma tiene su sede en Marbella. Tercero, porque, aunque está basada en España, su fundador y consejero delegado es estadounidense (Armando González, de ascendencia mexicana) y sus 150 empleados son de casi 30 nacionalidades distintas. Y cuarto, porque no es una start-up que intenta buscarse la vida, sino una firma consolidada que podría llegar a valer pronto más de 1.000 millones de dólares, según algunos estudios. Un unicornio, en la jerga estartapera.
La especialidad de Ravenpack es monitorizar todas y cada una de las noticias que se publican en el planeta. No importa la temática o el idioma. Con esta capacidad bien engrasada, sus directivos se propusieron hace un mes crear un monitor de seguimiento de las noticias sobre el coronavirus, con el apoyo de Amazon Web Services para albergar los servidores y los motores de búsqueda. El proyecto ha sido un éxito, y la página web ya ha alcanzado las 100.000 visitas.
Una de las utilidades que ofrece este monitor es el ‘índice del miedo al Covid-19’. Se trata de una herramienta que analiza qué proporción de las noticias que se publican sobre esta crisis sanitaria incluye los términos “miedo”, “pánico”, “histeria”, “ansiedad” y similares.
“Este índice del miedo parece que tocó máximos a finales de marzo, cuando casi el 10% de las noticias sobre coronavirus hablaban también de miedos y demás. Desde entonces, parece que hay una clara tendencia a la baja”, explica Armando González.
Ravenpack trabaja con 200 gestoras de fondos y bancos de inversión, especialmente estadounidenses y británicos. “Son muchos nuestros clientes que han incorporado este tipo de índices para evaluar sus políticas de inversión”, apunta.
Un nivel descendente del índice del miedo es una buena señal de cara a la recuperación de los mercados bursátiles. El monitor también ofrece otro índice, llamado de “sentimiento”, que mide el grado de optimismo o pesimismo de las noticias sobre el coronavirus.
Este último indicador se mueve de 0 (máximo optimismo) a -100 (máximo pesimismo). A finales de marzo, marcó un mínimo de -70, y durante el mes de abril ha ido mejorando.
La herramienta de Ravenpack ofrece la monitorización de las noticias globales, pero también permite analizar lo que ocurre en cada país. En el caso de España, el índice de sentimiento parece que tocó fondo el 16 de marzo, cuando rozó el -80 . El ‘índice del miedo’ al Covid-19 toca suelo y anticipa una remontada de las Bolsas, CincoDías (27/04/2020).
El multimillonario inversor Howard Marks, cofundador y copresidente de Oaktree Capital Management, el mayor inversor en valores en dificultades a nivel mundial, acaba de decir que “el mundo está más jodido” de lo que el mercado de acciones podría hacerte creer. Y estamos de acuerdo. “Después de que la Fed nacionalizara completamente los mercados financieros al rescatar bonos basura el 9 de abril, convirtiendo a Wall Street en una fábrica de salchichas soviética, casi cualquier tipo de análisis, quedó completamente sin sentido”, señala Gary Evans del blog Global Macro Monitor.
Evans señaló un comentario reciente de la mano derecha de Buffett que muestra cuán vacilantes están las mentes pensantes detrás de Berkshire Hathaway en este clima.
“Diría que básicamente somos como el capitán de un barco cuando llega el peor tifón que ha sucedido”, dijo Charlie Munger de Berkshire. “Solo queremos superar el tifón, y preferimos salir con mucha liquidez. Pero no estamos gritando ‘oh Dios mío, Dios mío, todo se va a ir al infierno, vamos a vender el 100%".
Entonces, ¿qué está haciendo Evans en este mercado tan volátil?
“Este rebote es un regalo increíble para reequilibrar, vender activos de riesgo, ir a una playa virtual y esperar”, escribió. “Todavía sentado en el sofá con dinero en efectivo y oro. Te dejaremos que inviertas en un mercado extremadamente volátil y lleno de ruido".
Esto que expone es lo que más me preocupa en estos momentos.
Vuelta a la normalidad en los mercados, sin que parezca que se tenga en cuenta la caída de poder adquisitivo de la población y los efectos de “la nueva normalidad”.
Y como son cosas imposibles de preveer, creo que no están bien descontadas.
