Diálogos value (II)

Y siguiendo con el “repaso” reproduzco este artículo:

LA REVERSIÓN A LA MEDIA

La regresión a la media es un término técnico que designa el fenómeno por el que las cosas tienden a igualarse desde los extremos; si una variable es extrema en la primera medición, tenderá a acercarse a la media en su segunda medición. Ligado fundamentalmente al campo de la estadística, el concepto lo popularizó por primera vez Sir Francis Galton a finales del siglo XIX a través de su trabajo sobre la genética y la estatura hereditaria.

Una buena analogía que ayuda a explicar el concepto de la regresión a la media y algunas de las dificultades que nos plantea la encontramos en la atención médica. Cuando una persona no se encuentra bien, busca atención médica cuando peor se encuentra y en la mayoría de los casos se recuperará a continuación. La causa de su recuperación se atribuye invariablemente a la intervención médica, pero ¿se habría recuperado de todas formas? En el diseño de los ensayos farmacéuticos, estos efectos se compensan introduciendo un placebo en los grupos de control.

Consideremos ahora el caso de un experimentado golfista con un hándicap 10 sólido. Cuando hace un recorrido muy malo que está muy por encima de su hándicap, reserva una hora con el monitor y la próxima vez lo hace mejor. Pero, ¿realmente el monitor le ayuda o es simplemente otro caso de regresión a la media? A esa ronda tan mala tenía por fuerza que seguirle una más cercana a su hándicap, pero se inclina por pensar que fue gracias a la clase con el monitor.

Eso es lo que convierte a la regresión a la media en un concepto difícil de aprehender para la mente humana: nuestros cerebros ávidos de patrones están fuertemente sesgados hacia las explicaciones causales. Los principios de aleatoriedad y regresión a la media rara vez producen explicaciones satisfactorias y significativas. Esa es la razón por la que esencialmente los acontecimientos aleatorios se atribuyen con frecuencia a explicaciones causales en los medios de comunicación.

Por desgracia, la regresión a la media puede tener efectos negativos si se interpreta incorrectamente. Por ejemplo, en el campo de la educación, los profesores pueden caer en el error a la hora de atribuir el efecto de sus intervenciones (los castigos a los alumnos con peores resultados pueden parecer más eficaces que las alabanzas). Daniel Kahneman, un experto en economía conductual, estaba dando un curso en una base de la fuerza aérea israelí cuando uno de los instructores dijo: “Cuando alabo a un cadete que ha hecho una buena maniobra aérea, el siguiente lo hace peor. Cuando le grito a un cadete después de una mala maniobra, el que sigue generalmente lo hace mejor. Por lo tanto, el castigo es más efectivo que la recompensa”. Este instructor estaba atribuyendo erróneamente causalidad a fluctuaciones aleatorias de los resultados. Bajo el enfoque de la regresión a la media, si una maniobra se realiza especialmente bien o especialmente mal, el resultado más probable en la siguiente observación simplemente se acerca más a la media.

En el mundo de la inversión, la regresión a la media se conoce más comúnmente con el nombre de reversión a la media y tiene un significado ligeramente diferente. Se usa para describir cómo las rentabilidades en una serie temporal financiera pueden ser extremas a corto plazo, pero más estables a largo plazo. Dicho de otro modo: a los períodos de rentabilidades más bajas en determinados mercados o sectores tienden a seguirles sistemáticamente periodos con rentabilidades más altas que compensan las pérdidas.Esta es una idea potente que sustenta varios enfoques de inversión de estilo valor y contracorriente.

La reversión a la media y la inversión en "valor"

Sabemos que los cambios en el sentimiento de los inversores pueden provocar que algunas acciones o sectores gocen o no del favor del mercado, y eso es lo que crea las condiciones para la reversión a la media y para que los inversores adopten un enfoque a contracorriente. Las acciones de estilo “valor”(rechazadas por el mercado) puras son esas empresas que están intrínsecamente baratas aplicando una valoración simple de “suma de las partes” a su negocio. No son acciones que puedan caracterizarse como “baratas” atendiendo a si cumplen las previsiones de crecimiento futuro. Estas últimas se ajustan mejor al concepto de acciones de crecimiento infravaloradas.

El enfoque “valor” también se basa en la observación de que algunas acciones se mueven en torno a máximos y mínimos a largo plazo en sus indicadores, como el PER, el precio‐valor en libros y las rentabilidades por dividendo. Esto significa que pueden comprarse cuando caen, con la expectativa de que la valoración o la cotización regresarán hacia su media a largo plazo.

Usar la reversión a la media implica identificar la horquilla de cotización de una acción y calcular el precio o la valoración media. Las revisiones a la baja de los beneficios, que pueden producirse por muchos motivos, como dificultades cíclicas o temporales, son un ejemplo de la reversión a la media en acción. La rentabilidad de la mayoría de las acciones se recupera al cabo de 18 meses.

Las acciones de estilo “valor” puras no suelen llevar aparejados argumentos de compra atractivos, ni tampoco encierran elementos de crecimiento deslumbrantes, como estrategias digitales y de comercio electrónico. Por ese motivo, suelen carecer de voces favorables y a menudo tienen negocios relativamente aburridos. Sin embargo, los negocios aburridos pueden ser negocios eficaces que pasan a estar irracionalmente baratos debido a las oscilaciones en el sentimiento de los inversores.

A veces, algunos sectores bursátiles se calientan, mientras otros se enfrían. En 2000‐2003, las cotizaciones de los valores tecnológicos se desplomaron tras la burbuja puntocom. Sin embargo, al mismo tiempo, las empresas de la “vieja economía”, como las cerveceras (denostadas durante los años de la burbuja por ser aburridas), lo hicieron especialmente bien, ya que regresaron hacia su media con resultados positivos. Los sectores calientes inflados se desinflaron y los sectores fríos y rechazados se ganaron el favor de unos inversores que buscaban beneficios fiables.

Algunos fondos cotizados sistemáticos intentan aprovechar el fenómeno de la reversión a la media en el mercado, pero los inversores deberían valorar cuidadosamente la rotación y la naturaleza del proceso de construcción de estas carteras. Los enfoques sistemáticos basados en la selección de acciones baratas no discriminan los negocios baratos pero sólidos de las empresas que se están despeñando. Los valores baratos no pueden retornar a la media si se encaminan a la quiebra.
No obstante, la reversión a la media es un concepto que puede resultar algo confuso en el mundo de la inversión. Las aguas se encuentran revueltas por el hecho de que algunas estrategias de inversión (valor, contracorriente) parecen depender, en parte, de la existencia de la reversión a la media, mientras que otras parecen depender, en parte, del hecho de que existen notables (y valiosas) excepciones a la regla.
En este caso, las excepciones son esos valores tan elogiados que registran incrementos constantes de los beneficios y que desafían la reversión a la media(en beneficios y cotizaciones). Estos valores pueden incrementar los beneficios durante periodos prolongados debido a un motor potente de crecimiento estructural, por ejemplo, tendencias demográficas favorables, combinado generalmente con alguna ventaja competitiva duradera (que puede ser tecnología o propiedad intelectual protegida con una patente, a menudo complementada con fidelidad a la marca).

Así que, ahí lo tenemos: algunos valores revierten a la media, otros la desafían completamente. Es, pues, otra perspectiva del viejo debate en torno a la inversión de estilo “crecimiento” y “valor”. Existen multitud de evidencias de que las dos estrategias baten al mercado a lo largo del tiempo.

(Fuente: http://www.futuroafondo.com)

RESUMEN Y COMENTARIOS SOBRE “LOS CUATRO PILARES DE LA INVERSIÓN”-7

(dada la importancia de este tema, incluyo al final un apéndice con las implicaciones psicológicas que comporta)

En la práctica, ¿cómo pensar en la tasa de descuento y en la cotización de las acciones?

Es más útil pensar que la DR (tasa de descuento) equivale a la tasa de rentabilidad exigida por los inversores para compensar el riesgo de poseer un activo o bien particular.

La DR que apliquemos a una acción individual dependerá simplemente de lo arriesgado que pensemos que es la acción. Cuanto más arriesgada sea la acción, más elevada será la DR/rentabilidad que exijamos, y menor valor tendrá el activo o bien para nosotros.

Concretando:

Tasa de descuento alta = riesgo percibido elevado, alta rentabilidad, cotización de acciones depreciada.
Tasa de descuento baja: riesgo percibido bajo, baja rentabilidad, cotización de acciones elevada.

Ejemplo: Para una rentabilidad de 100 euros anuales, según el riesgo percibido la inversión será de 2.000, 1.333 u 800 euros, a estas cantidades les correspondería una DR/rentabilidad del 5%, 7,5% y 12,5% respectivamente. Como se ve, la relación entre la DR/rentabilidad y el importe de la inversión/valor de las acciones es inversamente proporcional.

Por otra parte, en el caso de una acción individual cualquier cosa que haga disminuir la fiabilidad de sus beneficios aumenta la DR. Por ejemplo, en épocas de recesión, no es infrecuente que las ganancias de los grandes fabricantes automovilísticos desaparezcan por completo. Por esta razón, las empresas “cíclicas” con ganancias que fluctúan según los ciclos de negocios, tales como los fabricantes de coches, venden más barato que las empresas de comestibles y farmacéuticas. Esa claro, antes es comer y curarse que comprarse un coche.

Esto es consecuente con que las empresas “no rentables” (de valor), tienen una mayor rentabilidad que las “rentables” (de crecimiento), ya que el mercado aplica una mayor DR a las primeras que a las segundas. Una DR alta produce un valor de acciones bajo, lo que eleva la rentabilidad futura. Y este es el meollo de la cuestión y elemento clave para invertir de manera profesional. La mayor parte de los inversores dan por sentado que una empresa rentable significa automáticamente acciones rentables, cuando en realidad es todo lo contrario. Los psicólogos se refieren a ese tipo de error lógico como “representatividad”.

(LOS HEURÍSTICOS O ATAJOS MENTALES

Nuestro cerebro está lejos de ser perfecto, cometemos muchos errores y en ocasiones basamos nuestras acciones en criterios poco realistas que sencillamente suponemos ciertos sin que exista ninguna base para ello.

El cerebro ha ido evolucionando buscando gastar la menor cantidad posible de energía para llegar a una respuesta que garantice nuestra supervivencia. En lo que a nuestra mente respecta, lo que importa es asegurarse de que seguimos con vida sin consumir los preciados recursos energéticos que en otro tiempo resultaban más escasos y peligrosos de conseguir debido a las amenazas externas del entorno. Esto es lo que se conoce como la teoría del tacaño cognitivo. Buscamos llegar a una solución utilizando la menor cantidad posible de recursos que podamos.

Debido a esto, nuestra mente acabó analizando las situaciones más frecuentes basándose en los llamados heurísticos o atajos mentales que nos permiten conseguir una respuesta rápida a la situación en la que nos encontremos sin invertir demasiados recursos. Si bien los heurísticos tienen la ventaja de ahorrarnos esfuerzos analizando todo, esto también tiene un inconveniente.

El problema de los heurísticos o atajos mentales

Y es que estos heurísticos o atajos mentales simplifican la toma de decisiones sacrificando parte del análisis de la situación. Esto ayuda a que la respuesta sea rápida aunque ignore parte de la realidad. Al final, lo que importa es lograr un resultado favorable, no el mejor resultado posible. Utilizando los atajos mentales nuestra mente busca resolver el problema lo mejor posible sin parar a meditar detenidamente todos los matices y sus consecuencias. Mientras lleguemos a una solución viable rápidamente, a nuestro cerebro le sirve. Nuestra mente no busca la respuesta perfecta a los problemas diarios, su objetivo es dar con una respuesta que nos sirva. Que sea la mejor posible, no es relevante.

El heurístico de la representatividad

El heurístico de representatividad es el responsable de que hagamos una evaluación rápida de una persona o un objeto o un bien basándonos en una cantidad de información bastante baja. Una información insuficiente y parcial con la cual no podemos tener una idea realista y clara de las cosas, pero que dado que nuestro cerebro necesita llegar a una conclusión rápida para despejar las dudas que se generen, intentamos deducir cual es la respuesta más razonable posible.

Un ejemplo que suele ponerse frecuentemente al hablar sobre este tipo de atajos mentales son los precios y la calidad de los productos. Me explico: Normalmente asociamos por costumbre que si un producto tiene un precio muy elevado es porque su calidad es excepcionalmente buena y su precio refleja eso y no la búsqueda de beneficios extra.

Es cierto que en principio, los productos más caros tienden a tener una calidad o un servicio postventa mejor pero a priori o simple vista, no podemos saberlo con únicamente ver su precio. Una televisión de 150 euros o dólares puede tener la misma calidad de imagen y prestaciones que otra con un precio de 500 de otra marca.

También aplicamos este mismo criterio del heurístico cuando conocemos a una persona nueva y usamos los estereotipos como base sobre la que apoyar nuestra primera impresión. Algunos de los estereotipos que pueden usarse como “base” son el ser hombre o mujer, el color de piel, el estilo de ropa usado o país de origen o religión por poner algunos ejemplos.

Una consideración sobre los heurísticos

Recuerda que cuando hablamos de heurísticos o atajos mentales como el heurístico de representatividad estamos basándonos en la teoría del tacaño cognitivo y tu mente busca gastar la menor cantidad de recursos posibles para darte una respuesta válida aunque no sea la mejor respuesta ni la real.

El cerebro está diseñado para que logres sobrevivir, no para escoger la opción más lógica ni fiel a la realidad. Estos heurísticos o atajos mentales distan mucho de ser perfectos por el mismo motivo por el que existen. Dar una solución viable y rápida. El tiempo en el que se recibe el estímulo, se evalúa, y se toma una respuesta basada en un heurístico es muy breve.)

Me respondo a mí mismo, nada, por entretenerme:

Alejandro Estebaranz, uno de los gestores del True Value, acaba de contestar en su hilo de Rankia a un forero y en su respuesta, al final, termina con esta frase que resume a mi modo de ver muy bien este tema: “El valor intrínseco es subjetivo, ahí es donde reside la dificultad de saber comprar barato. La clave es ser conservadores en los escenarios de valoración.” La valoración, esto es lo que diferencia lo value del crecimiento. Desde qué punto de partida, de valoración, te sitúas en tu inversión.

Pues parece que sí, que ha pasado algo:

RESUMEN Y COMENTARIOS SOBRE “LOS CUATRO PILARES DE LA INVERSIÓN”-8

(dada la importancia de los conceptos expuestos a continuación, aconsejo leerlos dos o tres veces-yo lo he hecho-para llegar a la total comprensión de los mismos)

Siguiendo con la reflexión final del comentario anterior, cabría preguntarse cómo se entiende la DR/rentabilidad no ya en el ámbito empresarial/inversor, sino también en el mercado en su totalidad, lo que se podría denominar la DR/rentabilidad social.

A lo largo de la historia ha habido momentos (euforia bursátil de otoño del 1929, la Gran Depresión de mediados del 1932, momentos trágicos del atentado del World Trade Center) en los que la percepción del riesgo por parte del público disminuyó o se incrementó notablemente. Pensemos en el último episodio luctuoso del WTC, la DR/rentabilidad subió en base a una mayor percepción de riesgo dando lugar a una pronunciada caída de los precios. Si esta percepción negativa continúa, será el principal factor que determine la cotización de las acciones en los años venideros ¿Por qué? Si la confianza del público sigue siendo baja, los precios seguirán siendo bajos, lo que aumentará la subsiguiente rentabilidad. Y si la confianza sube, los precios experimentarán el mismo fenómeno y la rentabilidad resultante será baja.

Conclusiones:

-La peor época posible para invertir es cuando todo parece ir bien, ya que los riesgos percibidos son menores, haciendo que los inversores descuenten los ingresos futuros de las acciones a una DR/rentabilidad muy baja. A su vez eso provoca la subida de los precios de las acciones, lo que desemboca en una rentabilidad futura discreta.

-La mejor época posible para invertir es cuando todo parece ir mal y los riesgos percibidos son mayores, puesto que los inversores descontarán los ingresos futuros de las acciones a una DR/rentabilidad muy elevada. Tal situación provocará la bajada del precio de las acciones, lo que repercutirá en una generosa rentabilidad futura.

Claro, la adquisición de acciones en tiempos turbulentos para la economía invita a la desaprobación por parte de familiares y amigos, y de todas maneras, aunque se tenga el coraje y la suerte suficiente para invertir en un momento bajo del mercado, invertir dinero en un mercado que ha estado descendiendo durante años resulta una actividad profundamente desagradable y estresante.

Por otra parte, en el nuevo milenio, el mercado favorito de todo el mundo están en EEUU, si tenemos en cuenta lo dicho hasta ahora, es un país con una baja DR/rentabilidad, altos precios y una modesta expectativa de rentabilidad futura.

Dado el disfuncional comportamiento financiero de la sociedad humana, un mercado bursátil ascendente disminuye la percepción del riesgo, reduciendo la DR/rentabilidad, lo cual eleva los precios aún más. Lo mismo sucede a la inversa. Como consecuencia del daño ocasionado a las acciones en los años treinta, la alta DR/rentabilidad de las acciones sobrevivió a la Gran Depresión, dando lugar a unos precios bajos y a una rentabilidad que duró más de un cuarto de siglo.

Ante este panorama, yo me pregunto si el inversor medio cuando se plantea invertir lo hace con una perspectiva pasada y futura amplia o se limita a un largo plazo mal entendido de unos pocos lustros, dejándose llevar por una falsa percepción de riesgo a corto plazo y lo que es peor, esperando que la flauta suene por casualidad.

Warren Buffet ha publicado hoy su carta anual, en ella dice sobre el verdadero riesgo de la inversión que:

"Invertir es una actividad en la que el consumo de hoy se pospone en un intento de poder consumir más en el futuro. ‘Riesgo’ es la posibilidad de no alcanzar este objetivo"

Bueno, yo rebajo algo mis expectativas y opino que:

Invertir es una actividad en la que intentas poder consumir en el futuro lo que puedes consumir hoy. En cuanto al concepto de “riesgo” estoy completamente de acuerdo.

Enlace a carta anual a los accionistas de Berkshire Hathaway:

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Curso de Bague Investing de los amigos de B&H

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Thanks! Lo miro y le digo, pero ojalá me hubiera enviado esta referencia hace 30 años.

Y el gestor habló en Bilbao y dijo:

https://www.youtube.com/watch?v=bbetIzyvOl8

No voy a resumir la intervención de Álvaro Guzmán de Lázaro, por que es mejor ver el vídeo y escuchar su visión del value investing, cómo gestiona y la opinión que tiene de algunos sectores y empresas.

Sólo resalto dos o tres ideas generales que expuso:

-Lo que define a un value investor son sus errores.
-Hay inversores growth que son value. El que compró INDITEX hace tiempo a 30 euros es un value investor.
-En la actualidad, el 80% del fondo azValor Internacional está formado por compañías que han caído un 50% de máximos.

Y mucho, mucho más. No se lo pierdan.

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Y usted ¿que opina de estas compañías que valen en bolsa la mitad de lo que valían?

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Según lo que ha explicado, han analizado que las caídas son una oportunidad para más adelante rebotar. Como comprenderá, yo no analizo las compañías, es el trabajo del gestor. Si pierdo la confianza en él me salgo del fondo, eso sí, apechugando con las consecuencias, entre ellas cristalizar las pérdidas, si lo hago cuando el fondo pierde. Por otra parte, el discurso sobre las narrativas mal entendidas, me parece de lo mas lógico.

¿Se supone que eso nos tiene que parecer atractivo? Estoy por preguntarle a @arturop qué opina.

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Dice usted: “¿Se supone que ese nos tiene que parecer atractivo?” Perdone mi indiscreción, ¿usted invierte en azValor? Y en cuanto a preguntarle a @arturop, no se moleste, ni invierte en azValor ni está por la labor.

Entiendo que ha de ser todo un desliz, fruto de la emoción del momento, porque ya lo que me faltaría por ver es que se hubieran transformado en azValor al Análisis Técnico. Tanto hablar de valor y valor, y venga ahí PRECIO

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Perdone que me entrometa, pero ¿valor y precio no son las dos caras de una misma moneda? Disculpe mi ignorancia, pero me da la sensación que cada vez sé menos, voy a volver a repasar mis resúmenes.

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Pues a mi me interesa su opinión sobre esa alta exposición a mineras (creo que superior al 65% de la cartera). Y por supuesto la de @agenjordi, @arturop, @DanGates y demás “expertos” (disculpen las comillas, pero dada mi aversión a los mismos, son un piropo a todos ustedes). Yo, como inversor en el Azvalor internacional, tengo ciertas inquietudes filosóficas que me causan cierta desazón.

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Sí, invierto en AzValor; pero el “nos” es porque ese discurso value entiendo que no va dirigido solo a sus actuales inversores sino también a público en general del cual extraer futuros inversores.
Y no me ha respondido a la pregunta de si a usted le parece atractivo.

Tema muy interesante. Todos tenemos claro lo que “en general” sí que entendíamos que entraba de lleno dentro del campo de acción del value; por ejemplo, una empresa industrial o una empresa de consumo. ¿Pero qué pasa con las empresas de Basic Materials (materias primas, mineras, etc etc)? Pues bueno tampoco hay que ser más papistas que el Papa. El problema sin embargo es el mensaje que se ha dado tradicionalmente; o al menos lo que me ha llegado a mi y a otros estos sí inversores confirmados de qué entraba dentro del campo value y qué no. Dejando de lado esta consideración sin embargo por un momento, así encararía yo el tema de una minera:

  • Si estamos pensando en que el repunte de precios de lo que está extrayendo la minera es lo que va a hacer incrementar los beneficios, diría que con alto grado de probabilidad esto no es value. El tema de los precios puede ser un catalizador pero no el valor en sí.

  • Si estamos pensando sin embargo en que la minera tiene un foso (jeje), pues tenemos que ser explícitos sobre cuál este foso. Puede ser por ejemplo:

  • ¿Tiene unos costes de extracción superbajos por la configuración de la mina o por su desarrollo tecnológico?
  • ¿Tiene capacidad de aguantar, usando la mina como almacén hasta que la demanda repunte? (aquí observemos el apalancamiento y el cash)
  • ¿Tiene estas reservas de la mina totalmente confirmadas?
  • ¿Tiene un equipo gestor que sabe de verdad de explotar minas y ha capeado demandas muy bajas anteriormente con un plan y no con la suerte de que la demanda repuntó antes de que se asfixiaron?
  • ¿Tiene la mina por ejemplo el mineral de la mejor calidad?
  • ¿Tiene la mina por lo que sea una ventaja en la distribución? Aquí se me ocurre el caso de las canteras que normalmente son un monopolio en su zona por los costes de transporte de los piedros
  • Muchas otras cosas que como no se de minas pues ahora mismo no se me ocurren

Entonces si la mina cumple estas condiciones y estamos en la parte baja del ciclo mientras ve cómo todas las demás van arruinándose, sí, yo creo que la mina puede ser una inversión value. Pero si es porque se prevé un aumento de la demanda, me parece que estamos jugando al timing de las materias primas.

He dicho.

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Gracias por su opinión. En ese caso hemos de dar a la gestora el beneficio de la duda y pensar que sus empresas tienen, todas ellas, un enorme foso. No tendría sentido que alguien que ha sido toda la vida value, de buenas a primeras, cambie su filosofía inversora, y mucho menos gestionando capital ajeno. Pero ya sabe aquello de confiar sí…, comprobar siempre.

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Y no es que no sea value, en mi opinión no es ni inversión, sino pura especulación.

Empezando porque pienso que prever que el repunte de precios incrementará los beneficios no es un análisis value sino macroeconómico.

Con lo que estos gestores citan al maestro Buffett y el poco caso que le hacen. ¿Acaso Buffett compraría mineras para su cartera? ¿Acaso no es Buffett el que limitaba su exposición a empresas commodities? ¿Acaso no es Buffett el que ha comentado varia veces que la macroeconomía le importa un pimiento para construir su cartera?

Cada día entiendo menos a los gestores value.

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